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Una parcela situada junto al colegio Gamarra y que durante años ha sido utilizada como aparcamiento en precario por los vecinos de Bailén-Miraflores le va a costar al Ayuntamiento de Málaga la desorbitada cifra de 5 millones de euros después de que los tribunales incrementasen sustancialmente el valor del terreno.

Lo ocurrido con este suelo, localizado en el cruce de las calles Brújula y Rosalesa, es otro episodio de los numerosos casos de expropiación por Ministerio de Ley, en los que la propiedad de la finca, calificados generalmente como sistemas generales o locales, ha forzado al Consistorio a su compra por cantidades millonarias.

En el supuesto ahora analizado, la reclamación de la dueña de la parcela, la sociedad IADO, S. L, data de agosto de 2004. Cinco años más tarde, la empresa presentó hoja de aprecio particular, solicitando un justiprecio de 5.397.012,15 euros, incluido el 5% de premio de afección.

Una cuantía que distaba de lo que, a priori, planteaba el Consistorio, y de lo que estableció en julio de 2019 la Comisión Provincial de Valoraciones (la parte privada se dirigió a este órgano en septiembre de 2009), que fijó el precio a pagar en 1.398.725,04 euros. Una suma que fue aceptada por el Ayuntamiento casi un año después.

Sin embargo, los privados acudieron a los tribunales al estar en desacuerdo con la propuesta. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) elevó el precio final a 4.654.344,16 euros, fallo que fue posteriormente ratificado.

De esta suma, a finales de 2020 fueron abonados por parte de la Administración municipal 1.398.725,04 euros, restando por abonar 3.255.619,12 euros. Y ese es justamente el elemento sustancial del acuerdo que este jueves va a adoptar el Consejo de Administración de la Gerencia de Urbanismo, que tras quedar enterado de la sentencia definitiva de 15 de diciembre de 2022, acuerda el pago de esta cantidad, así como de otros 403.493,26 euros en concepto de intereses de demora.

La parcela se corresponde con un vial que se ha transformado en zona verde, tal y como preveía el Plan General de 1983. Desde hace años, este pequeño terreno se viene utilizando como zona de aparcamiento por parte de los vecinos, aunque de manera precaria. 

Incluso, ante la demanda de los residentes del entorno, la Sociedad Municipal de Aparcamientos (Smassa) impulsó un estudio para analizar la posible construcción de un parking soterrado. Sin embargo, la iniciativa quedó en aguas de borrajas dada la escasa dimensión del solar.