Ha querido nuestra lengua que solo medie una letra entre regenerar y degenerar. Cuando Juan Belmonte se encontró a su antiguo banderillero Joaquín Martínez como gobernador, dice la anécdota que el torero se sorprendió y le preguntó cómo había alcanzado tan alto cargo. “Degenerando maestro, degenerando”.
Los que estudiamos algo de latín en bachillerato, tuvimos que traducir algún párrafo de la Guerra de las Galias. Siendo de ciencias, casi nada recuerdo. Sin embargo, César y su historia, se ha ido presentando a lo largo de las lecturas de mi vida. Lo primero que me sorprendió fue que Roma tardara 100 veces más en conquistar Iberia que la Galia, que lo hizo en dos años. La orografía, la diversidad de pueblos, tribus, la mayor exposición en el Mediterráneo a Grecia, Fenicia y Cartago, y distintos estadios de desarrollo incluido el militar y comercial, así como el propio interés de César de construir su reputación y fortuna a sangre y fuego, hicieron la diferencia.
Mucho más tarde, me enteré de que en La Guerra de las Galias hay más de bulos, de fakes y de propaganda para el autobombo de César que de verdad histórica. César, como luego Napoleón, se hizo inmensamente rico. Las lecturas de la historiadora de Oxford Mary Beard, célebre autora de SPQR son muy reveladoras. El vulgo y gran parte de los ciudadanos de Roma se tragaron la papilla y César fue nombrado dictador, acabando para siempre con la República. Lo que de verdad sucedió en la Galia habría sido calificado hoy de genocidio. Sólo el aniquilamiento de las tribus germanas de los usípetes y los téncteros pudo suponer 400.000 víctimas. Hoy en día se le llama desinformación y de repente, 2100 años después nos caemos de la higuera.
En la edad media, los judíos habían sido expulsados de muchos reinos de Europa, sin embargo, la desinformación hizo su trabajo y cuando cuento en EE.UU. que muchos españoles tenemos sangre sefardí, te recuerdan lo mala que fue España expulsándolos.
Estudiando, buscando en mi propia genética, gracias a MyHeritage, en la genealogía y profundizando, me encontré que la inmensa mayoría de los sefardíes se quedaron y poco a poco, no sin persecución, se mezclaron y convirtieron y gracias a ello conservamos una rica herencia en lugares tan distantes como Lucena en Córdoba, Hervás en Cáceres o Besalú en Girona, con costumbres y gastronomía de fuerte origen sefardí.
La primera sinagoga de Nueva York fue fundada por ellos y uno de los padres del pensamiento moderno, Spinoza, lo era también. El bulo de los españoles y la Inquisición corrió tanto que pocos saben que Felipe Augusto de Francia fue el primero que expulsó a la comunidad judía de su reino en 1182, y Eduardo I de Inglaterra en 1290 ordenó la que se considera la primera gran expulsión de la Edad Media.
Los españoles fueron casi los últimos, empobreciendo el reino en 1492 pero Portugal en 1496 cierra las grandes expulsiones dejando una diáspora y reasentamientos en los Países Bajos, Polonia, los Estados Pontificios, América, el Magreb, Egipto y el Imperio Otomano, que en ese momento domina todo Oriente Medio y Palestina.
Los bulos, y la desinformación solía anteceder a los pogromos con invenciones y acusaciones de todo tipo.
La persecución no acabó ahí, Lutero se despachó a gusto con obras como “Sobre los judíos y sus mentiras” en 1543. Puro bulo y desinformación, en la que se alienta a la persecución, a la quema de sinagogas y otras lindezas.
No acaba aquí la historia de bulos, desinformación, ni la de crear una comunidad política, o nación como contraposición a otras comunidades que se deshumanizan y se señalan como enemigas.
El historiador Julian Casanova ha documentado que no fueron los nazis alemanes los que primero empezaron la persecución moderna de los judíos, desde finales del XIX y los primeros años del siglo XX estuvieron marcados por la persecución, sobre todo, fuera de los imperios Otomano y Austro Húngaro, la Rusia zarista ve nacer en 1902, el sumun de la desinformación con los Protocolos de los sabios de Sion. En 1920 se habían propagado como la pólvora. The Times los consideró un torpe plagio del Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, o la política de Maquiavelo en el siglo XIX, de Maurice Joy.
Este libelo fue inspirador y citado por Hitler, que los tomaba como fuente y aún hoy lo es para el antisemitismo moderno.
La ópera Don Carlos de Verdi, está basada en la obra de Schiller, un bulo, una calumnia y una desinformación para tiranizar al enemigo Felipe II acusado de ordenar la muerte de su hijo.
La obra de Fray Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, fue extensamente refutada por sus propios contemporáneos que estaban allí (o su coetáneo Juan Ginés de Sepúlveda), pero también recientemente una serie de historiadores españoles animados por las obras de Julián Juderías, Miguel Arenas, Elvira Roca, hispanoamericanos (Marcelo Gullo) y norteamericanos (Phillip Powell, Stanley Payne), está siendo revisada como lo que fue, una magnífica oportunidad utilizada por los enemigos de España para difamarla y justificar la guerra y los robos. Me abrió los ojos una visión comparada de los modelos ingleses en las 13 colonias y español desde Alaska a Patagonia escrita por John Elliot, Imperios del Mundo Atlántico.
Con motivo del documental España, la primera globalización de José Luis López Linares, este periódico se hizo eco, en octubre de 2021, de los testimonios de 39 expertos sobre la leyenda negra, encabezados por la presidenta de la Real Academia de la Historia.
Uno de los bulos que más me sorprendieron fueron los de Napoleón y su leyenda áurea en la que aun creen muchísimos franceses. No solo no reconociendo que lo derrotaron los rusos, afirmando que lo derrotó el invierno, sino echándole morro y poniendo Bailén en el Arco del Triunfo de París en la lista de victorias napoleónicas. Y sigue allí a pesar de la victoria de Castaños y Reding, frente a las tropas de Dupont.
Para atacar el mundo comunista y su falta de libertad, nos dieron papilla cinematográfica con la operación Doctor Zhivago. La CIA financió la película de David Lean y la impresión de 10 millones de copias de la novela que se introdujo clandestinamente en los países comunistas.
En los 50, según Deborah Davis, la CIA desplegó su operación Mockingbird para influir en medios incluyendo periodistas y en Hollywood. El premio Pulitzer Carl Bernstein, el famoso compañero de Bob Woodward periodista del Washington Post, que destapó el Watergate, también escribió al respecto de la influencia de la CIA en los medios “supuestamente libres”. En 2012 Tricia Jenkins publicó The CIA in Hollywood: How the Agency Shapes Film and Television con numerosos casos y ejemplos.
Más recientemente nos trajeron las armas de destrucción masiva de Sadam Husein, otro bulo que justificó destruir Iraq. En 2015 Toni Blair pidió disculpas en una entrevista, reconociendo que la decisión se basó en una información “errónea” y admitió que las consecuencias de la guerra fueron, como siempre, peores de lo anticipado.
La utilización masiva de datos personales por parte de Cambridge Analytica y su impacto en las elecciones norteamericanas de 2016 y en el referéndum del Brexit hacía explicito que la combinación de redes sociales, datos de usuarios, y desinformación llevaría al extremo lo que ya había inaugurado Julio César. Influir y manipular para conseguir y mantener el poder.
La comisión europea, que casi siempre tiene un documento para cada reto, ya publicó un Plan de Acción para la Democracia Europea y un Código de buenas prácticas en materia de desinformación de 2018. La desinformación se define como una amenaza creciente para las democracias europeas y aseguran que el 83% de la gente así lo piensa, que el 63% de los jóvenes europeos se enfrentan a noticias falsas una vez a la semana y que el 51% de los europeos han estado expuestos a la desinformación online.
Yo me pregunto, ¿hay desinformación buena si viene de unos y mala si viene de otros? ¿Se imaginan a César prohibiendo el libro de Vercingétorix con su versión de la guerra de las Galias? Lo de César es la verdad, lo de los galos, desinformación y bulos. Lo de Zhivago es pata negra, lo de los rusos, o los chinos, o los iraníes, desinformación y bulos. ¿Te desinformo yo para evitar que te desinformen los otros? ¿Apagamos internet? Ni en China lo han conseguido. Cualquiera que quiera saber lo que pasa afuera puede hacerlo a través de VPN’s.
Llevamos siglos expuestos, y sin redes sociales. Regenerar pasa por eliminar el anonimato en el ciberespacio. La identidad solo la otorga el Estado y ha de ser necesariamente única. Es como emitir DNI’s, pasaportes, acuñar moneda y tener ejército. El anónimo es impune y puede calumniar, difamar, estafar, ofender, sin reproche penal.
Julian Assange ha estado siete años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres y ahora lleva cinco en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh. El imperio y la verdad no suelen ser pareja. En nombre de la seguridad nacional se atropella la democracia. Pero, entonces, ¿en qué nos diferenciamos de las autocracias de las que nos quieren proteger? Cada vez que se cede un derecho fundamental, excepcionalmente, este no vuelve sin una gran lucha, a menudo violenta. ¿Quién quiere ceder el de la libertad de prensa, el derecho a la información, y la libertad de expresión? ¿Cuál es el bien superior a proteger?
Regenerar, además, pasa por una escuela de calidad, con maestros, programas y recursos de calidad, bien incentivados, motivados y evaluados. La educación de calidad, el estímulo y fomento de la lectura, el cultivo y desarrollo de las humanidades, de la filosofía, la ética, la historia y el desarrollo del pensamiento crítico, la potenciación de la libertad de expresión, de prensa, el abandono del monocultivo de una sola línea de opinión en los medios, el estímulo del diálogo y el debate público, del debate de ideas en lo público, la exigencia sana de la rendición de cuentas y el respeto al que disiente o piensa distinto, son el único remedio.
Solo haciendo mejores ciudadanos, curiosos, exigentes, comprometidos y críticos, más empoderados, mejor preparados para entender y poner contexto a las cosas, tendremos una sociedad libre y a prueba de bulos. ¿No es mejor formar que regular o prohibir? “Regenerando, maestro, regenerando.”