Y volví de una tarde llena de momentos que me llevan a mi interior.

Hospital Comarcal del Guadalhorce (Málaga), Fundación Olivares y cuatro voluntarios con sus polos y el logo de la fundación en el corazón.

Habitaciones con abuelitos y abuelitas que pasan días, semanas o meses en la más absoluta soledad.

Historias interminables de vidas vividas que llenaron de pasos hacia una vejez segura.

Historias de llenarse el Alma de abrazos, sonrisas y muchas lágrimas recordando su pasado y haciéndolo presente ante nosotros.

Me planteo qué es la vida, ¿un caminar hacia un futuro solitario en el que posiblemente ya seamos un estorbo y se olviden de nosotros?

Una entrega a nuestros hijos, nietos y familiares para los que llegado un momento ya no existimos.

Estamos tan ocupados en nuestra mierda de vida que se nos olvidan quienes fueron y son nuestros padres. Dedicamos nuestro cien por cien del tiempo a crear una vida monótona y aburrida levantándonos al amanecer, llevando a los hijos al cole, correr hacia el trabajo, volver a recogerlos, llevarlos al parque, actividades extraescolares mientras con otras madres banalizamos nuestro día hasta que volvemos a casa a darles un baño, la cena y a la cama.

Y mientras tu vida sucede de esa manera tan vacía y tan lejos del amor, creyéndote que sois los mejores padres o hijos, esposos del mundo, vuestros padres, aquellos que entregaron su vida por vosotros, se marchitan hasta su muerte en una habitación de hospital oyendo una radio que no coge sintonía alguna o llorando cuando los voluntarios entramos y los abrazamos. Hace tanto que nadie los abraza!!!!

Con todo el respeto del mundo y sin generalizar… “iros a la mierda”.

No quiero un mundo así, me niego a creer y sobre todo aceptar que TÚ como persona eres tan idiota.

Tendrás carreras universitarias, masters, idiomas y un súper cargo en la empresa, pero me das vergüenza.

76 años, meses en la misma habitación, su marido murió, vendieron su casa, compraron un apartamento en el que hoy vive su único hijo con su mujer. No ha ido a verla ni un solo día, no tiene teléfono para comunicarse con nadie, la tele de su habitación no funciona y hoy lloraba de alegría porque tenía cuatro amigos nuevos con los que compartir vida camino hacia la muerte. No ha parado de darnos las gracias y suplicarnos que hablásemos con el médico para poder salir de allí.

¿De verdad puede suceder lo que he vivido esta tarde?

¿Dónde está el corazón de las personas, aquellos mami o papi os quiero, cómprame un juguete, llévame a un cumple o dile a los Reyes Magos que me traigan muchas cosas que soy la mejor o el mejor hijo del mundo?

¿Qué educación emocional enseñamos a nuestros hijos que cuando crecen, “maduran” y sus padres enferman los abandonan?

Muchas preguntas, ¿verdad? Pues a ver si eres capaz de contestártelas a ti mism@ y tener el más mínimo respeto por quienes lo dieron todo por ti.

Yo me quedo con sus miradas, con la caricia de su Alma herida y llena de dolor, a la que he intentado aliviar de dolor un ratito.

Salir de allí te hace replantearte muchas cosas en la vida, a mis 56 años tengo más pasado que futuro, me da miedo morir sólo. Es el único temor que hoy albergo, quisiera una mano que me acompañase en ese momento.

Recibes noticias de amistades que se marchan, infartos, cáncer o simplemente su hora escrita, que más da si cada una de ellas es un pellizquito en mi realidad. 

Vivir en soledad con tantas ganas de Vivir.

Me gustaría tanto cambiar este mundo y abrazar las miserias del corazón del prójimo, que tengo que volar hacia mi interno para recobrar la Paz que habita en mi porque no puedo hacerlo sólo.

Amo tanto esta Vida que me agarro a ella y aún sabiendo que las Almas son eternas, mis abuelitos y abuelitas mueran solos y eso duele.

Haz que no te duela la Vida y cógeles de la mano hasta el final por favor.