La influencia (y los disparos) del narcotráfico sueco en Marbella
El 10 de febrero dos narcotraficantes fueron atacados en Nueva Andalucía y ha habido tres detenidos.
23 marzo, 2024 05:00Noticias relacionadas
La noche del 10 de febrero, dos narcotraficantes suecos fueron atacados a tiros mientras caminaban por la calle Yedra de Marbella, en la urbanización Nueva Andalucía. Uno de ellos resultó herido de bala y fue atendido en el Hospital Costa del Sol; los disparos le alcanzaron en el brazo y en una pierna.
Supuestamente, un sicario, compatriota de estos dos narcotraficantes, se apeó de un vehículo y disparó contra ellos mientras intentaron huir corriendo como pudieron. Previamente, este individuo había volado expresamente a Málaga desde Suecia para cometer el crimen. Porque también existen sicarios nómadas que se están adaptando a los nuevos tiempos.
En Suecia estos incidentes son ahora habituales, aunque en este año han ocurrido menos tiroteos que en 2023. Tiene sentido, ya que sus principales narcotraficantes se han dispersado por el mundo al no sentirse seguros en su país. Y parece ser, según las pruebas, que en otros países tampoco lo están. En la Costa del Sol hemos sido testigo de estas andanzas, y ahora mismo conviven con nosotros varios de estos individuos. Desde 2018, hemos sido testigos de sus cualidades. En 2023, se registraron 363 tiroteos en Suecia y 53 personas fueron asesinadas por disparos. Por ello varios capos del narcotráfico de Suecia han decidido poner distancia con su país: Alemania, España, Emiratos Árabes Unidos, Irak o Turquía han sido destinos elegidos.
Por el intento de doble homicidio del 10 de febrero, se ha detenido a 3 personas: dos en Alhaurín el Grande y Marbella, y al tirador en Suecia. La principal víctima del atentado del 10 de febrero en Marbella pertenece a una organización criminal del sur de Estocolmo, que opera entre Bredäng y Sätra con vínculos con la banda motera los Bandidos. Esos dos municipios han experimentado en las últimas fechas la violencia más extrema del crimen organizado; el 7 de marzo fue ejecutado a tiros un narcotraficante de 25 años en Bredäng.
El conflicto que ha resurgido en Marbella no es el principal que se está librando en Suecia. Este mes han atentado con bombas contra varios bloques de viviendas en Farsta, Fagersjö y Lidingö, lo que ha provocado 19 heridos. Y decenas de vecinos han tenido que hospedarse durante unos días fuera de su casa mientras se estudiaban los daños en los edificios.
Por el atentado de Farsta se detuvo a un niño de 14 años; esa es la gravedad de la situación. Todo esto surge del grupo criminal Foxtrot, una mafia de orígenes kurdo-iraquíes que opera en Estocolmo y que con el paso de los años se ha fragmentado. Las vendettas no pararán, ya que entre tantos asesinatos, se cruzó una línea que nadie perdona, y menos un delincuente. El 6 de septiembre de 2023 fue asesinada a tiros en Uppsala (Suecia) la madre del capo Ismael Abdo. Antes de comenzar esta lucha por el tráfico de drogas, él era la mano derecha de Rawa Majid. A raíz de la enemistad entre Majid y Abdo, otros grupos criminales poderosos en Suecia han entrado en esta guerra por la venta de drogas en las calles, llevándola a otras fronteras.
En octubre fue asesinado en Sarajevo (Bosnia) el narcotraficante sueco Harris Österdahl, supuestamente por el sicario de Malmö (Suecia), Abdel-Majid El-Oweiti. Esta víctima había sido detenida el mes anterior en Turquía durante una reunión de su organización criminal, lo que provocó un tiroteo con 6 narcotraficantes suecos detenidos posteriormente. Turquía es clave para estos grupos criminales suecos, ya que han buscado refugio allí e invertido dinero. Esta misma semana, el sueco con nacionalidad turca Mazlum Ayrancı también fue asesinado a tiros en una cafetería de un barrio de Estambul; él estaba en el bando contrario a Majid.
Es previsible que no sean las últimas noticias que lean sobre estas mafias suecas vinculadas a Marbella, especialmente cuando hay mucho dinero en juego y muchas personas nerviosas. Todo porque muchos de estos criminales han cruzado límites que hasta entre enemigos del crimen organizado se cuidan de traspasar. No sólo tienen en juego el dinero, también el honor de sus familias.