Era un día típicamente navideño y un grupo de pediatras del Grupo Uncibay, compartíamos el día de trabajo del centro nacional de urgencias telefónicas. En otras salas, los niños estaban disfrutando de sus juguetes, algunos traídos por Papá Noel, otros por los Reyes Magos, cuando entró una llamada inusual y angustiosa. El interlocutor relataba que su puedo, situado en Aragón, había quedado incomunicado como consecuencia de una abundante nevada y que su hija, de 6 años y diabética, necesitaba insulina.



En su explicación, el padre explicaba al otro lado de la línea que la menor fue diagnosticada pocos meses antes y que llevaba todo el día con un cuadro de vómitos y diarrea. "No sabemos adaptar la insulina y todos sus cuidados, a esta nueva situación. ¿Nos podrían ayudar?", reclama.



La pequeña Concha vivía en una localidad de Huesca a 1.131 metros sobre el nivel del mar. Diariamente sus padres tienen que recorren 14 kilómetros para acudir a su puesto de trabajo. Una tarea que se complica en los meses de invierno, en los que llega a ser habitual que la nieve inhabilite la carretera.



Unas condiciones adversas que ponen de relieve el valor y la importancia de la telemedicina. Un estudio realizado por Forbes expone que solo en Estados Unidos la población que adoptó la telemedicina, gracias al uso de videollamadas y dispositivos móviles, creció del 11% al 76 % en 2020.



Parámetros que confirman que la salud ha cambiado y se encuentra en un proceso de transformación digital evidente. Hay que entender por Salud Digital el campo del conocimiento y la práctica relacionado con el desarrollo y la utilización de las tecnologías digitales para mejorar la salud.



Es por ello, el resultado de la revolución digital, buscando el mejor tratamiento y atención para el paciente, así como un mejor pronóstico y mejores resultados. ¿Cómo? A través de nuevos sistemas de Historia Medica Electrónica, el paciente se convierte en eje central de la asistencia, empleando para ello la telemedicina, el Big Data y la Inteligencia Artificial.



El paso de una realidad a otra no es fácil e implica superar dificultades y afrontar riesgos. Un proceso al que poder aplicar la frase de uno de los más famosos jugadores de baloncesto de los últimos años, Stephen Curry, quien resumía su éxito en su "empeño en sorprender" cada temporada pese a sus seguidores pese a no tener el mejor físico, ni la mayor capacidad de salto, ni medir más de 2 metros. O la reflexión de Salvador Dalí, quien dijo: "no tengas miedo a la perfección, nunca la alcanzara".



Como le ocurriera en origen a la jirafa, que tuvo que adaptar su cuello para alcanzar las hojas más altas, la sanidad está sometida a un proceso de adaptación continuo, que en una empresa está bien representado cuando cambian el programa informático y nos vemos obligados a aprender de cero.



En España tenemos iniciativas preliminares y actuales como el proyecto En línea con tu pediatra. Tras atender al niño en el servicio de Urgencias, y con el objetivo de realizar un correcto seguimiento clínico del paciente, se activa durante una semana el diálogo web al que puede acceder el usuario desde la página web. Una vía con la que dar respuesta a los mensajes recibidos.



Los sistemas de mensajería instantánea suponen un contacto directo, con posibilidad de compartir fotos, vídeos y documentos; en definitiva, es un acercamiento entre el paciente y el personal sanitario que se aleja de la "frialdad" que a veces suponen las nuevas tecnologías.



La escasa empatía de los medios no presenciales en realidad es un mito. Lo que los pacientes desean en muchas ocasiones es que "se les escuche". La presencialidad no es garantía de empatía. Otra iniciativa que cabe mencionar es la aplicación móvil Ubenwa. La misma realiza un análisis del llanto del bebé, habiendo establecido biomarcadores acústicos indicadores de daño cerebral en el recién nacido.



La transformación digital de la sanidad durante la pandemia ha acelerado la modernización de la sanidad y hemos comprobado cómo los sistemas que han apostado por la innovación y la digitalización han sido los más resilientes.



En el contexto sanitario actual, la transformación digital es fundamental para alcanzar una atención preventiva, diagnóstica y terapéutica centrada en el paciente y que, en definitiva, contribuye a mejorar la salud de las personas.



Todo ello supone en la sanidad un cambio cultural y de organización frente a la medicina tradicional. Un proceso integral e integrado de información, gestión e investigación basado en herramientas tecnológicas y datos con las que alcanzar un modelo fundado en la generación de conocimiento y en la medición de resultados. Además, permitirá alcanzar una asistencia basada en la prevención y personalización de la atención sanitaria, siempre centrada en el paciente para conseguir la completa incorporación de la Medicina Personalizada de Precisión.



Otra iniciativa es el sistema TELADOC. El Hospital Sant Joan de Déu Barcelona ha puesto en marcha un médoto de consulta médica a distancia que, con la ayuda de un robot, permite a los pediatras visitar como si estuvieran en la misma consulta a los niños y niñas atendidos de urgencia o que nacen en otro centro.



El proyecto busca compartir decisiones clínicas en el ámbito diagnóstico y terapéutico, así como reducir el número de niños que tienen que ser derivados a centros de fuera de la comarca. El futuro de la salud digital no es como la cumbre de una montaña que está esperando a que lleguemos. Es más un puente, algo que tenemos que imaginar, diseñar, planificar, construir y utilizar para atender una necesidad.

En la actualidad existe una modalidad de ajedrez que se conoce como ajedrez centauro, nacido de una anécdota del gran maestro Gary Kaspárov. Le ofrecieron y aceptó el reto de enfrentarse en competición a un ordenador que soportaba y desarrollaba diversos programas de ajedrez, llamado Deep Blue, de IBM. El resultado fue que la máquina lo derrotó de manera contundente.



Lo más llamativo y transcendental le ocurrió después de la derrota, cuando comprendió que lo peor estaba por venir. La velocidad y el rendimiento de las máquinas, de los ordenadores, se duplicaba cada 18 meses. La cuestión no era tanto llorar sobre su enorme derrota, sino pensar en qué podía hacer. Eso le llevo a casi no jugar al ajedrez en los siguientes años y en no aceptar ninguna partida en que hubiera intervención de ordenadores.



Finalmente, Kaspárov recapacitó y tras preguntarse quién era mejor jugando al ajedrez, si los humanos o las computadoras, se contestó que ninguno de los dos, que era necesario el equipo y que ambos jugaran mano a mano.



Cuando volvió al circuito de competición, al ser interpelado por la prensa sobre cómo imaginaba el jugador de ajedrez del siglo XXI, contestó: "Será un jugador centauro, con cabeza humana, pero en colaboración con su ordenador".



Una reflexión que nos devuelve al episodio de nuestra niña diabética, Concha, quien pudo ser atendida telefónicamente, utilizando una historia clínica de formato digital, participando personal médico y de enfermería. Mediante la asistencia online y el uso de canales digitales, los especialistas tuvieron todos los datos necesarios e incluso pudieron concertar una "cita de seguimiento" para los días siguientes.



Una última observación. Hemos comentado la importancia de lo ya realizado-innovación-tecnología-humanización-emprendimiento, etc. Tengamos en cuenta que el "el futuro ya está aquí, solo que desigualmente repartido (William Gibson)".