“Ayer te echamos de menos en la recepción oficial del Ayuntamiento”. “¿Quién ganará el premio de periodismo científico?” “¿Irás a la cena en Limonar 40?” “Hola Ezequiel, no has querido moderarnos la mesa de Semiconductores”- me dice la elegante y joven socia de Deloitte.
Anna Sánchez Granados está de baja médica, Áurea Rodríguez la reemplaza en la mesa de Políticas de Innovación. Hay tres pistas, ciencia, innovación y emprendimiento. Leceta me presenta a las directivas de Pons IP, una tiene unos ojos claros, penetrantes hasta la nuca, la otra de obsidiana como Platero, extremeña, está, equivocadamente, en Sevilla.
Quiero ver a Vanessa Blanch, directora de innovación de Mercadona y compañera en Foro de Empresas Innovadoras. A las 11 es la inauguración, a las 9:45 cita con el consejero de Universidad e Innovación. El avión llega tarde, coge el coche de alquiler, Natalia Pérez, Vicepresidenta de Innova IRV, te espera en la puerta. José Manuel Leceta, Director General, también.
Me cruzo a Antonio Rojas, la demo del Chip de NFC que queremos desarrollar en Málaga está en el Stand de Innova IRV. Paso por el stand, no me da tiempo a ponerme la camisa blanca XXL bordada con el logo, pero me pongo un pin en la solapa. Me cruzo corriendo a la secretaria general de Innovación, la lleva arrastrando a su cita su jefa de gabinete, Elisa, madrileña, con madre de Ronda.
Sole presenta sus Start-ups de Aptenisa, hay que verlas. Saludo a Mario Nemirovski CTO de Innova, a Oscar Chabrera, a Antonio Gómez Guillamón, presentará “Ellas vuelan alto”, no me lo quiero perder. Llega Susana Carillo, primera teniente de alcalde delegada de Innovación y un motor de 1000 caballos, Felipe Romera, Javier López, Vice rector y VP de Innova IRV.
Por los cristales veo al Rector caminado junto al consejero hacia el palacio. Eva Lorente de Cevipyme va sin cámara, qué raro. Miro el reloj. Vamos tarde. Quiero ver a Marta Raspall, la madre, con Yolanda de Aguilar y Felipe Romera de esta fiesta a la que le faltan “las chicas”, faltan empresas, la parte Tracciona.
Junto a mí, el presidente de Ametic, Pedro Mier. Paco Hortigüela, el director general de la patronal, había estado el día anterior y me precederá a la tarde en el Digital Eye que organiza el primer Congreso Español de transformación digital, la cuarta pista. Eduardo Valencia estará en la mesa de semiconductores. No quiero perderme nada.
“Recuerda la reunión con los Generales para el grupo de Tecnologías Duales” me dice Fernando Chacón. No puedo faltar a la ponencia de Hortigüela, ni la de Gómez Guillamón de Aertec, ni la de Toni de la Prieta de Accenture ATC, que traerá un avatar, Toñi. Allí, luego, me presenta Eva Pando, Directora General de IDEPA y Francisco Salvador, al director de, ni más ni menos, 1700 ingenieros de I+D en Arcelor Mittal.
En seguida congeniamos, hablamos de aceros eléctricos, de motores de flujo axial, de atomización y del uso de los grafitos de escorias en la obtención de grafeno. Está en la quinta pista, la reunión de Cotec que se celebra aquí, en paralelo. Me paro, respiro. Anoche dormí 4 horas. Necesito un café. Miro la máquina que hay en la antesala de la sala vip de reuniones. Me para uno, me para otro, saludo a otro, el Rector y el consejero ya llegan, no llego al Nespresso.
Veo pasar a Curro Vázquez y Salvador Merino del Grupo InDoMiTo de la UMA. Me cruzo al subdirector General de Industria. Habíamos quedado en vernos, hace 2 años que quiere venir a Premo. Le digo que inmediatamente después de la comida cogemos el coche y nos acercamos. Me dice que María Muñoz, la nueva directora general de Industria, Ingeniera del Estado que proviene de la DG Pyme, también está interesada en venir.
Dios mío, entre los que están en Tánger, los que están en Korea, los de Marketing, la mitad en Vietnam, grabando, los que están en Transfiere, los que están teletrabajando, no va a haber nadie. Me preocupo. Recuerdo el flash del año anterior enseñando a Teresa Riesgo, que llegó con la lengua fuera de tantos compromisos, todo vacío.
Lo bueno es que ella es doctora ingeniera en electrónica y entendía lo que le enseñaba. María José de Concepción de la OEPM me presenta a Aída, la nueva Directora de la Oficina Española de Patentes y Marcas. Luego, en la comida, Rosa Sánchez, la concejala de Promoción y responsable del palacio me presenta a una González de Córdoba, venida de Madrid tras recalar en Hispano América, magnífica profesional. Un Artiach, de los Artiach vascos de toda la vida, me habla de una solución eólica que alimenta un vehículo con superconductores alargando el rango. Tenemos que verlo.
Por fin, nos sentamos. Sin café, madre mía, con el sueño que llevo. Hay más de 15 personas. Queremos traer a los mejores que encontremos de cada disciplina a Innova IRV a que trabajen en desarrollo de proyectos y en formar en la universidad, a que nos ayuden con doctorandos industriales y académicos.
Queremos traerlos, de allá donde estén, en todo el mundo, y para ello necesitamos un proyecto ambicioso y retador, un ecosistema potente con academia, instituciones y empresas y recursos económicos. Innova IRV puede contribuir en aquello que la parte pública no pueda por las limitaciones retributivas del sector público. La retribución de la universidad pública es demasiado baja y dificulta traer a expertos y tecnólogos de los polos más punteros del mundo. En Cataluña se inventó ICREA. Seguro que hay lecciones aprendidas y es mejorable como toda obra humana, pero era mucho mejor que lo que había en el resto del país.
En noviembre, le pedimos 10 Millones para un programa multianual de al menos 5 años para 10 expertos. No sabíamos cómo era mejor, financiando a la UMA directamente, o financiando una cátedra compartida, o financiando al Instituto para que este contratara o cualquier fórmula mixta que vuele. Si queremos avanzar en tecnología hay que invertir en cerebros. Si los formamos aquí y se van, una vez prueban las mieles de éxito fuera, difícilmente volverán a la academia. Y, si los traemos de fuera temporalmente, hay que retribuirles, en paridad de compra, de manera comparable a lo que ganan.
Siempre me viene a la cabeza el puente sobre columnas que saca el AVE de mi pueblo por la Vega de Antequera, rodea la Peña de los Enamorados y enfila para Loja. Pedimos mucho, mucho menos, el impacto es más transformador, más estratégico y más alineado con las directivas europeas, pero es más fácil poner 300 millones para hormigón y obra civil que 10 para conocimiento y tecnología.
Intervienen el Rector, el Consejero, yo mismo, Felipe Romera, Javier López, José Manuel Leceta. Las palabras son correctas, lo connotativo es correcto. Los mensajes positivos. La Universidad está preparada en sus procedimientos para este tipo de investigador invitado. Mi sensación, subjetivísima, sin embargo, es que estamos donde noviembre.
Natalia me dice que estoy equivocado, que ha ido muy bien. Me tranquiliza. Cuando apelo a la necesidad y urgencia, por la perentoria necesidad de avanzar en innovación y tecnología, pensando en que no tenemos ningún desarrollo industrializable y económicamente viable de baterías sin litio ni metales pesados, que ninguna de nuestras universidades cuentan con librerías de Synopsis para diseños de chips de menos de 10nm, que no hay ningún desarrollo viable de LIDAR para vehículos autónomos en la que el Silicon Photonics es clave, que no podemos poner en marcha colaboraciones para el desarrollo de systems on chip, que hemos tenido que arrancar en Seúl, que para desarrollar ferritas de última generación hemos tenido que recurrir a la Carlos III y que hemos cedido robots de código abierto para que nuestros docentes, que son excelentes, tengan lo que se está usando en medio mundo en sus laboratorios.
El Consejero, que no sabe por qué digo que no estamos bien en innovación, me da una serie de ejemplos de excelentes casos y empresas que conozco y reconozco. Hace mención del sector aeroespacial y Airbus. Llevamos ya casi 4 años hablando de que hay que hacer en Europa un Airbus de la microelectrónica. Lo hemos desarrollado formalmente a partir de trabajos sobre soberanía estratégica y tecnológica en FEI e IND+I y presentados en todas partes, desde Ametic, incluido Transfiere, incluido el anterior consejero Velasco. La agencia aeroespacial va a Sevilla, y hay toda una planta de empleados del CDTI que se tienen que ir para allá, entre otras cosas. Pero los semiconductores pueden empezar por Málaga.
En las jornadas de Industria conectada de Valencia, Javier Villacampa, director de Innovación de Antolín, que también estaba en Transfiere, explicó públicamente que, en su etapa en Airbus, a los más brillantes les decían que si querían hacer carrera se fueran a Toulouse. También, por cierto, puso a caldo a los del BOE, empresas de mercados regulados. Pero eso lo dejamos para otro domingo.
Regiones Europeas como Flandes (Vlaams) en Bélgica, que hospeda una de la más antiguas Universidades de Europa, Lovaina, Löwen, la 95 en el Ranking de Shanghai frente a Sevilla que está en el grupo 401-500, una de las líderes en transferencia del continente, algo de lo que aprender, sí he dicho aprender, todos, porque solo aprende el que reconoce que no sabe.
¿Por qué es líder en Transferencia? Porque tiene ni más ni menos que el IMEC, el mayor instituto de investigación en microelectrónica del mundo con 5.500 investigadores de 96 países y el que ha desarrollado las tecnologías clave como la litografía ultravioleta que permite, mediante la descomposición por láser de partículas de estaño, la obtención de la radiación que permite integrar transistores de unos pocos átomos.
Regiones Europeas como Rhone- Alpes en Francia, con Grenoble de capital y la sede de CEA-LETI otro centro que desarrolla tecnología para, ni más ni menos que ST-Microelectronics, una apuesta estratégica que viene de los tiempos de De Gaulle, con Thomsom y la autonomía estratégica que les permitió tener su propia tecnología de defensa, aeronáutica, espacial y energética con Grenoble y Toulouse como grandes polos.
Regiones Europeas como Noord-Brabant, que hasta que nace Philips, allá en Eindhoven es remota y agroganadera y hoy Eindhoven es una de las capitales mundiales de la tecnología con empresas como NXP y ASML entre otras muchas. Regiones como Baja Sajonia que alberga la mayor concentración de plantas y centros de diseño de semiconductores de Europa con Dresde, arrasada brutalmente en la segunda guerra mundial, reconstruida, recuperada y liderando de nuevo en tecnología y ciencia.
Estas regiones son las que me vienen a la cabeza, y con las que me gustaría un día que nos midiéramos. Mientras el consejero habla de lo bien que estamos en Innovación, esta semana, Barcelona anunciaba que ya cuenta con 96 hubs de innovación y emprendimiento, nosotros, a nuestra escala apenas contamos con el Promálaga, el Polo y el Málaga Tech Park.
Por la mañana, Lola Elejalde, de Innobasque, la agencia vasca de innovación me decía que se iba a explorar el modelo de innovación de Seúl, para ver qué aprender y traer a Euskadi. Me pedía contactos de nuestros colegas de Premo allí para que le hicieran un poco de guías y anfitriones. Me pregunté si habría alguien de nuestra Comunidad haciendo lo mismo que Lola, para poder ayudarle también.
Mientras tanto, yo estaba oyendo de la máxima autoridad en mi comunidad que no estábamos tan mal. Es cierto, no estamos tan mal. Una música parecida tocaba Rogelio Velasco. ¿Quién le preparará la partitura? Mi cabeza bullía en pensamientos paralelos mientras escuchaba a unos y a otros. El palacio no se ha tomado aún en serio la sostenibilidad y los focos no son de led ni las cubiertas fotovoltaicas aún. En la sala hacía calor. El ambiente anaranjado por la luz y los muebles oscuros.
¿El Consejero sabe que España está en el número 29 del Global Innovation Index, 19 puestos por debajo de la posición que por tamaño de nuestra economía nos corresponde? Seguro que sí, pensaba para mí. La conversación continuaba con “tecnicalities” . Seguro que sabe que en RIS (Regional Innovation Scoreboard), España es la número 16 de 27 pese a ser la 4ª economía de Europa. Andalucía tiene un Regional Innovation Index de 0.357 en 2022 (Euskadi 0.548 y Madrid 0.534, Cataluña 0.523).
Pocos días después, en Madrid, nos decían en otra institución pública que salíamos mal en los ránkings porque los datos no están bien. Yo pensaba en nuestra posición en PISA, en el PIB per cápita y en la tasa de desempleo y no me cuadraba que estuviéramos fenomenal en Innovación. Puede que algo mejor que lo que indican hoy, seguro, como siempre sugiere Antón Costas. Si crece nuestra posición competitiva internacional, algo de innovación habrá. Y tiene razón el presidente del Consejo Económico y Social.
Los catalanes y vascos dan tanta importancia a esto que sus principales periódicos, en lugar relevante y en días importantes, tienen secciones dedicadas. Especialmente leído es Xavier Ferràs en La Vanguardia los domingos y Guillermo Dorronsoro, dos académicos industrialistas expertos en políticas de innovación.
Me acordé de un mensaje de whatshap del Dr Ferràs, con un artículo del 22 de enero del 93, del Washington Post “Potato Chips vs. Computer Chips” evidenciando la ideología que dejó a EEUU en manos de Taiwán por falta de apuesta por la industria microelectrónica. El artículo igualaba los chips de patata con los de silicio. A la luz de hoy, que de nuevo se han dejado de planificar para producir 2.7 millones de coches por falta de chips es una animalada.
Dorronsoro, que estaba en Transfiere con la directora de Transferencia de Deusto, escribía en un medio vasco “Menos churrería y más jardinería”, refiriéndose a la necesidad de innovar en la industria, invertir, “sembrar” en innovación y limpiar las malas hierbas. Lean a Xavier y Guillermo. No se arrepentirán.
Yo seguía con mis cábalas. Dentro de Iberia, Andalucía comparte color (=posición ) con Extremadura, Alentejo, Algarve, Castilla la Mancha y Baleares. De toda Europa occidental sólo compartimos el honor de ser “emerging innovators”, la manera diplomática de Bruselas de decir que somos los últimos de la cola, con las citadas regiones lusas y Córcega, Calabria, el valle alpino italiano de Aosta, la región checa de Severozápad y Croacia.
A mí me gustaría ver Andalucía en el mapa del RIS verdecita como Madrid y Euskadi o las regiones francesas de Occitania, Provenza Costa Azul, y Ródano- Alpes.
Una de las cosas que siempre me sorprende en el RIS es el potencial. Tenemos un 43% de empresas que no innovan pero tienen potencial para innovar frente al 19.9% de la UE. Estamos en el 64% de la media de la UE en patentes PCT (mundiales). Cuando hablamos en Sevilla y Madrid con nuestros amados líderes nos dicen que hay muchos instrumentos y que lo hacen fenomenal pero que las empresas no invertimos suficiente. Sin embargo, cuando lees el RIS resulta que en España estamos en el 38.8% de la media europea en cuanto a apoyo de los gobiernos a la innovación. “¡Señora!, ¿a quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”, decía Groucho Marx. Yo al RIS, sin duda.
Si en 2015 estábamos a 100, ahora estamos a 110 a nivel de España. En Andalucía sólo superamos la media europea en capacidades digitales, importantísimo, pero el empleo creado en empresas innovadoras es el 20% de la media europea y muy por debajo del 40% de media en España.
La tendencia es positiva, no hay duda, y hemos pasado de 66.95 en 2014 a 77.56 en 2021 aunque los vascos en 2014 puntuaban 104.3 y catalanes 96.7. ¿Dónde están ahora Euskadi y Cataluña? Pues en 119.01 y 113.6 respectivamente. Nos sacan dos cabezas aunque nuestra pendiente es más rápida y en Andalucía no caímos del 2020 al 2021 por el COVID, lo usamos como oportunidad para pasar de 75 a 77, mientras nuestros colegas del Norte bajaban de 122 a 119 en el Innovation Index del EIS.
Mientras, me acordaba de los índices y me reafirmaba de que la existencia de “empresones”, brillantes e innovadores como Cosentino, Mayoral, Sando, Iturri, Myramar, Ayesa, Persan, Dcoop, Trops, Covap, Atarfil, Maeva, Aertec, Alvic, Seabery, Scoobic, DHV, Hispasec, Virus Total, Freepick, Giants, BSoccer, Paraty Tech, Tupl, OWO, Galgus, Internalia, …, y tantos otros en Andalucía, no era incompatible con la realidad estadística de que estamos a la cola de España, de Europa y del mundo en innovación, pensaba en las palabras del Charles Edquist del Consejo Nacional de Innovación de Suecia en el Congreso de los Diputados en las jornadas organizadas por el Grupo Popular: “No confundan políticas de innovación con políticas de investigación. La innovación es holística. ".