Juanito Romerales desde muy joven ya apuntaba como freaky de la ufología, pseudociencia que estudia fenómenos asociados a los ovnis. Se pasaba noches enteras en la cumbre del Santo Pitar, cuando preveía que podía producirse un encuentro en la tercera fase. Se le podía ver por las playas en busca de restos de supuestos artefactos de seres intergalácticos. Incluso se compró un organillo musical en el que tan solo tocaba aquellas cinco notas que John Williams compuso como mensaje para conectarse con los extraterrestres en la peli de Steven Spielberg.
A Juanito se le podía ver por Calle Larios tarareando re-mi-do-do-sol, así si se cruzaba entre tanto guiri con un alienígena podría contactar con ellos. Estaba convencido que no era casualidad que Málaga se hubiese convertido en un paraíso donde vivir para muchos humanos, sino que realmente había sido una fuerza mayor exógena la responsable de tal milagro. La teoría de Romerales es que llegaron aquí hace una década, en plena feria, camuflados entre los estallidos y humos de los fuegos artificiales.
Para Juanito la distribución de las altas torres en Málaga no es caprichosa, obedece al asterismo de la constelación de Pyra, según sus rocambolescas disquisiciones lugar de procedencia de nuestros nuevos inquilinos. Fíjate, me decía con mirada inquisidora, ya han colonizado todo el Centro Histórico donde tienen pisos francos, los que hemos aceptado con el eufemismo de pisos turísticos. Para fortalecer con más contundencia su ideario, confeccionado durante décadas, me muestra dos recortes de noticias recientes. En una aparece el titular de que la NASA se ha preocupado tanto por los UAP, fenómenos anómalos no identificados, que hasta ha nombrado a un Director para que se ocupe de ello. El segundo es el del Congreso de México donde se exhibieron unos extraños cuerpos de supuestos seres extraterrestres. No ves que son malas copia del E.T. de Spielberg, le comenté antes de soltar una sonora carcajada. Se encorajinó hasta tal punto que me arrojó una serie de improperios que ha abierto un prolongado silencio.
Lovelock a través de su último trabajo recopilatorio me ha convencido de que vivimos en un planeta privilegiado del Universo, el único en el que se ha desarrollado lo que conocemos como vida. A pesar de todo, y para hacer las paces con Juanito, me gustaría como Gloria Fuertes plantar un árbol en la Luna y estrechar la mano a un selenita.