La tribuna de Julio Diéguez.

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Conociendo a la empresa familiar

¿Somos una empresa familiar, no?

30 noviembre, 2022 05:00

Toda empresa surge de la idea de un emprendedor que ve una oportunidad en el mercado y se atreve a cubrirla con un determinado producto-servicio. Para ello, crea una empresa de negocio. Paralelamente, muchos de los emprendedores crean otra empresa, que es siempre mucho más valiosa, su familia. Al cabo de 25-30 años, el emprendedor-fundador que haya sobrevivido a los avatares de la economía y continúe exitosamente con su negocio, puede haber hecho partícipe a su familia de la empresa, haciendo que algunos miembros de la familia (pareja, hijos, etc.) consideren a la empresa como un verdadero proyecto vital común. Sin embargo, también puede ocurrir, que la familia no haya participado en absoluto del proyecto empresarial. En el primer caso, estaremos ante una empresa familiar, porque la familia influye en la empresa; en el segundo, estaremos ante una empresa no familiar.

A veces se tiende a identificar empresa familiar con PYME. Sin embargo, ni toda PYME es empresa familiar, ni toda empresa grande es necesariamente no familiar. El tamaño de la empresa, tanto de la empresa familiar como de la empresa no familiar, vendrá determinado por la habilidad y la voluntad de la propiedad y el gobierno de la empresa para acceder a fuentes de financiación, implementar estrategias de crecimiento (innovación, internacionalización, etc.) o asumir riesgos, entre otros aspectos a tener en cuenta.

Tampoco se puede identificar empresa no familiar con empresa cotizada y empresa familiar con empresa no cotizada. Entre las empresas familiares nos podemos encontrar empresas grandes, por ejemplo, Acciona -familia Entrecanales-, que cotiza en Bolsa, pero también empresas de “toda la vida”, que siguen teniendo una dimensión parecida a sus comienzos y que están insertadas en nuestro entorno malagueño más cercano -por ejemplo, El Viejo Pavone, familia Moyano Lucena-. Por tanto, no es ni el menor tamaño ni la no cotización en un mercado de valores lo que califica a una empresa como familiar, sino más bien la influencia que ejerce la familia sobre la empresa: sus objetivos, valores, competencias y sesgos específicos.

La Unión Europea recomienda la siguiente definición de empresa familiar: la mayoría de los derechos de voto está en posesión de la persona o personas físicas que crearon la empresa, o que haya(n) adquirido su capital social, o en posesión de sus cónyuges, padres, hijos o herederos directos de éstos; la mayoría de los derechos de voto puede ser directa o indirecta; al menos un miembro de la familia o la parentela se dedica a la dirección o administración de la empresa; las empresas cotizadas se ajustarán a la definición de «empresa familiar» si la persona que creó o adquirió la empresa (capital social) o sus familiares o sus descendientes poseen más del 25 % de los derechos de voto en razón de su participación en el capital social. Sin embargo, la propia Unión Europea considera esta definición demasiado amplia, y afirma que lo que realmente hace a una empresa familiar diferente es su deseo de mantenerla de generación en generación. Muchos de nosotros conocemos empresas cuya propiedad y gestión recae actualmente en miembros de la familia, pero en las que los descendientes no están dispuestos a continuar con el legado familiar. El enfoque transgeneracional es tan crucial, que justifica que estas empresas no debieran ser calificadas como familiares.

No obstante, la academia viene advirtiendo qué si hay diferencias entre empresas familiares y no familiares, más discrepancias hay dentro del grupo de las empresas familiares; existe una gran heterogeneidad entre las empresas familiares que no podemos pasar por alto. Entre las empresas familiares hay PYMEs pero también grandes, hay cotizadas y no cotizadas, empresas individuales y grupos de empresas, y además, están en una gran variedad de sectores. Asimismo, algunas familias ejercen el control a través de la propiedad y la implicación en el Consejo de Administración, mientras otras también participan en el Equipo de Dirección; en algunas el fundador aún ejerce una influencia notable, mientras que en otras hay varias generaciones involucradas.

Las empresas familiares no sólo son diferentes entre sí dependiendo de la forma en la que ejercen su influencia a través del gobierno de la empresa, sino que son heterogéneas en la importancia que le dan a sus objetivos financieros y no financieros (socioemocionales), o también en términos de recursos y capacidades. En definitiva, al igual que no hay dos familias iguales, tampoco hay dos empresas familiares exactamente idénticas. A pesar de la diversidad entre las empresas familiares, hay algo en común a todas ellas, el que una familia las controla, con la intención-visión de mantenerla a lo largo de las generaciones. No obstante, algunos creen que la calificación de una empresa como familiar, no sólo depende de un criterio objetivo de influencia familiar en el gobierno, sino también de la relevancia de la autopercepción como tal. Empresa + Familia = Bienestar social.

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