¿Quién gana en la empresa familiar: Dr. Jekyll o Mr. Hyde?
El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (1886) es una novela corta de R.L Stevenson que dio visibilidad a un trastorno psiquiátrico que produce que una persona tenga dos o más identidades con características opuestas entre sí. A pesar de la heterogeneidad existente entre las empresas familiares -tal y como abordamos en nuestra última entrega-, una visión general de la empresa familiar nos hace reconocer que puede sufrir de trastorno de identidad disociativo, dado que tiene características bivalentes -pueden tener dos caras-, que a veces son una fuente de beneficios y otras de desventajas.
Conocer estos aspectos críticos es fundamental para que cada empresa familiar se autoevalúe y pueda tomar decisiones al respecto, en cuanto que el éxito o el fracaso de la misma dependerá de cómo de bien estos atributos esenciales se gestionen. Veamos algunos de ellos a modo ilustrativo.
1. Solapamiento entre propiedad y gestión. Si los miembros de la familia no sólo ejercen como propietarios, sino que además participan activamente en la gestión, la empresa soportará menores costes de control, supervisión y alineación de incentivos. Sin embargo, esta implicación simultánea de los miembros de la familia en la propiedad y en la gestión puede llevar a un trato de favor hacia familiares, tales como el otorgarles cargos de responsabilidad aún cuando no tengan las competencias exigidas para el puesto o el permitirles que eludan sus obligaciones en la empresa.
2. Recursos únicos. La empresa familiar goza de recursos y capacidades singulares en términos de capital humano y conocimiento, capital financiero -llamado paciente- y de capital social -relaciones únicas con sus grupos de interés-. No obstante, la empresa familiar que confíe sólo en miembros de la familia para ocupar cargos de dirección, estará limitando la entrada en la empresa de talento externo, y aquélla que se encomiende únicamente a la familia como fuente de financiación, restringirá fuertemente sus posibilidades de crecimiento.
3. Orientación a largo plazo. Cuando hay armonía, suele haber también un compromiso abnegado, intenso y prolongado, que prioriza las estrategias a largo plazo sobre los resultados a corto. No obstante, esta orientación a largo plazo puede llevar a poner un excesivo énfasis en la unidad familiar y la continuidad que resulten incompatibles con aprovechar nuevas oportunidades de negocio.
4. Influencia de la familia. La familia puede ser una bendición para la empresa. La familia a menudo tiene valores comunes y promueve un alto compromiso, lealtad y apoyo mutuo, entre familiares y no familiares, incluso en situaciones complicadas. Asimismo, la familia no sólo pone su dinero, sino que une su nombre y su reputación al devenir de la propia empresa, por lo que tomará decisiones que prioricen la continuidad de la misma. En cambio, los conflictos entre miembros de la familia o entre diferentes ramas familiares pueden ser altamente destructivos, al incapacitar a la empresa para tomar decisiones estratégicas, y poner en peligro su propia supervivencia, además de llegar a romper las propias relaciones familiares.
Por tanto, animamos desde esta columna a que las empresas familiares reconozcan las consecuencias positivas y negativas de sus características únicas. El solapamiento entre propiedad y gestión puede llevar a una mayor eficiencia empresarial, pero también a una menor profesionalización. La familia puede facilitar el acceso a recursos únicos, pero también suponer restricciones en los mismos. La orientación a largo plazo puede ser la esencia de la ventaja competitiva de la empresa familiar, pero también puede menoscabar el impulso empresarial y el hambre por crecer y tener éxito. La dependencia de la familia puede ser una bendición para la empresa, pero también una rémora. Con carácter general, estos atributos son inherentes a la existencia de una gran cantidad de empresas familiares, y por ello difícilmente suprimibles. El reto de la empresa familiar es gestionar estas características bivalentes para maximizar sus efectos favorables y minimizar los desfavorables, de tal forma que su Dr. Jekyll salga victorioso sobre su Mr. Hyde. ¿Quién gana en tu empresa familiar, Dr. Jekyll o Mr. Hyde? Empresa + Familia = Bienestar social.