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La apuesta de Málaga por transformar La Rosaleda en un estadio de primera referencia internacional y en una nueva centralidad sigue avanzando, con un calendario que obliga a las Administraciones públicas responsables a acelerar los pasos. De hecho, conforme a las exigencias de la FIFA, el complejo que albergará parte de los partidos de la primera fase del Mundial 2030, tendrá que estar acabado y entregado a finales de 2028.

Así lo ha explicado este jueves el coordinador general de Infraestructuras del Ayuntamiento de Málaga, Juan Alba, en el marco de una ponencia sobre los grandes proyectos que tiene en marcha la ciudad y que ha tenido lugar en el Salón Inmobiliario del Mediterráneo, Simed 2024.

Conforme a los plazos apuntados por el directivo municipal, la previsión es que en lo que queda de ejercicio y en 2025 se den forma a todos los estudios y anteproyectos necesarios para poder impulsar la licitación de los trabajos. Las obras de la ampliación del estadio se desarrollarán en 2026, 2027 y 2028.

Debido a la enorme ambición de la operación ideada para La Rosaleda y a lo ajustado del calendario, la decisión final pasa por dividir la actuación en dos fases. La primera de ellas está directamente relacionada con la necesidad de responder a las exigencias de la FIFA para el evento mundial, incluyendo la ampliación del aforo a hasta 45.000 asientos.

A ello se suma la generación de espacio para palcos VIP y personalidades. Dentro de esta etapa inicial se abre la puerta a una urbanización que incluya la ocupación parcial del cauce del río Guadalmedina mediante un puente plaza.

La posibilidad de convertir las instalaciones de Martiricos en una nueva centralidad urbana queda para después del mundial. Una solución que permite aliviar el potencial esfuerzo inversor de una operación que se ha llegado a estimar en cerca de 300 millones de euros. Es en esta fase cuando cobra especial importancia la incorporación de socios privados interesados en participar en la explotación futura de la infraestructura.

Con el objetivo de medir el interés de potenciales inversores, el Ayuntamiento ya encargó a la consultora CBRE Richard Ellis un estudio de análisis. "Ese es el estudio que determinará si merece o no la pena invertir más en el estadio", ha expuesto Alba, quien apunta como detalles reseñables la posible creación de un césped deslizante (sería retirado hacia el exterior del campo bajo la grada norte), la creación de una cubierta, así como de usos comerciales, residenciales u hoteleros.

Para poder conocer al milímetro las condiciones del estadio, en los últimos meses se ha realizado un escaneado completo, con un millón de puntos. Alba ha informado de que la intención es que en los próximos días se afronten nuevos estudios de la estructura del estado, así como un geotécnico de la zona donde se levanta el campo y su entorno más directo.