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Si hay un río que ha dejado heridas profundas en la historia de Málaga ese es el Guadalmedina. Tantas como para que la ciudad haya tratado de encontrar una cura definitiva a sus males, que a lo largo de los siglos ha dejado miles de muertos como consecuencia de sus avenidas y desbordamientos.

Este miércoles, el aspecto que ofrece el cauce a su paso por la ciudad dista de la habitual estampa de sequedad, característica buena parte del año. El tremendo aguacero dejado por la DANA ha hecho que el río presente un aspecto descomunal y una lámina de agua que, en ciertos tramos, casi toca la parte alta de los muros laterales.

El nivel del caudal ha hecho que algunos incluso se hayan preguntado sobre la posibilidad de que supere sus barreras y acabe adentrándose en los barrios aledaños. El episodio actual otorga si cabe mayor importancia al continuo debate existente en relación con la posibilidad y/o necesidad de intervenir sobre el Guadalmedina, con el objeto de aprovechar su traza para uso ciudadano.

La historia del Guadalmedina está manchada de sangre. No en la etapa más reciente de la ciudad, en la que el encauzamiento ha logrado su objetivo de contener las aguas incluso en los episodios de mayores precipitaciones.

Episodios catastróficos

Sin embargo, no siempre fue así. Un repaso por la hemeroteca confirma la existencia de decenas de catástrofes. La primera gran anegación, según se cuenta, data de 1544. Muchos años más tarde, en 1597, las crónicas relatan otra gran avenida de agua.

"Con la furia de las aguas, encalló junto a la torre de dicho río una tortuga tan grande que, sobre su concha, se sentaban cómodamente cuatro hombres. Su cuello tenía una vara de largo; su cabeza, muy parecida a la de un limón real; sus pies, media vara de longitud", escriben los autores de la época.

La relación de desastres en aquellos años es continua. En 1624 una "gran avenida" provocó la muerte de 600 personas y de más de 300 cabezas de ganado perecieron. Apenas cuatro años después, otros "601 muertos, 1.800 cabezas de ganado desaparecidas y pérdidas de dos millones de reales". 

Vídeo del Guadalmedina en Málaga.

En 1907 se produce una de las grandes catástrofes sufridas como consecuencia de la crecida del río. En concreto, durante la noche del 23 al 24 de septiembre, "sin que hubiera caído una sola gota de agua en Málaga, una asoladora riada se precipitó sobre la ciudad".  

La fuerza de la riada fue tal que derribó el puente de la Aurora y obstruyó el de Santo Domingo, impidiendo su paso y haciendo crecer el nivel. El puente cedió y la avalancha de materiales obstruyó después el de Tetuán, que aguantó el embate, y el del ferrocarril, que no pudo resistir la presión de la avenida. 

La última gran riada que se recuerda data de 1989, cuando cayeron 150 litros por metro cuadrado, diez más que el 1978, cuando el Guadalmedina quedó al borde de sus muros, pero no llegó a desbordarse