El Ayuntamiento de Málaga sigue haciendo los deberes que deben permitir pone en marcha la maquinaria para construir la Nueva Rosaleda. Con la vista puesta en el Mundial de Fútbol 2030, en el que la ciudad será una de las subsedes, el Consistorio acaba de activar la redacción de un estudio geotécnico sobre el estado y su entorno más inmediato.
De acuerdo con los detalles contenidos en el pliego de condiciones que rige este procedimiento, el adjudicatario tendrá que realizar la investigación de campo y ensayos, al tiempo que redactar un informe geotécnico de conclusiones y recomendaciones de cimentación. A esto se sumará la realización de ensayos para la determinación del estado de la estructura existente.
Las empresas interesadas tienen hasta el 29 de noviembre próximo para presentar sus ofertas. El presupuesto de licitación asciende a 108.782,43 euros (IVA incluido), siendo el plazo de elaboración del estudio de tres meses.
Este paso adelante es uno de los que ya estaban previstos en las últimas semanas. Y es clave dada la necesidad que tiene el Ayuntamiento y el resto de administraciones propietarias del campo (la Diputación provincial y la Junta de Andalucía) de despejar el camino para afrontar una obra de gran envergadura. Muestra de ello es que el presupuesto que ya se maneja supera los 200 millones de euros.
Los promotores públicos de esta operación se encuentran presionados por el calendario exigido por la FIFA, que reclama la terminación y entrega del estadio, adecuado a las demandas de aforo (45.000 espectadores) y restos de estancias a finales de 2028.
Conforme a los plazos planteados, la previsión es que en lo que queda de ejercicio y en 2025 se den forma a todos los estudios y anteproyectos necesarios para poder impulsar la licitación de los trabajos. Las obras de la ampliación del estadio se desarrollarán en 2026, 2027 y 2028.
Debido a la enorme ambición de la operación ideada para La Rosaleda y a lo ajustado del calendario, la decisión final pasa por dividir la actuación en dos fases. La primera está directamente relacionada con la necesidad de responder a las exigencias de la FIFA para el evento mundial, incluyendo la ampliación del aforo a hasta 45.000 asientos.
La posibilidad de convertir las instalaciones de Martiricos en una nueva centralidad urbana queda para después del mundial. Una solución que permite aliviar el potencial esfuerzo inversor de una operación que se ha llegado a estimar en cerca de 300 millones de euros. Es en esta fase cuando cobra especial importancia la incorporación de socios privados interesados en participar en la explotación futura de la infraestructura.