Volvemos a lo mismo: Málaga está de moda. A Málaga están llegando multinacionales y no tan multinacionales a hacer dinero. Si vienen aquí a generar negocio es porque hay dinero, claro. No es una cosa de chuparse el dedo y ver por dónde viene el viento. Google, Vodafone, Costco... no tiran triples desde el centro del campo. Más bien son reservones con bandejitas contra tablero.
Málaga es hoy la provincia de las oportunidades, esto es indiscutible: lo vemos, lo notamos, hay ambiente de alegría. Además de lo tecno y las Startups, sentimos un ecosistema creciente: educación, arte, gastronomía. Parece que todos los sectores a la vez se están desperezando para convertir a la antaño inculta y tabernera ciudad en un faro que alumbre un futuro sobre tres pilares: cultura, tecnología y turismo.
Pero, ¿qué pasa, Málaga sólo puede generar oportunidades para los demás? Parece que la ciudad y la provincia se han tomado en serio su nuevo papel y se ha puesto en marcha para situarse en el mapa tanto como sea posible.
Sobre la aventura de la Copa América de Vela es cuestión de días conocer el futuro. A la vista de los informes de retorno de ciudades como Valencia o Hamilton, que vivieron sus torneos en normalidad, a cualquier malagueño se le deben hacer los ojos chiribitas viendo cómo puede rentabilizarse este evento.
La de la Copa América de Vela es una oportunidad que Málaga ha creado para sí y que aparentemente va a tener que pelear para imponerse al final de la carrera a otros destinos europeos. La cuestión es que ahí está, dando que hablar.
Pero, sin duda, el evento por el que más está peleando la ciudad para situarse en el mapa del mundo moderno es su Expo27. Es sencillo, si desde aquí no se genera una ola de alegría y optimismo, nadie lo hará. Trabajar en este tipo de opciones de futuro no es una opción, es una obligación.