"Crecer es muchas veces descrito como un medio, para perdurar, para crear valor, para ganar masa crítica, para poder competir y acometer retos reservados a cada vez menos competidores. Crecer es, a menudo, la manera de mantenerte fuerte, en forma, como ir al gimnasio o hacer deporte, una manera de asegurar una mayor salud para la empresa, y para todo su entorno.
Crecer es la única manera de crear suficientes oportunidades de carrera para que los mejores se queden, y crear suficiente valor para compartir incentivos a la permanencia y a la propia creación de valor a través de la innovación, la motivación, el desarrollo de negocio, en nuevos productos/servicios y mercados.
Crecer te hace atractivo para nuevos aliados, para nuevos inversores, para nuevos y mejores clientes y proveedores. Crecer te ayuda, en la era de la escasez de talento, a ser un "best place to work" para las nuevas generaciones. ¿Es crecer un medio o un fin en sí mismo?
Conseguir aquel producto que soñabas, aquella fábrica, aquel cliente aparentemente inalcanzable puede sonar a romanticismo o ambición. Hacer aquello que los que nos precedieron trabajaron duro para alcanzar sin éxito. Miras atrás con satisfacción personal, junto a tu equipo y tienes ese pensamiento de reconocimiento para esos antecesores, muchas veces generaciones anteriores de la familia, otras veces nuestros mentores o los mentores de nuestros mentores. Siempre pioneros que abrieron sendas que nosotros ensanchamos.
Las palancas, a menudo, son la innovación, la internacionalización, la colaboración, las alianzas, la mejora de la productividad mediante adopción de nuevas tecnologías y metodologías, el talento y el crecimiento inorgánico. Pocas veces se puede hacer sin el cliente en el centro, sin los colaboradores como principales activos, sin que todos los stakeholders se sientan parte y copropietarios del proyecto. Importante crecer primero en excelencia para hacerlo en tamaño después.
Solo compartiendo misión y visión, en definitiva, el propósito, podemos alinear a todos hacia el mismo fin. La consecuencia es la generación continuada de valor, en un momento en el que los mayores activos de las empresas son intangibles, marca, fondo de comercio, patentes, IP, tecnología y conocimiento.
Sólo el Equity (Recursos Propios) es de los accionistas, el resto del pasivo es con bancos, proveedores, administraciones públicas, trabajadores… Pero el activo más importante, el intangible, el que solo aflora claramente en empresas cotizadas o cuando hay transacciones con cambio de control, es de nuestro equipo.
A veces, la inercia, nos puede hacer pensar que la fuerza que propulsa el crecimiento existe y es constante. Craso error. El final del crecimiento sucede bastante después de que se apaguen los motores, el de la ilusión, el de la pasión de liderar, el del fortalecimiento de capacidades que aún no se ven en el EBITDA pero que, sin duda, te permitirán llegar a la próxima meta, hacer cumbre, tomar aliento, recuperar fuerzas e ir a por la siguiente.
Para llegar alto, crecer, es también necesario aligerar el peso, desprendernos de aquellas prácticas y costes que ya no aportan impulso, aquellos productos, procesos o mercados que mantenemos por motivos históricos, románticos o simplemente porque no hemos parado a reparar en ello.
Podar el árbol lo fortalece, soltar lastre, ayuda a tomar altura. Revisitar y cuestionar de manera constructiva lo que hacemos y, para qué, si siguen obedeciendo al propósito de la compañía y cuántos recursos nos drena es una práctica imprescindible".
Este artículo se ha publicado en el libro que, con motivo del 10º Aniversario de la creación de Cre100do, se ha entregado esta semana a los muchos que hemos participado en esta increíble aventura de generosidad y comunidad. Ya son empresas españolas de tamaño medio, una pequeña muestra de las 1.800 que tenemos.
El 60% son empresas industriales, mi pasión, y el foco del informe Draghi, el objeto de deseo de los competidores, fondos, y competidores multinacionales, a menudo extranjeros.
He basado mi campaña perdedora de Ametic en la defensa de la industria española y europea. No he sabido convencer a una estrecha mayoría de que es sobre unas capacidades productivas, innovadoras, tecnológicas e innovadoras potentes como un país es también interesante para los que vienen a vendernos lo suyo. Tanto es así que pueden invertir también porque hay ecosistemas empresariales sanos, dinámicos, competitivos con buen talento.
Apoyar las ETI’s es bueno para todos. Así lo ha hecho durante años en Alemania, con un llamado Mittlestand que tira del país. Mucho se habla del mal momento alemán, ya quisiera yo tener algunos de sus problemas con uno de los mejores tejidos productivos del mundo.
Las ETIs de Cre100do crean 138.000 empleos directos y 158.000 indirectos. Basándome en el “paper” de McKinsey Global Institute, que tras la gran crisis de Lehman Brothers abrió los ojos sobre la industria, “Manufacturing the future: The next era of global growth and innovation”, puedo asegurar que es la que asume la mayor parte del I+D, de las ganancias de productividad y de la mejora continuada de salarios como consiguiente.
Cada empleo industrial genera de media dos en servicios, desde la auditoría, el derecho, la seguridad, la logística, el software, las comunicaciones. Por ello no es aventurado estimar que las empresas Cre100do con sus 25.000 millones de euros de facturación agregada impactan en el empleo de entre 300 y 400.000 personas. Con 1.100 empleados de media, venden en promedio el 60% de su facturación fuera de España. Aquel estudio de 2012 se hizo eco de que la era de la deslocalización industrial se había acabado. Fabricar era importante, de hecho, era estratégico en muchos campos.
Hacer grandes a nuestros campeones, como hizo japón con sus Keiretsu, como hizo Corea del Sur con sus Chaebol, como hace ahora China con los suyos y como ha venido haciendo EE. UU. durante algo más de un siglo es una política económica de generación de valor y prosperidad compartida imprescindible. Es transversal, no elige sectores, no se empeña en tener lo que no tenemos ni en hacer lo que no hacemos, pone velas más grandes a favor del viento en empresas que ya saben cómo y dónde competir y a menudo ya son las mejores en sus propuestas. Es cuestión de tamaño. Crecer primero en excelencia, como nos recordó Carlos Mira y luego en tamaño.
Hay que ayudar sin pudor, mediante todos los instrumentos posibles, económicos, financieros, fiscales, políticos, diplomáticos, regulatorios, tecnológicos… a tener más ETI’s, más grandes que traccionen de las pymes, que lideren en I+D+I, que sigan vertebrando el territorio y generando prosperidad para todos.
Solo les he compartido mi aportación al libro. Hay 100 más, todas de líderes de empresas que nos dan las claves de por dónde ir, se toca todo, la marca, la tecnología, la ambición de crecer, los valores, la familia, la impronta de los fundadores, el legado, el propósito.
No es la primera vez que en esta columna les hablo de una de las figuras del pensamiento económico y social que más admiro, Antón Costas. El libro lo abre este gallego universal con “El ADN de las buenas empresas y su ambición de crecer”.
Estén atentos a la web de Cre100do, pronto podrán descargarse el libro en formato digital. Es un máster, en el que el caso no lo ha redactado un profe, lo cuentan los protagonistas. Que lo disfruten tanto como yo y que los próximos 10 años de esta iniciativa apoyada desde el primer día por Circulo de Empresarios, Bankinter e ICEX, sean tan productivos como los que acaban de cumplir.