The “pile driver” (el martillo pilón), decía Churchill, que fue premio Nobel de literatura y un magnífico experto en comunicación de su tiempo (olvidamos su rusofobia y otros “defectillos” que, ahora con un estúpido revisionismo, menoscaban a grandes figuras en política y letras como este, o en arte como Picasso, o ciencia como Einstein porque su probidad en otros aspectos del comportamiento humano es discutida con las lentes morales de hoy). Churchill creía en el poder de la insistencia y su estrategia se basaba en "golpear" repetidamente sobre el mismo punto hasta que se comprendiera claramente, similar a cómo un "pile driver" funciona en construcción. El genio inglés solía decir “pile it on” para referirse a que algo se remachase.

El concepto de repetir y reforzar mensajes hasta que calen profundamente en el público es uno que Churchill implementó de manera efectiva, especialmente durante sus discursos en tiempos de guerra. Su famoso enfoque de repetición y martilleo sobre las ideas clave era parte integral de su habilidad para comunicar y liderar.

Fue Guillermo Dorronsoro el que con su magnífica didáctica, marca Loyola, nos recordó hace ya unos años, en Santander, que cuando quieres que un concepto sea claro, hay que dar golpe sobre golpe sobre el mismo clavo, una y otra vez, sin descanso.

La industria, su importancia extraordinaria en la tracción de la tecnología, de la productividad, de la economía, de la educación, del comercio, de la estabilidad laboral, de las exportaciones, de la inversión y la soberanía. La Industria como columna dorsal de las regiones, de los países y de Europa misma. La Industria, cómo impulsarla, protegerla, reforzarla. La Industria, que como fuente de riqueza ha movido el mundo, desde la seda y las cerámicas chinas, la siderurgia y las armas, el textil, la farma, el acero, la transformación minera, el ferrocarril, el cemento, la construcción, la alimentación, la energía, la automoción, la aviación, el espacio, las comunicaciones, la electrónica, los semiconductores, la fotónica y la IA.

Carreras en las que aquellos territorios capaces de desarrollar clústers con masa crítica suficiente capturaron una porción relevante del valor y permitieron mayores dosis de progreso, riqueza y bienestar a sus habitantes. El mundo puede verse, de una manera simplificada, como comunidades de productores y de usuarios/ compradores. Aquellas economías netamente productoras acaban agregando valor y economías de escala que elevan las barreras para que otros compitan. El caso del vehículo eléctrico o el silicio para fotovoltaica en China, el de las foundries de semiconductores en Taiwán y Corea del Sur son paradigmáticos, las economías de plataforma de las big 5 americanas también.

Dice Dorronsoro que el hombre necesita certidumbres pero que cuando a San Ignacio sus colaboradores le planteaban metas a unos meses vista, solía contestarles, “¿y tanto pensáis vivir?” Dice mi querido vasco que el hombre necesita planificar, programar, prever, certidumbres sobre el futuro. ¡Cómo si pudiera haberlas! Dice que los analistas que descifran el pasado quieren, con los mismos métodos, hacerlo sobre el futuro y ahí es donde el hombre común yerra. Cuando la predicción como proyección o inferencia del pasado cambia drásticamente, el analista, el hombre de la Excel menciona el cisne negro, el factor que hizo que las proyecciones ya no valieran.

Pero no dejo de admirar su mensaje optimista, positivo y realista respecto del futuro. Emprende el camino de la innovación, el de la empresa, el de tu industria con un pie levantado, como cuando estás en camino, como cuando estás de viaje. ¿Verdad que cuando estamos de viaje estamos más preparados para lo inesperado? Un temporal, un terremoto, un accidente, un retraso, un desconocido que acaba siendo un amigo para siempre… Ni la industria, ni las empresas, ni la innovación la hicieron analistas ni aquellos que tenían dos pies en el suelo, que tenían todo previsto, planificado y proyectado. La hicieron los que estaban con un pie en el suelo y otro levantado pero con un equipo y una meta.

Cada verano, el viaje de las vacaciones en familia me regala un tiempo fantástico para la observación y la reflexión. He recorrido, en varias etapas, desde Andalucía a Levante y Cataluña y luego Rhone Alpes con Lyon y Grenoble como grandes centros económicos e industriales, he visitado el Piamonte, cuna de San Juan Bosco, propulsor de la educación en la formación profesional de los jóvenes y actor de la doctrina social de la Iglesia en tiempos de gran injusticia social precursores de los desastres del siglo XX. Veía las fábricas de Schneider, de Pirelli, de ST Microelectronics, a ambos lados de la Savoya. Veía el Camino Español que desde Génova llevaba a Flandes por tierras del Sacro Imperio y la proeza logística y económica que suponía mover a miles de hombres en aquella época.

El museo de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci en Milán, con su homenaje al genio y sus ideas, pero también a las contribuciones de su industria a la defensa, al ferrocarril, a las telecomunicaciones, al espacio. Cruzar Lombardía viendo una y otra y otra fábrica. Los “nortes” industriales de España, Francia, Italia, ricos y sus “sures” pobres. Como andaluz no me resigno a ser un Sur. Quiero que un día mi tierra sea como Baviera o Baden Wuttenberg, el Sur rico. Las diferencias en los salarios, los precios de las viviendas y las rentas per cápita cantan por sí mismas y hoy Andalucía aún es el Sur. Es posible que se necesiten unas gotas de andalucismo para que eso pase. Para alcanzar la media europea habrá que subir los escalones de dos en dos y la Acción Exterior recién inaugurada por la Junta es clave.

Pasas el Véneto y te plantas en Trieste con su posición estratégica, su industria al pie de los Alpes, el camino más corto hacia el corazón de Europa, codiciado por celtas desde el siglo V antes de Cristo, griegos, romanos, ostrogodos, eslavos, germanos carolingios, venecianos, habsburgos austriacos, franceses Napoleónicos, que queda como hinterland en manos de los aliados a las puertas de la Yugoslavia del esloveno Tito, y finalmente en manos italianas. Cuando ves que la salida natural al mar de Austria por su antigua Carintia fue convenientemente cercenada para debilitar estructuralmente las capacidades comerciales e industriales de centro Europa piensas en el daño que nos han hecho nuestros “queridos aliados”. No me extraña que Stefan Zweig cayera en depresión tras ver su Austria y su sueño de Europa tras Potsdam.

Con capacidad para un millón de contenedores (TEU) y 66 millones de toneladas, Trieste no es el mayor de Italia, Génova (2.6m TEU y 52m Tm le supera). En el Este del Mediterráneo el Pireo sigue siendo el rey (5.4m TEU y 66m Tm de carga). Los puertos de Marsella (1,5m TEU), Barcelona (3.4m TEU) y Algeciras (5m TEU) juntos igualan la capacidad de un gigante que hace un par de décadas ni existía, Tánger Med, 9 millones de TEU, 108 millones de Tm, ya atiende más de 15.000 barcos /año, es el mayor puerto del Mediterráneo y de África.

Contemplo desde las colinas la ciudad de Capodistria, Koper en esloveno, abajo en la zona italiana una planta inmensa de Wärtsilä, el gigante finlandés de propulsores y generadores marinos. Tres comprar Cerdervall, Burriel Navarro, Hemaworthy, L3 Marine Systems y Trident, tiene plantas en Porriño (Galicia) y Maliaño (Cantabria) y en Europa Goteburgo (Suecia), Glasgow, Dorset y Hampshire (Reino Unido), Vaasa (Finlandia). Una industria europea con más de 17.000 empleados en 74 países, que ha equipado más de 40.000 barcos con su tecnología. En el primer semestre de 2024  habían facturado 2.877 millones de euros con un resultado operativo del 10,2% sobre ventas.

Me pregunto si la UE y sus estados están protegiendo a sus campeones como este y el mitlestand (las empresas medianas que sustentan buen parte de la economía, las empresas de tamaño medio), para que puedan crecer y sigan siendo europeos. Ante un fuerte proteccionismo e intervencionismo en EE. UU. y China, ¿qué estamos haciendo? Regular no es suficiente y muchas veces inútil y contraproducente.

El contrato de Alta Velocidad Rabat Kenitra se adjudicó a una compañía francesa dos días después de que Macron mandara una carta de apoyo a la solución marroquí en el Sahara Occidental que produjo la inmediata retirada del embajador argelino en Truquea. La oferta del competidor español era más barata. ¿De verdad vamos bien compitiendo entre nosotros en la UE? La presión francesa para poner aranceles a los coches eléctricos chinos perjudicará a Alemania y España. ¿No sería mejor construir un Gran Corredor Mediterráneo desde Algeciras, Málaga, Alicante, Valencia, Castellón, Tarragona, Barcelona, Marsella y Génova? En total conectaría una capacidad de más de 20 millones de contenedores, 460 millones de toneladas de carga y atenderían a casi 70.000 barcos. ¿No sería mejor atraer a los fabricantes chinos a producir en Europa? ¿No necesita la industria europea una logística realmente competitiva, ágil, sostenible?

Recientemente hemos visto combustibles sintéticos en las gasolineras de Repsol, el Diesel 10+ a base de hidrógeno renovable y aceites a precios competitivos, de facto más baratos que el diésel fósil en Francia o Italia, por ejemplo. Una clave para que nuestras industrias puedan reducir su dependencia de las fuentes fósiles. Contamos con una capacidad enorme de producción de renovables. En 2023, la UE tenía una capacidad renovable superior a los 1.400 Terawatios hora, la media de los países tenían del orden del 45% de su producción renovable. De las cuatro mayores economías de la UE, sólo Francia está por debajo del 40% de producción renovable, aunque han pedido el comodín de que la nuclear se considere renovable porque no emite CO2, sólo radiaciones ionizantes.

¿Están las industrias europeas mejorando su competitividad gracias a la disponibilidad de energía renovable y sostenible? China con 2.700 TWh sólo tiene el 35% de su producción de origen renovable, EE.UU. 1.200 TWh y tan sólo el 30% de su producción renovable es el campeón mundial de las emisiones. ¿Por qué entonces las industrias de la UE no son más competitivas? ¿Se trasladan los menores costes medioambientales a la competitividad de nuestras industrias? ¿Acceden a energía más verde y barata nuestras industrias? ¿Ponemos mecanismos de ajustes por emisiones en frontera que no permitan a los contaminantes vender en la UE más barato que las empresas europeas? ¿Son las energéticas las que capturan el valor o realmente se traslada a la competitividad final de nuestras industrias? ¿Por qué tras el cierre de los gasoductos rusos de Gazprom a Alemania la Bayer ha cerrado y movido parte de su producción fuera de la UE?

Energía, infraestructuras logísticas, regulaciones que primen la producción en la UE, y penalicen la producción sucia y contaminante, en todas partes, esas eran las políticas que un nuevo Parlamento y colegio de comisarios pueden dinamitar en los próximos meses.

Hablando con un alto directivo de la UE sobre la necesaria continuidad de las políticas de soberanía estratégica que tanto defendió el comisario Breton, me decía que, por desgracia, cada vez que llega un nuevo comisario sufrimos adanismo y nadie asume que hay políticas de largo plazo que están inacabadas y conviene al conjunto de la Unión continuar y completar. ¿Pero quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién le dice al nuevo comisario que antes de hacer nada se estudie lo que hay en marcha y trabaje por la continuidad de aquellos aspectos que son estratégicos para la Unión?

Los ciudadanos en la UE están tan lejos de sus medidas que el control que debiera ejercer el parlamento, la prensa y la opinión pública es extremadamente débil. Al contrario que en los EE.UU, hemos puesto los aspectos federales, estratégicos y clave, lejos de los ciudadanos y su control. Ningún ciudadano vota a la Comisión. Y así nos va, perdiendo puestos, siendo cada vez más irrelevantes en un mundo en el que los grandes Estados intervencionistas, entre los que incluyo a China, Rusia y EE.UU, nos hacen la agenda.

Ahora toca olvidarse un poco del calentamiento global, aceptarlo y, mitigarlo para que los productores de combustibles fósiles sigan ordeñando su vaca. Que las cumbres del clima las organicen países productores de combustibles fósiles y acostumbrados a vivir a 50 ºC es un mensaje al mundo. Bienvenidos a nuestra vida chicos. Ahora toca guerra para que los productores de armas sigan ordeñando su vaca, los déficits comerciales se ajusten y las deudas públicas y privadas se metan en vereda.

Hoy no soy optimista en lo que respecta a la industria en Europa. Los datos de Eurostat son para echarse a llorar. La mayoría de los productos industriales está en 2024 en niveles inferiores a 2010.

Mientras tanto una Europa, fragmentada artificialmente, en la que hoy escribo desde Eslovenia como desde casa, tras haber ido a las fiestas de la Virgen de agosto como si estuviera en la Paloma en Madrid o en la Oliva en Mollina, las de Gracia en Barcelona o Archidona, o las Maravillas en Bobadilla y se celebran como en el barrio o en el pueblo, una misa, unos vecinos que se reencuentran, una verbena, ni se conoce ni se une en torno a los valores y las cosas que nos importan, nuestra historia, nuestro hijos, nuestra forma de vida y su futuro. Sólo una Europa fuertemente unida en torno a la defensa de sus fuentes de prosperidad, y la industria es una primordial, puede garantizar un futuro a sus ciudadanos.

En Santander 38, este año tendré, el honor, la oportunidad y la responsabilidad de moderar una mesa sobre Industria con Guillermo Dorronsoro, Ana Ursúa, directora de la Asociación de la Industria Navarra y miembro del Grupo de Reflexión de Ametic y Jordi García Brustenga, flamante nuevo Director General de Estrategia Industrial y Mediana Empresa, que en muy poco tiempo ha pasado de proponer políticas (predicar) desde IND+I y en alianza con FEI a tener la responsabilidad de dar trigo. No se lo pierdan. Será el día 2 de septiembre a las 16:30 y lo pueden seguir online. Recuerden, martillo pilón, que proponemos desde Ametic un Pacto de Estado (un abrazo de Vergara) por la Industria así como, en nuestra alianza con Cre100do, un protagonismo de las empresas medianas en las políticas económicas e industriales. No hay tiempo que perder.