La cuenta atrás para la transformación de La Rosaleda queda oficialmente activada. Por delante, cuatro años en los que el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y la Diputación provincial, los tres propietarios del estadio del Málaga, deberán ser capaces de poner en marcha y culminar una obra que va a requerir una inversión de 230 millones de euros.
El pistoletazo de salida para este ambicioso proyecto se ha dado este miércoles 11 de diciembre, cuando la FIFA ha oficializado la candidatura de España, Portugal y Marruecos para organizar el Mundial de Fútbol 2030. Y, con ello, se da validez a la designación de la capital de la Costa del Sol como una de las veinte sedes del campeonato.
Un premio que, sin embargo, acarrea una responsabilidad extraordinaria. Por más que la ciudad ha sido protagonista de competiciones deportivas de máximo nivel, caso de las últimas finales de la Copa Davis o la Copa del Rey de Baloncesto, entre otros, la realidad es que nada alcanza la dimensión del Mundial de Fútbol.
A la espera de recoger los frutos previstos de este gran acontecimiento, en forma de impacto mediático y económico, Málaga se encuentra ante un reto mayúsculo: el de responder a las elevadas obligaciones fijadas por la FIFA. La principal: reconvertir La Rosaleda en un complejo deportivo de primer nivel.
Una de las primeras exigencias del organismo internacional pasa por ampliar su capacidad. En concreto, debe crecer un 33% en aforo, con 10.000 espectadores netos, y otros 5.000 para público VIP y dotación de prensa, pasando así de los 30.044 espectadores actuales a 45.000 de aforo bruto. La propuesta arquitectónica pasa por crecer grada sobre grada, obteniendo tres niveles de graderío.
Asimismo, se remarca la necesidad de que la cubierta sea completa para garantizar que todas las localidades están completamente cubiertas. También incorporará las salas necesarias para la prensa y TV, así como zonas de hospitalidad y aparcamiento.
Detalles del crecimiento
Desde el estudio Morph, responsable del diseño inicial, se razona que el crecimiento requerido obliga a incorporar una grada nueva sobre las gradas existentes Para que el Estadio pueda asumir el crecimiento requerido, es necesario incorporar una grada nueva sobre las gradas existentes. Hay muchas formas de diseñar este tipo de gradas, pero en cualquier caso se ha de cumplir las necesidades visuales, las circulaciones de accesos y evacuaciones, así como garantizar flujos y aforos.
Y todo ello debe estar finalizado y listo para ser revisado por los organizadores a finales de 2028. Es decir, casi año y medio antes de que tenga lugar el Mundial. Este es uno de los elementos clave en el futuro del proyecto, ya que fuerza a las administraciones promotoras a activar y formular todos los estudios y anteproyectos necesarios en 2025.
Una parte de este trabajo ya está en marcha, como la licitación del estudio geotécnico del estadio y de su entorno. También se maneja la idea de crear un puente-plaza sobre el río Guadalmedina para garantizar la adecuada evacuación del estadio.
Será en 2026 cuando, a más tardar, tendrán que licitarse las obras de ampliación, que toman como base el actual campo. De hecho, la previsión es que se pueda aprovechar la mayor parte de las actuales instalaciones. La ejecución material se desarrollará durante 2026, 2027 y 2028.
Para poder avanzar en el camino ya trazado, el Ayuntamiento ya dispone de una reserva inicial de 4 millones de euros en su presupuesto de 2025, a los que sumar otros 10 millones de la Junta. En la esfera municipal, los presupuestos cuatrianuales de la Gerencia de Urbanismo fijan 21 millones de euros más a repartir a partes iguales en 2026, 2027 y 2028.
Todo ello forma parte de la primera fase de la operación ideada para La Rosaleda. Con la misma se cumplirán los requisitos necesarios para ser sede del Mundial. Pero la aspiración de Málaga es mayor, ya que la ciudad quiere que, superado el evento, el estadio se convierta en un centro polivalente capaz de generar una nueva centralidad urbana.
Con este objetivo, el Ayuntamiento adjudicó meses atrás a la consultora CBRE Richard Ellis un estudio de análisis para determinar si merece o no la pena invertir más en el estadio, incluyendo un césped deslizante (sería retirado hacia el exterior del campo bajo la grada norte), la creación de una cubierta, así como de usos comerciales, residenciales u hoteleros.