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El atroz crimen machista de Natalia enmudeció a la provincia de Málaga y a casi todo el territorio nacional en enero de 2023. Su cadáver fue hallado el día 8 sin cabeza ni manos flotando en la playa de las Cañas de Marbella. También presentaba una profunda raja en el abdomen. Su ex, Leonel Herrera, con el que estuvo saliendo siete meses, confesó días después que fue él quien la mató y la lanzó al mar, unas acciones con las que ha destrozado, además, la vida de los dos hijos de esta, que se encuentran en Colombia, de donde ella era natural.

Natalia tenía 46 años y llegó a España en busca de trabajo. Era auxiliar de enfermería, pero se ganaba la vida cuidando a personas mayores para lograr un futuro mejor para sus hijos: Víctor, que en la actualidad tiene 27 años, y su hermano, Sebastián, de 22. Su objetivo era poder costear sus estudios y disfrutar, como cualquier madre orgullosa, de ambos el día de su graduación. Pero no pudo.

Víctor llegó a sacarse su título en Administración de Empresas, pero su madre no pudo verle con la toga puesta. Sin embargo, su hermano Sebastián no ha podido terminar sus estudios. Tuvo que dejar la universidad ante la imposibilidad de costear las tasas. Natalia era el sustento emocional y económico de ambos. "Era nuestro pilar", cuenta Víctor a EL ESPAÑOL de Málaga.

Piden 25 años de cárcel

Este miércoles comenzó el juicio sobre este asesinato en la Ciudad de la Justicia de Málaga. La Fiscalía pide 25 años para Leonel Herrera por un delito de asesinato --con el agravante de discriminación hacia el sexo femenino-- y otros nueve meses de cárcel por quebrantamiento de condena, porque hay que recordar que el día del crimen se saltó la orden de alejamiento que tenía sobre Natalia tras denunciarle ella por malos tratos.

Además, la Fiscalía insta a que indemnice a los dos hijos de la víctima en la cantidad de 52.207,51 euros, a uno de los hermanos con 15.662,25 euros y a otro con 20.883 euros. El acusado ha confirmado durante la primera jornada del juicio que asfixió a Natalia y que luego le cortó la cabeza y las manos con un cúter que portaba en ese momento, pero ha asegurado que "fue sin premeditación". También ha reconocido que le hizo un gran corte en el abdomen.

"Yo no planeé acabar con su vida, fue algo momentáneo, en ese momento, no lo tenía previsto", ha incidido el acusado, quien a preguntas de los miembros del jurado ha dicho que el cúter lo llevaba porque para él no es un arma, sino una herramienta de trabajo, ya que es instalador de pladur.

A preguntas de su defensa ha asegurado que fue "un impulso" y que sucedió "sin tener conciencia de lo que estaba haciendo", además de incidir en que después de lo ocurrido se arrepintió; "sentí que no debía haber pasado, pero había pasado". "Mi arrepentimiento es total", ha reiterado el acusado, quién ha dicho que era "un ciudadano muy corriente", y que aún le cuesta entender lo que hizo aquel día. 

Vídeo de la Policía Nacional con la reconstrucción del crimen de la mujer decapitada en Marbella

"Se ha perdido a su nieta"

Por su parte, Víctor ha contado ante este periódico que el paso de los meses hace que aumente la ausencia de su madre y que espera "de todo corazón" que el juicio salga "lo mejor posible" para ellos, "las víctimas que sufrimos la pérdida de nuestra madre".

Le duele especialmente que Natalia no pudo conocer en persona a su nieta, pues sabe que a ella le haría muchísima ilusión. "Ella era nuestro pilar, nos apoyaba en todo, tampoco ha podido darle la universidad a mi hermano. Es muy doloroso que no esté aquí para compartir un día más con ella", ha declarado Víctor.

Su hija nació antes de que Natalia falleciera y solo pudo verla por "videollamada". "A cada rato me decía que se moría de ganas por conocerla. Lo más triste y bonito a la vez es que mi hija se parece mucho a ella, es muy linda mi hija", dice, algo emocionado.

"Lo de que niegue la premeditación me parece el colmo del descaro. Se nota a leguas que fue planeado de una manera perversa y calculadora. Ahora quiere tratar de buscar reducciones cambiando todo, cuando él mismo lo aceptó. Dios quiera que no salga ninguna injusticia", ha dicho.

"Queremos una condena ejemplar"

La portavoz de la familia, Stéphanie Vásquez, ha manifestado ante los medios de comunicación que quieren "una condena ejemplar" y no cruzarse con Leonel por la calle en 10 años, "que ya sabemos lo que suele ocurrir en España".

No se creen que no fuera premeditado, dicen, por la frialdad con la que lleva actuando desde el principio, incluso durante la reconstrucción de los hechos. "Nosotros creemos que no es la primera vez que hace algo parecido. ¿A plena luz del día, con un cúter, recogiéndola en la puerta de una iglesia? La engañó con la excusa de devolverle un dinero que le debía él a ella", ha manifestado.

Cronología del caso

La tarde del domingo 8 de enero un fuerte temporal se levantó en la costa malagueña. La propia Aemet activó la alerta amarilla por fenómenos costeros. Al filo de las cinco de la tarde, unos ciudadanos que estaban en el restaurante Club 200 de la Playa de las Cañas de Marbella decidieron llamar al 061 alertando de que alguien se estaba ahogando en el mar. Las olas fueron empujaron a esa supuesta persona y, conforme se acercaba a la orilla, comprobaron que se trataba de un cadáver mutilado. No tenía ni cabeza ni manos y presentaba una raja de un lado al otro del abdomen, lo que les llevó a pensar que pudiese tratarse de una 'mula'. Al producirse el hallazgo dentro del mar, la Guardia Civil se trasladó a la zona para iniciar la investigación.

Algunos testigos grabaron el macabro hallazgo y llegaron a compartir la pieza en redes sociales sin saber hasta dónde podría llegar. El vídeo acabó en el teléfono móvil de un hombre que había perdido la pista a su hermana, víctima de violencia de género. Al ver el cadáver, acudió a la Comisaría convencido de que se trataba de ella por su fisionomía; quedaba esperar a las pruebas de ADN. En el documento de la denuncia, este hombre expone que Natalia había recibido amenazas días atrás por parte de su expareja sentimental, que habría quebrantado las medidas cautelares que la autoridad judicial había dictado con anterioridad -los 16 meses de prohibición de comunicación y aproximación-.

La madrugada del día 9 de enero, la Policía Nacional se unió a la investigación ante la hipótesis de crimen machista y estableció un dispositivo tendente a localizar a Leonel, el exnovio de Natalia y principal sospechoso de su desaparición. Tras recabar información, los agentes detuvieron a primera hora de la mañana al hombre por su presunta implicación en los hechos, pero inicialmente solo por un delito de quebrantamiento de condena. No había pruebas suficientes de que el cadáver hallado en el mar fuera el de Natalia (ya se estaban cotejando las pruebas de ADN).

Pese a ello, durante la misma jornada, los agentes efectuaron sendos registros domiciliarios en Marbella, uno en la casa del sospechoso y otro en la vivienda de la mujer, interviniéndose diversos efectos de interés para la investigación, como una radial. En este sentido, los agentes recabaron diferentes pruebas testificales que situaban a la víctima y a su expareja en un mismo punto de Marbella en las últimas horas.

Durante un interrogatorio, Leonel confesó que había asesinado a Natalia. También explicó que pidió a un amigo que le recogiera en una furgoneta que había alquilado para hacer un trabajo juntos. Cuando se vieron, le pidió que le llevara a una iglesia donde Natalia iba todos los domingos en Marbella. Acababan de romper la relación, pero él la convenció, al parecer, con la excusa de devolverle un dinero que le debía. Le pidió ir a un lugar más íntimo y su amigo les condujo hasta la playa Real de Zaragoza. 

Al parecer, su amigo se marchó y allí ambos tuvieron relaciones sexuales entre las dunas. Tras ello, el hombre agarró por el cuello a la mujer y la asfixió hasta provocar su fallecimiento. Después le cortó la cabeza y las dos manos con un cúter, con el que también rajó su abdomen. Lanzó todo al mar.

Tras ver que se trataba de Natalia gracias a las pruebas de ADN y tras la confesión tan clara de Leonel, el juez declaró prisión provisional comunicada y sin fianza para el autor confeso de los hechos. El 17 de enero se localizaron las dos manos de la mujer, pero nunca se llegó a hallar su cráneo.