Perdió España pero sigue ganando Málaga. Y sí: a todos nos habría gustado brindar junto a esa ensaladera (el famoso y pesado trofeo del tenis mundial), contando que vimos a la armada española alzar el título en nuestra ciudad… pero para ésta, el triunfo es organizar y dejarse ver, de nuevo, como ese punto referente a nivel internacional, donde todo es posible y donde todos quieren hacerlo posible.
Da igual el tipo de evento del que hablemos, porque Málaga ya ha demostrado estar a la altura. Era la Davis de este año; pero será la Solheim en unos meses, el Festival de Cine en una nueva edición… lo que sea. La ciudad que vio nacer a Picasso ha sabido recuperar eso: su arte, su encanto, su empaque… y ha sacado a relucir sus verdaderos potenciales que, en el siglo XXI hablan de modernidad, de capacidad, de profesionalidad… de condiciones, por tanto, perfectas, para que ahora haya sido la Davis, pero mañana pueda ser, sencillamente, lo que quiera ser.
Para esta ciudad a la que tanto defecto sacamos pero de la que sabemos hay mucho más bueno que malo… para esta ciudad de nuevos rascacielos, de atractivo internacional para empresas de todo ámbito… para esta ciudad, les digo, la Davis no es sino esa Copa de la consolidación, que reza el título de esta columna, y que no quiere sino recordar que nada es casualidad en una capital dinámica como ninguna otra, que en los últimos quince años ha volado cuando otras caminaban.
Perdió España (en tenis, porque en fútbol lo del debut del Mundial fue más que una exibición) pero Málaga sigue ganando. Tal vez con menos entusiasmo que si fuese nuestro equipo el que alzase el trofeo, pero igualmente convencida la ciudad de que lo de la Davis es una nueva victoria. Consolidada en el plano turístico; marcada ya con subrayados por parte de quienes organizan eventos y congresos por medio mundo; con la cultura por bandera y dando cuenta de que unos Goya o el mejor de los musicales pueden (y deben) tocar piel malagueña… el deporte no es excepción y la capital ya demuestra esta semana que sabe y que borda organizar eventos de la talla de un mundial de tenis, que es lo qe viene a suponer una Copa Davis. Carpena ‘customizado’ y reconvertido, por tanto, en una auténtico teatro de luces y sonido para el deporte de la raqueta.
PD: Se apaga esta columna por un tiempo. Una pausa en el camino, para explorar nuevas rutas, sin perder el norte. En el mapa, ese norte siempre cae arriba; en la vida, ese norte cae abajo, allá por el sur de Andalucía. Le pusieron nombre los fenicios. Le llamaron Málaga.