A principio de esta semana tuvimos la primera reunión, o tirando de anglicismo la Kick-off meeting, para la puesta en marcha de una iniciativa apoyada desde la Comisión Europea. Su nombre es tan explícito como provocador 'Climate Fusion Art Caravane'.
Su objetivo es crear una caravana de jóvenes artistas, provenientes de sectores desfavorecidos, para que intercambien las bases de su creatividad tanto en las artes escénicas y pictóricas hasta en el hip-hop, teniendo como eje central esa crisis climática de la que ellos ya son conscientes, siendo muy consecuentes con el futuro que les hará madurar en una sociedad plenamente distinta. Mentes juveniles croatas, eslovenas, neerlandesas, georgianas y malagueñas se encontrarán para, a través de sus obras, darnos a conocer su forma de pergeñar ese nuevo mundo que se aproxima, y que los mayores somos incapaces de atisbar.
Era muy emocionante ver la fuerza que desprendían entorno a su puesta en marcha el juvenil equipo integrado por Begoña, Pablo, Pilar, Ángel, Luciana e Isidro. Malagueñas y malagueños que quieren construir una utopía en la que su ciudad proyecte los pilares para un nuevo modelo de orden global. La paz y el arte serían las bisagras de la puerta que se abra hacia esos Objetivos del desarrollo sostenible que redunden en el beneficio de todos. Hoy está más claro que nunca que ellos son los autóctonos de un planeta, en el que los mayores somos los invasores.
La Caravana se ha puesto en marcha para fusionar el arte y las claves de un clima, entendido más allá de datos meteorológicos, para la dotación de un confort y desarrollo extendido por toda la superficie planetaria. Europa ha valorado este principio de creatividad que ha encontrado en Málaga su centralidad. Estoy convencido que la fuerza y potencia de aquellos jóvenes serán el impulso para que el Himno de la alegría, que tanto nos evoca los principios de los que emana el viejo continente, se haga más grande desde la convivencia y la solidaridad.