Durante esta semana, Málaga ha estado muy presente en el Foro Económico Español que han organizado EL ESPAÑOL e Invertia en Ceuta. No es casualidad, obvio. La ciudad, y cada vez más la provincia, se está convirtiendo en un auténtico hub o un router económico para la región.
Si algo tenemos en Málaga es que la generación actual tiene muy claro de dónde venimos. Nos acordamos de cómo era El Bulto, o de que el paseo marítimo donde muchos de los nuestros viven antes era un carril de chabolas. Es decir, que -turismo incluido- todos los que conocemos la ciudad la hemos visto crecer.
Eso es importante, porque impregna a la ciudad de un ánimo de cooperación, en general. Siempre hay sectores -o señores- más enfocados a pisotear o maltratar a los nuevos que a buscar que la ciudad genere más riqueza para todos. Estos son pocos, por suerte.
Destacan, eso sí, las personas que aportan, que suman, que buscan crecer como ciudad y como eje de innovación. Y ahí es donde está lo bueno: en esparcir lo bueno, compartir los recursos y, sobre todo, buscar en el entorno aquellas oportunidades que generen sinergias para crecer.
Y ahí es donde Málaga tiene que diferenciarse de los demás. Repartir juego y reconocer qué hace falta. Por eso, la clave en Málaga no está sólo en posicionarse, como está haciendo bien, como eje del emprendimiento en innovación y digitalización, sino en sumar voluntades y zonas que ayuden a multiplicar su impacto.
El Puerto Seco de Antequera es un claro ejemplo de ello. Pero también Ceuta, un lugar con grandes posibilidades por sus beneficios fiscales y que se conecta en apenas media hora por helicóptero o barco. Ceuta es la gran desconocida sobre la que Málaga puede ampliar su futuro liderazgo mediterráneo.