Se acaba de aprobar el Plan Especial del Puerto de Malaga después de un largo proceso de siete años ante las cuatro administraciones del Estado (municipal, portuaria, autonómica y estatal), lo cual completa un riguroso proceso de tramitación como quizás no se haya dado en otro proyecto similar, quedando pendiente aún acudir al Consejo de Ministros para obtener la reglamentaria concesión definitiva del hotel Torre del Puerto, que fue objeto de un concurso público y cuyo suelo nunca perderá su condición de propiedad pública portuaria.
La oportunidad de proyectar este singular hotel en un suelo intersticial del dique de levante frente a la actual terminal marítima de cruceros, actualmente utilizado como aparcamientos y sin posibilidad de percibir el mar por sus altos muros de protección, se justifica desde la potente remodelación portuaria en donde se integra con su capacidad referencial respecto al conjunto de la nueva ordenación con los usos y actividades turísticas que genera, y desde donde también podría entenderse la excepcionalidad que requiere la edificación en altura en base a la escala de la edificación en el entorno urbano y a su implantación estratégica en esta remodelación portuaria que cualifique y potencie su actividad turística que la caracteriza.
La reducción del basamento del edificio podrá incluir el nuevo intercambiador de autobuses, potenciando el transporte público de la terminal de cruceros, ajustando el edificio a una altura de 27 plantas, en donde sus formas elípticas facilitan su adaptación aerodinámica a las condiciones climáticas del lugar.
Estas fachadas se formalizan con terrazas acristaladas como referencia de la arquitectura náutica de los grandes cruceros, con las 378 habitaciones de alta gama, el salón de convenciones con suficiente infraestructura escénica para acoger no sólo los grandes congresos. sino también los acontecimientos y espectáculos de circuitos nacionales e internacionales que la ciudad está requiriendo. a ello se une el atractivo espacio del Mirador en su última planta, desde el que contemplar el más excepcional paisaje de la ciudad y el mar.
La urbanización y los espacios ajardinados de su entorno urbano mejoraría la imagen de la desolada plataforma de levante con su colindante estación marítima en su conexión con los muelles 1 y 2, convirtiéndolas en importantes mejoras urbanas junto con el resto de su amplio programa de salones y restaurantes, la terraza-jardín con sus piscinas infinity, y sus dos plantas bajo rasante para cumplimentar las 400 plazas reglamentarias de los aparcamientos.
La propuesta incorpora todos los requerimientos técnicos que son exigidos en las vigentes normativas europeas tanto para medidas de sostenibilidad del ahorro energético y su construcción con materiales reciclables de baja contaminación CO2, como en la creación de espacios verdes en un lugar tan complejo como la plataforma del dique marítimo de levante donde se ubica.
Todo ello convertirá al Hotel en una edificación de características muy excepcionales por la oferta diversificada del turismo de convenciones y de los grandes acontecimientos culturales, que potenciará para la ciudad su oferta turística y favorecerá sus propios desarrollos económicos con una mayor generación de empleos directos e indirectos para sus diferentes actividades, además de los que se producirán durante su fase de construcción, sin obviar las cantidades que generará con sus impuestos de Actividades Económicas, Bienes Inmuebles, y abono de las Tasas de Ocupación y Actividad de la propia concesión administrativa.
No parece que la confusión pueda ser una buena alternativa para el debate colectivo, como ha ocurrido en el caso del hotel-congresos, sin considerar esta importante remodelación portuaria en donde se integra conformando su cabecera en continuidad urbana con los importantes paseos de los muelles 1 y 2.
Aun admitiendo las ventajas mediáticas que aportan las redes sociales en estos debates, no deja de ser cierto también algunas distorsionadas informaciones de quienes las promueven con sus confusos trucajes para obtener una inadecuada confrontación.
Son comunicaciones mediáticas tan poco sólidas como fugaces por la vacuidad líquida de sus contenidos como describía Zygmunt Bauman, en donde las relaciones entre quienes entran en ese juego lo convierten en un continuo consumo mediático carentes de argumentos sólidos que los haga permanecer en el tiempo.
Al menos habría que considerar la aceptación social de esta transformación portuaria con sus paseos públicos y el importante flujo de circulación peatonal que generan las actividades comerciales en sus muelles 1 y 2, y su estación marítima que se ha convertido en la más importante puerta de entrada a la ciudad desde el mar.
La caracterización de estos nuevos espacios es valorada también por otros diversos colectivos, que los perciben de manera diferente debido a las múltiples actividades y usos que producen estas mutaciones urbanas para la mejora social y turística, y en consecuencia, la económica y cultural para la ciudad.
Condicionar la autenticidad del paisaje patrimonial del puerto a un espacio ya transformado en el tiempo, resultaría altamente inexacto porque los estudios paleogeográficos del litoral de Málaga nos mostrarían el nulo parecido entre el puerto actual y los diferentes puertos de Málaga a lo largo de su historia (fenicia, romana, musulmana, decimonónica y actual).
Y teniendo también en consideración las distancias de 1.500 metros al Casco Histórico de Málaga, que carece de declaración de Patrimonio de la Humanidad, y que su Farola, recientemente protegida como BIC, con unas específicas condiciones a instancias precisamente del propio Puerto, se ubica a 800 metros de separación del dique de levante en donde se sitúa el hotel, quedando también fuera de su ámbito de protección.
No se incumplen, por tanto, y en ningún caso, las condiciones de protección patrimonial salvaguardados por las propias Administraciones públicas y la Autoridad Portuaria de Malaga, cuyo compromiso de trasladar su señalización portuaria al extremo del dique de levante está programado para cumplir con los requisitos reglamentarios.
Definir el hotel con la tipología arquitectónica de "rascacielos", cuando se trata de una altura de 27 plantas, que está muy lejos de pertenecer a esas denominaciones de mayores alturas, resulta ser un tanto tendencioso, al tratar de exagerar su escala de una torre adecuada a un entorno industrial de grandes grúas, silos y el barrio de La Malagueta, con 33 torres colindantes con el BIC de la Farola del Puerto, y en donde la presencia del hotel puede convertirse en un equilibrio referencial respecto a su entorno sin tener que recurrir a grandilocuentes formas arquitectónicas que pueda distorsionar aún más el deteriorado perfil de La Malagueta.
En todo caso, utilizar datos manipulados para generar una confusión sobre una actuación mediática que posibilita el protagonismo de hacerse oír en los medios y redes sociales, no parece favorecer un debate que exige mayor rigor y conocimiento de la realidad.
Es por ello por lo que también debería evitarse confundir el paisaje medioambiental sobre espacios naturales que son objetivables por determinados parámetros y análisis científicos, de los del paisaje urbano como percepción visual y subjetiva en su relación con el entorno construido de la ciudad que será siempre inacabado atendiendo a sus respuestas transformadoras en cada momento de su historia.
Por ello, cuando nos referimos a los impactos urbanos es evidente que cualquier actuación transformadora los tiene, como así ha ocurrido en la continua transformación del perfil portuario con respecto a la ciudad a lo largo de su dinámico y continuo proceso histórico, y que seguirán definiendo los distintos paisajes de la ciudad como respuesta a los acontecimientos de cada momento de su historia.
No creo que existan soluciones únicas o inamovibles para resolver los conflictos que actualmente nos afectan, porque esos inmovilismos pueden llegar a ser irracionales, y en muchas ocasiones generan situaciones más irresolubles si no se les exige el conocimiento y la verificación que tales argumentos deben tener.
En todo caso, la propuesta de este singular hotel trataría de cualificar esta realidad de la Málaga actual, tanto urbana como regional, con su fuerte auge cultural, turístico y empresarial como principales componentes de su desarrollo económico.
Y no sólo mejorando un turismo excesivamente estacional, haciéndolo más sostenible, aportando el hotel-congresos los circuitos turísticos de los congresos y los grandes acontecimientos culturales internacionales que requiere la ciudad, sino también de las nuevas iniciativas tecnológicas que se están desarrollando en la ciudad, generando economías más estables y con una mayor calidad de la oferta laboral, en donde el hotel-congresos puede ayudar con sus actividades congresuales y los grandes acontecimientos apostar decididamente por esa internalización que requiere la ciudad.