Lo primero que me impactó era mi incapacidad para distinguir los gestores públicos de los trabajadores, los directivos y los empresarios. Costaba saber cuándo aquel grupo de mujeres y hombres estaban trabajando para sí mismos, para sus empresas o para su comunidad. Cuando les pregunté, aquella chica rapada, con un gran tatuaje con motivos orientalizantes que le asomaba por la espalda y le cubría toda la nuca, me miró atónita. "¿Acaso importa? ¿No es, en definitiva, lo mismo? ¿Cómo era en tu tierra?"
El lugar era muy seco, de clima parecido al Mediterráneo, pero el calentamiento global, lo había extremado. Me sorprendió que todos usaban los espacios exteriores del Parque. Había a la entrada una especie de mercado de proximidad. Vendían pasas, uvas, limones, mermeladas de cítricos, jabones de lavanda, almendras, higos, miel y queso del propio Parque. La plaza al fondo y el entorno del lago era un ágora, un lugar de encuentro. Los jubilados se doblaban con los brazos estirados a un lado y a otro en ejercicios de armonía y elasticidad con un monitor bajo una pérgola, altísima de paneles fotovoltaicos que, convenientemente separados, dejaban pasar una fracción de aquel sol de justicia.
Sobre la plaza mayor, que tenía una “business school” al fondo, había una especie de embudo con la parte estrecha hacia arriba que generaba sombra y una leve brisa por el efecto chimenea. Dentro tenía unas aspas de un aerogenerador que se conectaba sólo si había exceso de viento arriba para producir electricidad y mantener la brisa en la plaza constante, casi imperceptible pero que te mantenía fresco a pesar de los 34º a la sombra. Toda la cubierta expuesta al solo estaba alicatada de teselas fotovoltaicas.
Me recordó a mi viaje a Irán hace años a los yakhchals, edificios diseñados para almacenar y conservar el hielo en las regiones desérticas, donde las temperaturas pueden ser extremadamente altas. Bicicletas, caminantes, un minibús autónomo eléctrico, motos eléctricas iban y venían. Los estudiantes de la Universidad, conectados directamente desde sus escuelas de ingeniería, iban y venían de hacer sus grados duales en las empresas. Había una delegación de la Oficina Europea de Patentes, que yo solo había visto en Múnich y, aquí como en Baviera, estaba enfrente del museo de la Ciencia y la Tecnología, en el que pululaban chicos de los institutos de toda la provincia. Era el primer Museo que enseñaba virus digitales, troyanos, agujeros de seguridad, suplantaciones de identidad, y modelos de redes neuronales entrenadas como GPT3 para hablar con enfermos de Alzheimer y recordarles cosas de su vida basadas en la huella digital que dejamos en las RRSS, en los pagos electrónicos, en sus contactos, en los registros públicos y privados, en lo metadatos de las fotos que hicimos durante toda una vida….
-¿Y las personas mayores que hay en la plaza haciendo ejercicio? – Me acordé de los mayores y el deterioro cognitivo de la edad.
-La población cada vez estaba más envejecida, muchos trabajadores no podían desempeñar su trabajo porque tenían que cuidar a sus mayores o pagar carísimas residencias. Desarrollamos colaboraciones para que la Inteligencia Artificial fuera una muleta cognitiva y lo que sabe la red de nosotros nos ayudara en las pérdidas de memoria. Hicimos un centro de día que permitía a los trabajadores traerse a sus mayores, que estaban mejorando física y cognitivamente gracias a la tecnología. Empleamos a perfiles del tercer sector. Ahorramos muchos recursos al sistema sociosanitario y la gente era más productiva y feliz. Las personas mayores son la mayoría en nuestra sociedad. En el Parque hay niños, jóvenes y mayores.
-¿No tenéis césped? - Cambié de tema- En mi tierra no hay Parque que se precie que no tenga mucho césped y riego. - Pregunté a la directora del Parque.
–¿Riego? ¿Vuestras aguas grises y pluviales os dan para riego? Nosotros depuramos el 100% de las aguas grises y recogemos los excesos de pluviales, en grandes depósitos subterráneos. Cada año las precipitaciones han sido menores y, cuando suceden, lo hacen de manera muy intensa, torrencial. Ya no nos llueve durante varios días en primavera y verano, solo tormentas, danas, grandes precipitaciones en tiempos cortos. Tuvimos que adaptarnos para que nuestra infraestructura no se inundase, nuestros suelos no estuvieran desnudos para evitar los lodos y la pérdida de suelo fértil y, además, para evitar grandes aluviones, las zonas asfaltadas son mínimas, en la mayoría de la superficie hay vegetación autóctona. - Aquella mujer madura, con el atractivo que le daba su extraordinaria inteligencia y su tono sereno y su condescendencia con mi ignorancia, me miraba como si yo tuviera un hueso en la nariz y una lanza.
-Aquí no tenéis parcelas para nuevas empresas, por lo que veo.- Comenté mirando al inmenso parque que parecía una dehesa con zarzas en los cauces, retamas, romero, espliego, tomillos, aliagas, algunos alcornoques, algarrobos, chumberas en las lindes y vallas, alguna higuera inmensa, parras altas y setos de vid, almendros que en febrero ofrecían una suerte de “sakura”, la floración de los cerezos en Kioto. De hecho, el lago artificial, que estaba unido con la finca de la sede del Parque, una especie de antiguo Cortijo estaba bordeado de almendros a un lado, una suerte de camino de los filósofos, como en el casco antiguo de Kioto, mientras el agua reciclada del arroyo artificial que corre bajo los mismos pululaba con gallipatos, cangrejos, barbos, alguna boga, galápagos leprosos, y ranas. En la otra orilla, cítricos, limoneros y naranjos que dejan caer sus flores sobre los remansos en los que patinan los zapateros. En cada árbol había una cajita de madera hecha a mano en el colegio con el nombre del niño o niños que la hicieron y pintaron. Pajarillos de todo tipo entraban y salían de las cajas. De las barrancas del desmonte del terreno, de las que colgaban romeros rastreros y diente de león, salían y entraban los abejarucos de colores intensos. Las flores de los cítricos les daban el turno a los almendros y luego a las aromáticas, la lavanda y el romero, llenos de abejas y mariposas de colores. Arriba, bajo una enorme antena de comunicaciones, había un espacio con dos docenas de colmenas. Me parecía que no podía ser, colmenas en un Parque Tecnológico, cajas para murciélagos, pájaros, insectos… Las golondrinas volaban rasantes sobre el estanque para coger agua para amasar el barro de sus nidos y el cielo estaba lleno de vencejos. Eso no era un Parque Tecnológico. No podía ser.
-Todo lo que ves dentro de los setos de zarza, chumbera, en la zona más seca o de endrinos y boj en la zona norte, un poco más umbría y fresca, está en venta o alquiler. Las zonas con datileras, cactus y palmitos son zona pública - Contestó sin pestañear.
-Pero si parece un jardín, parece campo. En mi tierra los solares se desbrozan y quedan pelados antes de su venta.
-Nuestra ciudad trabajó muy duro para, sin ser capital de Comunidad Autónoma, ganar una Expo. Hace años en 2027 se celebró aquí con el lema de la Sostenibilidad Urbana. Eso cambió muchas cosas. Había que ser coherentes y liderar con el ejemplo. No podía ser una excusa para un simple desarrollo inmobiliario. Tenía que ser transformadora.
-Ya, gracias. Pero sigo sin entender por qué los solares no son descampados. -No me quería quedar con la duda.
-El suelo pelado no captura CO2, no produce biodiversidad, seca los acuíferos por la mayor exposición a la radiación solar, no hay fotosíntesis y produce lodos en las lluvias torrenciales. ¿No lo sabéis en vuestra tierra? - Me preguntó inquisitiva- Verás que no caminarás por ningún espacio público que no esté produciendo o fotosíntesis, fijando CO2, o fotoelectricidad, los edificios tienen cubiertas sus fachadas sur y sus tejados, las fachadas este y oeste son jardines verticales que les aíslan, las calles y plazas están cubiertos o por vegetación, o por paneles fotovoltaicos. Las aceras y caminos peatonales y carriles bici están emparrados con moscatel. En septiembre, los de Botani, un vino blanco moscatel excelente, vendimian la uva y talan las parras. Con esto bajamos la temperatura, protegemos el suelo, producimos energía para las empresas y la comunidad. -Se había molestado por mi ignorancia y se estaba explayando- Nuestro parque tiene huella Carbono 0 en scope 1 y 2. Tenemos 500.000 metros cuadrados de Parque, la radiación solar aquí es de aproximadamente 2.200 kWh/m2 al año, lo que equivale a unos 3MWh al día. El perímetro del Parque son 31 kilómetros y está marcado por torres de micro generación eólica. Cada una es pequeña, de solo 15Kw, pero hay 200, una cada 150 metros con lo que podemos producir 3MWh adicionales cuando hay viento. La velocidad media anual del viento para el aprovechamiento de energía eólica aquí es de aproximadamente 6,5 m/s (metros por segundo). Esta velocidad es buena para el aprovechamiento de la energía eólica, al ser superior a los 4 m/s.
Tal como íbamos caminando por el Parque me iba sintiendo pequeñito y avergonzado de nuestra forma de hacer las cosas en casa. Esta mujer era una enciclopedia. Nada obedecía ni al azar ni a la estética, aunque todo tenía un orden.
-¿Qué es el Scope 1 y 2? Perdona que no lo conozca. -Me disculpé-.
-El 1 consiste en la actividad propia de las empresas, sus procesos y la actividad que sucede en ellas, el 2 incluye las actividades de inbound y outbound, es decir, la entrada de insumos y la salida de estos, el transporte de las mercancías y de los propios empleados. En nuestro parque, el 70% de las más de 80.000 personas viene en transporte público, o tren o metro o bus eléctricos o de hidrógeno, completamente descarbonizados. Los que vienen en vehículo privado, tienen el incentivo de poder cargarlo con energía renovable gratuita, evitando gastar en combustibles fósiles porque cuentan con facilidades para adquirir o alquilar vehículos no contaminantes.
- ¿Qué facilidades son esas? ¿Les obligáis a venir en coche eléctrico?
- No se trata ni de prohibir ni de obligar -me cortó-. Se trata de incentivar, motivar, educar y de que al final sea más rentable. Todo lo que hacemos es intrínsicamente rentable. Nuestro parque está vivo todos los días, incluso fines de semana. La gente viene a pasear, hacer deporte, hacemos eventos en las plazas para fomentar las iniciativas culturales, dar visibilidad a las start ups. La biblioteca no solo reúne acceso físico y digital a los fondos de ciencia, tecnología, ecología … Comparte los fondos de la Universidad, cuenta con auditorio y un espacio abierto. La gente viene porque es fácil venir, se está a gusto, no hay tráfico, es seguro y hay un gran intercambio de iniciativas. Las start-ups y los business angels se encuentran aquí porque muchos de los mentores son empresarios, o directivos, ejecutivos, o jubilados con experiencia del propio Parque.
-No me has contestado, perdón, no entiendo lo de los coches y vehículos eléctricos.
-Muy fácil, las empresas cuentan con flota de renting de vehículos eléctricos, motos para recorridos de hasta 50 kilómetros y coches eléctricos, el renting es un gasto, la compensación al empleado en especie por el uso en fines de semana y vacaciones se incluye en la nómina, pero el coste total para el trabajador es menor porque no paga combustible, ni mantenimiento, ni seguro, ni talleres. Los empleados valoran contar con seguro médico, bono de transporte público sostenible, cantina con comida saludable, acceso a espacios culturales y deportivos, espacios para conciliación de vida familiar, guardería, y colegio y flexibilidad para el trabajo híbrido. La gente ha venido de toda Europa a nuestro Parque buscando Calidad de Vida. Un lugar donde trabajar y donde vivir sintiendo que construyen y colaboran a un proyecto de mejora del planeta empezando por su comunidad más cercana. La chica del tatoo, a la que has preguntado es profesora de programación en el instituto de FP del Parque, su pareja es profesor de ecología y economía circular. Pasan mucho tiempo aquí con las empresas y sus alumnos. Los laboratorios de sus centros educativos son las propias empresas y el Parque. Su madre era la famosa Anna Palli del IRTA.
-Pero el 20% de 80.000 son muchos vehículos eléctricos, de todas formas. - Dije mostrando incredulidad. Lo de Anna me había dejado de piedra.
-El Ayuntamiento hizo normas e incentivos para la sostenibilidad. Las empresas que hicieran aparcamientos subterráneos o marquesinas solares o levantasen alturas para hacerse más sostenibles, tenían modificaciones de la edificabilidad sin coste, ni tasas, ni licencias de obras a cambio de tener huella 0. De repente el Ayuntamiento usó la mejor herramienta que tenía, mejoró el valor de las empresas y de sus edificios mediante la mejora de la edificabilidad. Subvenciones que no costaban ni un euro y reforzaron el balance de las empresas, las hicieron más competitivas y atractivas para el talento de todo el mundo. Más empresas quisieron venir al Parque, liberando presión del centro para viviendas y otros usos. Las empresas edificaron hacia abajo para ubicar aparcamientos y equipamientos para la generación y almacenamiento de energía. Vino más gente a la ciudad y se crearon mejores empleos que hicieron que el Ayuntamiento recaudara más y pudiera prestar mejores servicios. La generosidad es rentable, dijo con una preciosa media sonrisa. Yo estaba seguro de que esa mujer, la había conocido antes.
Por un momento me quedé KO. ¿Pero dónde estaba yo? Yo venía de un lugar en el que la gente vive en sitios lejos del trabajo, los colegios están lejos de la casa y el trabajo, la gente corre todo el rato y lo hace quemando gasoil por todas partes. Caravanas, atascos problemas de movilidad. A nuestro Parque iban líneas de bus público que salían del centro pero que solo usaban el 30% de su capacidad porque la gente de los barrios tardaba de media una hora para ir y otra para venir. No había motos eléctricas. El metro ni estaba ni se le esperaba a corto. Una obra tardaba meses o años entre papeleos y permisos. Un alcornoque o un olivo en una parcela te atrasaba una obra meses. Todo era lento y burocrático.
-Perdona, me pregunto por las parcelas. ¿Son públicas, o privadas? Lo digo porque no se ve distinción.
-¿Por qué deben ser distintas? El objetivo es el mismo para todos, que mientras que no estén en construcción o construidas, el suelo esté protegido y se esté fijando CO2 y fomentando la biodiversidad. Veo que te fijaste en los pájaros, pero hay roedores, reptiles, recuperamos muchos camaleones, que era una especie amenazada, hay eslizones, lagartos ocelados, lagartijas, bastardas…. En el equipo de gestión del Parque tenemos biólogos, ecólogos, ingenieros medioambientales, filósofos, urbanistas, sociólogos. Nos dimos cuenta de que la tecnología y la innovación era el centro del progreso de la ciudad y la provincia el día que superamos el 20% de PIB.
-No lo entiendo. Mantener una parcela así debe tener mucho más coste.
-Aquí los impuestos son inversamente proporcionales a tu huella de carbono. Si no emites, el coste fiscal y de comunidad es mínimo. La biomasa se vende, se composta, se usa para pienso, para el ganado o para pellets para las calderas de cogeneración. Las fibras naturales se usan en biopolímeros. Se segrega la celulosa del lignino y se incorporan a la cadena de valor reduciendo el uso de polímeros basados en hidrocarburos. Además, hay un coste reputacional, ¿quién va a tener un descampado cuando todo está verde? También hay un coste comercial, las parcelas más ecológicas son más deseadas por las empresas que se instalan, porque ya cuentan cuando construyen con aplicar la edificabilidad respetando la zona verde. Si tienes árboles, tu parcela vale más porque todo cuenta en tu balance de emisiones. Por último, tras el Covid19, una pandemia que cambió el mundo, muchas empresas quisieron venir a nuestra ciudad, también vinieron muchos teletrabajadores de toda Europa y del resto de España y hubo una competencia feroz por el talento. Los trabajadores preferían trabajar en empresas más comprometidas con el Planeta y su comunidad. Cuanto más generosas las empresas más y mejor talento atraían y así es iba mejor.
Aquella mujer me estaba enamorando. Me fijé en dos pequeños tatuajes que tenía en cada antebrazo casi en la muñeca, un sol y una clave musical. ¿Qué significarían? Volví a la dialéctica, rápidamente. Quería aprenderlo todo. Se me hacía tarde y no quería dejarme nada importante.
-Y cuando edificas ¿qué haces con las plantas? Insisto.
-Pues al centro de compostaje y biomasa, al pienso para el ganado... No es tan difícil. Nuestros antepasados lo hicieron hasta bien entrado el siglo XX. En el caso del clima de nuestra ciudad la producción de biomasa es de aproximadamente 250 toneladas por hectárea. Por lo tanto, para 500.000 metros cuadrados, la producción de biomasa sería de aproximadamente 12.500 toneladas.
-¡Qué interesante! ¡Es una economía de la generosidad! - Me quedé como decíamos en mi tierra “insultado”.
-Exactamente, hace mucho tiempo, las empresas no hacían nada, o destinaban pequeños presupuestos de marketing a acciones que llamaban de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) y a Sostenibilidad, un vocablo que quedó manchado por el Green washing, un término que evidenciaba la hipocresía de los que se decían sostenibles mientras quemaban literalmente el planeta. Pero la generación de los nacidos a partir del 2000 ya no estaba dispuesta a trabajar para esas empresas. Las que colaboraban, las que innovaban colaborativamente, las que compartían sus mejores prácticas, las que estaban más comprometidas con sus comunidades, las que desarrollaban su talento desde el instituto y la universidad, con planes de carrera para sus equipos, resultaron que atraían más y mejor talento que las que simplemente pagaban más. Además, las empresas necesitaban que los trabajadores quisieran venir a la empresa antes que teletrabajar, porque la innovación requiere de espacios de contacto, intercambio y diálogo.
-¿Y ese cubo enorme? - Cambié de tema otra vez- ¿Forrado de paneles y humeante? Parece que ahí se quema algo. No parece muy ecológico.
-Las empresas se dieron cuenta de que la economía digital consumía muchísima energía, que la nube no era gratis en CO2, que los miles de microprocesadores de las data centers eran una verdadera estufa, que la arquitectura de computadores no había trabajado en serio en la reducción de las pérdidas y en la recuperación de la energía. Un gran Data Center podría consumir hasta 100MW que se disipaban en calor sin que nadie lo recuperara antes. Aprovecharon que teníamos un anillo de fibra óptica y redes de alta velocidad 5G para poner en común todo su Hardware de computación, almacenamiento de datos y comunicaciones de red. Usaron materiales con cambio de fase para almacenar calor por entalpía, recuperar hasta el 50% y precalentar con él el agua de micro-ciclos combinados de generación eléctrica. Con la energía solar y sus calderas podían ser neutrales en emisiones, también en la nube.
-¡Pero una caldera quema algo, y produce CO2! Eso es trampa. - Estaba seguro de que les había pillado en “green washing”.
-Hubo una invasión de algas rojas (Sargassum spp.) en el Atlántico occidental por el calentamiento global, afectaba a Marruecos, Portugal, la costa de Huelva y Almería, el turismo de playa estaba muy afectado, la actividad pesquera estaba en crisis profunda. Las algas eran invasivas. Eran autóctonas de Japón y Taiwán, pero aquí eran una plaga. El uso excesivo de fertilizantes en los ríos, así como la sobrepesca en los océanos, contribuyeron al aumento de la proliferación de estas algas. Investigadores de la UMA y de las empresas consiguieron extraer biopolímeros, materiales para cosméticos y el resto se quema con la biomasa del Parque. Es Carbono azul y biomasa que hemos generado en el Parque. No es ideal, pero mitiga el impacto del calentamiento global en sectores importantes para nuestra comunidad autónoma como la pesca y el turismo.
-Impresionante. ¡Investigadores y empresas trabajando juntos! Me encanta. - Estaba completamente impactado y me costaba entenderlo todo. Era un bombardeo de ideas.-¿Y cómo lo instrumentan? ¿Cómo se vertebra ese ecosistema? Eso no se hace en dos días. - Pregunté muerto de curiosidad.
-Hubo una época, durante el confinamiento de la pandemia, en la que todos los líderes empresariales, con las instituciones públicas, entidades financieras y las tres Universidades más cercanas liderados por más de 80 grupos de investigación de institutos tecnológicos de la UMA, se organizaron en torno a una Fundación. Pusieron su dinero, y su tiempo, de manera generosa, trabajaron mucho y duro en proyectos por el bien común. Pusieron a su Fundación el nombre de un ciudadano insigne, que décadas antes, había sido pionero como Ingeniero y profesor en Madrid y creador de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicaciones de Barcelona. Había dedicado su vida a sueños y visiones ambiciosas y buenas para el bien común. Trajeron a los mejores de cada especialidad de Universidades y centros tecnológicos de todo el mundo. Dejaron de trabajar en el índice H y trabajaron en el índice C, de colaboración. Aquellos dieron los primeros pasos. Se juntaban ahí, en ese edificio que pone Green Lemon, Pepe Pérez Palmis.
Me apunté todo, en mi libreta roja de Premo, consciente de que no era Marty McFly, me monté en el DeLorean DMC-12 y volví cargado de ilusión a 2022 a contarlo todo. Sólo me quedó la curiosidad por la directora del Parque. Tendría que volver de nuevo. A la llegada, Felipe Romera, mi particular Doc (Dr. Emmett Brown), como el gigante del cuento más corto del mundo, seguía esperando allí. ¿Cómo contarle todo lo que había visto en el futuro? En mi columna de El Español de Málaga.