Parece que se confirman
los augurios más siniestros:
Unicaja en su deriva
cesó a su técnico griego
que encarnaba una tragedia
que hasta los despachos sube,
en la cancha desespera
y en el cielo pone nubes
más feas que “tó” las cosas
a Málaga en baloncesto.
¿Sacarán tarjeta roja
al árbitro López Nieto?
Y aterrizó Ibon Navarro
al final de la semana.
Buena suerte, vitoriano.
Que en la cancha pongas ganas,
que en el fragor de esta guerra
te deseamos lo mejor.
Que tu suerte ya es la nuestra,
pero entra en los play-off
o verás la que te espera.
Reconozco que es gracioso
que Netflix ruede una serie
a la verita del Soho
y “La chica de la nieve”
le haya puesto un guionista
que malagueño no es.
De esquí no tenemos pistas.
De sol, sí, vamos muy bien,
aunque va siendo una urgencia
que llueva fuerte y seguido
lo menos semana y media.
Que luego diera un respiro
y otra semana después
para volver a ver llenas
las balsas de la Viñuela.
Por Dios, que vuelva a llover,
porque las obras que llevan
quince años haciendo falta,
como otras, como tantas,
ni están ni se les esperan.
Y un ilustre malagueño
a las portadas subió
porque una elección perdió.
La federación de remo
decidió que era prudente
el quedarse como estaba
y no nombrar presidente
a aquél que en Tuiter llamaba
tanto al jefe del gobierno
como al de la oposición
“hijos de las cuatro letras”.
Las injurias, al infierno,
si no se pide perdón
te encaminan de cabeza.
No voy a pensar ni quiero
en el tono que empleara
para hablar de Pablo y Pedro
con el codo en una barra.
Pido calma, señorías,
y no mentarnos la madre,
no vaya ser que se escape
una hostia cualquier día
y la culpa sea de nadie.