En este mundo vertiginoso de hoy en día donde Chat GPT 3 ha quedado ya obsoleto, sorprende pensar que dos años lleva ya en tramitación en la Unión Europea la Propuesta de Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial. Si bien las nuevas tecnologías avanzan a marchas forzadas –incluso la empresa china de videojuegos Netdragon nombró en agosto de 2022 como CEO a una inteligencia artificial habiendo desde entonces aumentado el valor de la empresa en un 10%- la maquinaria burocrática legislativa española y europea lo hace con plomo en las alas.
Dicho Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial tendrá por objeto principal armonizar las normas relativas a la inteligencia artificial en la Unión Europea para lograr un marco jurídico uniforme protector de los derechos fundamentales de los ciudadanos de la Unión y respetuoso con sus valores.
Dejar que los estados miembros legislen cada uno por su cuenta puede dar lugar a la fragmentación del mercado interior y reducir la seguridad jurídica de los operadores que desarrollan, importan o utilizan sistemas de inteligencia artificial y de ahí la importancia de la armonización que viene.
En cualquier caso, a la vista de los desarrollos tecnológicos de los últimos años, en la materia es generalizada la preocupación del legislador de los estados miembros por los riesgos que el desarrollo de dicha tecnología sin las salvaguardas legales oportunas puede provocar en los ciudadanos de la Unión y por ello es inminente una regulación de mínimos en el mercado único.
Por ello han diseñado un sistema de gestión por el que, en base al riesgo que la tecnología que se pretende desarrollar, comercializar o utilizar implica, se establecen más o menos obligaciones legales. Desde la prohibición de la inteligencia artificial que implique prácticas de manipulación, explotación y control social, a la imposición de requisitos específicos para sistemas de inteligencia artificial de alto riesgo, o a obligaciones de información y transparencia comunes para el resto de sistemas basados en esta tecnología.
Además se ha incluido en la propuesta el pasado 6 de diciembre que los estados miembros podrán autorizar espacios de pruebas controlados (sandboxes) en los que bajo la supervisión de los reguladores y con carácter previo a su puesta en el mercado puedan efectuar pruebas reales de su tecnología en el mercado.
Es una norma que viene para aplicarse con efecto directo en toda la Unión, aplicable a todos los sectores de la economía y que tras el último trámite legislativo del pasado 6 de diciembre, será publicada y entrará en vigor de forma inminente y en todo caso en 2023.
Todo ello habrá que valorarlo en línea con la Propuesta de Directiva para adaptar las normas de responsabilidad extracontractual en la Inteligencia Artificial de 28 de septiembre de 2022, que previsiblemente se publicará y entrará en vigor a finales de 2023 y en la que ante la dificultad de poder probar el acto ilícito así como la identificación del causante del daño los damnificados por tecnologías de inteligencia artificial, se propondrán nuevas obligaciones de información a cargo de las empresas y la reducción de la carga de la prueba en los procedimientos de reclamación de daños y perjuicios causados por los sistemas de IA.
Cualquier startup o empresa que esté utilizando o vaya a utilizar esta tecnología deberían conocer bien estos textos legislativos en trámite en la Unión que vienen para que no le pille desprevenida, no vaya a ser que le acaben sancionando con las multas administrativas que propone el Reglamento de hasta 30 millones de euros o, si el infractor es una empresa, de hasta el 6 % del volumen de negocio total anual mundial del ejercicio financiero anterior, si esta cuantía fuese superior (el 3% máximo para el caso de las PYMES).