El Centro de Málaga es uno de los más pequeños de una capital de provincia en España. Desde un punto de vista funcional el de Málaga mide unas 89 hectáreas e incluye la calle Larios, la plaza de la Merced, el entorno del parque, el ensanche del Muelle Heredia o Soho y una franja de unos 200 metros en torno a calle Carretería-Álamos. El de Sevilla mide unas 370 hectáreas; es decir, cuatro veces más. Los números siempre arrojan información interesante.
-"Mamá, pipí!"
Esto se debe a la consciencia de Estado que tenían los Reyes Católicos cuando conquistaron la ciudad en 1487, en términos históricos, un cuarto de hora antes de unificar el reino tras la conquista de Granada. El asombro y admiración de los conquistadores cristianos ante la arquitectura y el desarrollo de la cultura árabe cuando ocuparon otras ciudades peninsulares durante la Edad Media, hizo que éstas creciesen a continuación de la existente, manteniendo su trazado, arquitectura y población.
En el caso de Málaga la ciudad fue demolida y se comenzó un nuevo trazado partiendo prácticamente desde cero. Esta es la razón por la que el ensanche de Málaga, siendo una ciudad industrial de gran importancia en el siglo XIX, sea tan pequeño en relación con otras ciudades industriales. El ensanche decimonónico se produjo en el interior de la ciudad histórica gracias a los procesos de desamortización de la segunda mitad de aquel siglo.
-"Mamá, pipí!!!"
Sin embargo, hoy Málaga se ha convertido en el centro de un interés global que encuentra en su centro el escenario imprescindible de su atractivo. El Centro histórico de Málaga, que era como el agujero de un donut durante los años 70 y 80, ahora funciona como un agujero negro: una gran densidad de actividades concentrada en un espacio reducido que atrae todo lo que se acerque a su horizonte de sucesos.
Esa pequeña cantidad de espacio acoge miles de plazas turísticas en sus hoteles y pisos turísticos, una oferta intensiva de restauración, miles de cruceristas en un mismo día, y eventos de atractivo nacional e internacional. Y por supuesto, provincial.
Recientemente se acaba de contratar el estudio de movilidad de la futura ciudad de la Expo 27. Aún no sabemos si Málaga será seleccionada, pero ya se están elaborando estudios de movilidad. Llevar a miles de personas hasta allí implica gestionar los flujos de visitantes que acudan desde el aeropuerto o la estación de ferrocarril, pero también los movimientos de personas del entorno territorial que se desplazan en coche, autobús, cercanías o metro.
Estos movimientos afectarán, sin duda, al funcionamiento habitual de las áreas productivas y residenciales del entorno de la Expo, y también del entorno territorial de la ciudad. No olvidemos que la zona propuesta para la construcción de la Expo se ubica en el acceso natural del valle del Guadalhorce, que es la zona más demandada para vivir por los malagueños que ya no pueden pagar una vivienda en la ciudad.
-"Mamá!!!! Pipííííííí´!!!!"
Pero volvamos al Centro de Málaga y su poder de atracción. Yo me pregunto qué ocurrirá el día del encendido de las luces de Navidad, los días de Feria, del Festival de Cine, de los Carnavales o de la Semana Santa, cuando a la cantidad de personas que actualmente acuden a la calle Larios se le sumen todas las que vomiten las bocas del Metro y del futuro intercambiador de la Plaza de la Marina.
Me pregunto si existe un estudio de movilidad que lo haya previsto y que haya considerado cómo se gestionará la seguridad ciudadana, el acceso de un camión de bomberos o de una ambulancia.
Me pregunto también cómo los distintos agentes públicos o privados darán satisfacción a las demandas de todas esas personas: mercancías para bares y tiendas, baños para que los niños pequeños puedan hacer pipí o para que las mujeres puedan cambiarse de compresa en condiciones higiénicamente admisibles, fuentes para beber en los días calurosos donde un golpe de calor puede acabar con la fiesta en el hospital, cocaína para los turistas, bancos para que las personas mayores puedan descansar, o espacios de apoyo ante posibles situaciones de abuso sexual durante los eventos festivos.
Sí, han leído bien: a la tradicional demanda local de marihuana se suma ahora la demanda de cocaína por parte de los turistas que vienen a pasarlo bien. Dos productos que solicita la población y que no va a dejar de solicitar porque no pensemos en ello. A más gente en la calle, más demanda de todo tipo de servicios: desde baños para que las personas mayores con problemas de próstata puedan ir a hacer pipí, hasta cocaína.
Hay un dicho que dice "¿querías caldo? Pues toma dos tazas". Se ha trabajado por hacer atractiva una ciudad que hasta hace no mucho funcionaba como la ciudad dormitorio de la Costa del Sol. Ya tenemos caldo. Dos tazas de caldo. Ahora hay que trabajar para gestionar ese atractivo sin olvidar que la mejor manera de controlar las calles es que en ellas viva gente con interés en hacer de ellas su espacio vital. Los intereses económicos no necesitan que las calles sean espacios de convivencia para seguir explotando sus inversiones.
-"Mamá!!! Que me hago pipí!!!!"
-"Hija, hay cola en los baños de todos los bares. Vamos a buscar un callejón y yo te cojo en brazos, pero no mires a aquel chico borracho que está con la pilila suelta orinando en la pared. Esto es un horror. ¡Ya no venimos más al Centro! Esto es solo para turistas".
Me pregunto si los gobernantes que han sabido pedir caldo con tanta brillantez, son los mismos con capacidad para gestionar las dos tazas que nos han llegado.