He llegado a la conclusión de que uno de los procesos más importantes de la vida de la empresa y de los propios directivos apenas se toca, casi no se enseña, a pesar de que puede ser desde traumático a catastrófico.
Los proyectos, a menudo, tienen liderazgos múltiples. Rara vez una persona es el artífice, se han de dar contexto, oportunidad, momento, equipo, y una pizca de viento de cola.
Hace tres años pensé que Málaga se enfrentaba a un proceso de sucesión de gran importancia. En el área de innovación, e industria tecnológica, la primera sería la del Rector Narváez.
La materia prima de la innovación es el talento bien formado. No hubo nada que le propusiéramos a lo que dijera que no. La implementación de algunos proyectos aún colea. Probablemente dejaba a los vicerrectores el reto de hacerlo realidad, pero en sus dos mandatos, la colaboración Universidad Empresa avanzó más que en las dos décadas anteriores.
Nos sentó cara a cara a todo el ecosistema empresarial con todos sus vicerrectores. Nos dijimos cosas que, a muchos, con los egos, no nos gustan que nos digan en público. La UMA tenía que mejorar en muchísimos campos, la politécnica que tiene dentro y puede destacar, había que sacarla y que brille.
Ellos nos dijeron que nosotros no éramos Silicon Valley y que también teníamos muchas cosas que aprender y mejorar. La cantidad de grandes proyectos, desde el aterrizaje de Vodafone, la creación del enclave de PTA en el Campus, el Rayo Verde, llenarlo de start ups y disponer de un espacio para innovación de las empresas de base tecnológica surgidas de la universidad, la creación del Instituto Ricardo Valle, el laboratorio de co creación, los nuevos masters, el primer Grado en IA y Ciber de España, la Cátedra Hedi Lamarr, el centro Ada Byron, la UMA, con Ayuntamiento, Junta y Unicaja se sentaban en la Junta y Consejo de Málaga Tech Park.
Para mí un hito de la colaboración se alcanzó cuando la UMA consigue la mayor dotación para una cátedra Chip de España y se anuncia que el Instituto Interuniversitario de Lovaina, el IMEC se instala en Málaga Tech Park.
La segunda sucesión crítica para mí era el final del segundo mandato de Pedro Mier al frente de Ametic, que la ha puesto a la cabeza de las propuestas transformadoras del país, con una defensa nítida de la industria digital española y europea. Una defensa de tres pactos de estado por la innovación, la formación y la reindustrialización.
Y una fuerte convicción de que la España periférica puede y debe contribuir activamente a un país más rico, más fuerte, más diverso y competitivo con las múltiples empresas e iniciativas innovadoras que proliferan más allá de Madrid y Barcelona.
Me dicen los agudos analistas que cometí tres errores por los que no conseguí la mayoría de los apoyos de la directiva de Ametic. El primero, hablar demasiado de Industria. Voces informadas me dicen que el nuevo equipo va a quitar la palabra industria del claim “La voz de la Industria Digital”. A ver cómo defienden las políticas de oferta que son el eje del nuevo mandato de la Comisión Europea y cómo se distinguen de Digitales y Adigital. ¿Cuánto tardará Aesemi en recoger el testigo? Estaremos atentos.
El segundo error fue defender demasiado a las empresas españolas y europeas. A ver cómo se distinguen de multinacionales por la Marca España. El tercer error fue decir que la candidatura adversaria representa los intereses de lobbies y multinacionales asiáticas.
Acepto el análisis del observador y los tres errores, pero si la mayoría no apoya la defensa de las empresas españolas y los tres pactos de Estado, han hecho lo correcto. No se trata de decir lo que quieren oír para que te voten sino de decir lo que defiendes para que elijan en consecuencia si les conviene o no.
El proceso de desmonte pieza a pieza del trabajo realizado empezó el primer día tras las elecciones. ¿Proyectos, clústers, AEI’s’? ¿Para qué? Mejor subcontratarlos a un socio que nos votó y abandonar estas actividades colaborativas que además aportan financiación a la Asociación.
¿Industria? ¿Para qué? Mejor decir que somos solo digitales, como si eso no fuera una industria, así, los que vienen a España y a Europa solo a vender, que ven solo un mercado y un fortín de barreras regulatorias tienen más fácil derribarlas, oponerse o condicionarlas y que todo el mundo compre sus productos sin competencia local.
Pero contamos a los dependientes, las tiendas, la logística, los comerciales, los subcontratistas, los del marketing, la administración, etc, y decimos que venimos a España a crear muchos empleos. ¿Les suena? Muchas gracias por esos empleos, pero queremos los buenos, los altamente remunerados y que los centros de decisión estén en España y Europa, no allende los mares. Queremos hacer I+D+I, innovar, patentar, fabricar … Ni más ni menos que lo que hacéis vosotros. Pura reciprocidad.
Me va llegando por unos y otros sitios que la defensa de los tres Pactos de Estado irá decayendo hasta que la débil memoria de todos la entierre convenientemente para aquellos que nos quieren iletrados, consumidores y desindustrializados.
Algún miembro del nuevo equipo rectoral de la UMA se apresuró a felicitar y ponerse a disposición del nuevo presidente.
Como apasionado de la Historia, sé que el ganador hace una memoria Áurea y sobre el antecesor prepara la Damnatio Memoria.
De los 5 que me preocupaban dos ya han caído. Sigo con atención el caso de Felipe Romera y el del alcalde Francisco de la Torre, que tanto han hecho por el desarrollo, la posición actual y la visión futura de la Málaga Tecnológica e Innovadora. Del éxito de esos procesos depende mucho el futuro de una comunidad cada vez más importante.
El último de los que me preocupaban es Carlos Mira, artífice, ideólogo y líder de Cre100do, uno de los proyectos país que, bien vitaminado, puede hacernos dar un salto adelante de dos décadas. Es tan claro que nuestro mittlestand, nuestras ETI’s, pueden ser las grandes transformadoras de la economía de nuestro país acelerando la convergencia con los lideres de Europa…
El año pasado en el evento anual de Cre100do me preguntaron por mi agenda y prioridades. Hablé de la sucesión. En la mesa, en la cena, hubo una riquísima conversación. Todos tenían el mismo reto. Cada uno en un contexto, empresa familiar con hijos, sobrinos en la gestión, empresa familiar sin sucesión en la gestión y empresa profesional no familiar sin planes explícitos de sucesión. Cada uno tenía sus propias ideas.
Nos enseñan en las escuelas de negocio a crear, a crecer, a comprar, a desinvertir, a vender, a escindir, a internacionalizar, a muchas cosas, a llegar a ser buenos y a veces altos directivos o el primer directivo. Pero no nos enseñan a lo que Javier Roquero de Salto Systems ha definido como difuminarse. “En un proceso de crecimiento sano, de expansión de los miembros de un equipo, un buen líder debe saber difuminarse”.
El proceso de sucesión, responsabilidad compartida del CEO, el Consejo y la Junta de accionistas, en la empresa, pocas veces se aborda con la necesaria antelación, y sistemática, los planes de generación de alternativas internas y el necesario “scouting” de candidatos externos. “Cada vez que incorporas a alguien al equipo debe buscar la excelencia. El que llega debe ser mejor, mucho mejor que tú”. Tampoco nos enseñan a nosotros mismos a nuestro proceso personal y profesional de difuminación. Cuando no lo hacemos, cuando no lo entendemos bien podemos acabar auto amortizándonos.
La química del líder, con una agenda intensa, con múltiples responsabilidades, y preocupaciones, viajes, reuniones, eventos, con llamadas sin contestar, con correos por leer, con muchas elecciones sobre qué hacer y qué no hacer produce adrenalina, cortisol, dopamina… No somos conscientes de que lo primero que necesitamos es desengancharnos de esa química. Si paras en seco tienes “mono”, ya no hay correos, ni viajes ni llamadas todo el rato, ni reuniones, ni decenas de documentos que revisar, programas y proyectos que acometer. Necesitas tu dopamina, aparece la ansiedad.
Te sientas en el andén de la estación, a desacelerarte, a desintoxicarte, a empezar a ver la cara de la gente cuando caminas por la ciudad, a darte cuenta de que en los pinos del Vall d’Hebrón hay ardillas… Ves los trenes parar y pasar, sin prisa, eligiendo bien el próximo en el que subir con tu maleta llena de experiencias, tu ilusión intacta y los ojos curiosos de becario para seguir aprendiendo, seguir conociendo y conectando, empresas, personas y experiencias.
Cuesta imaginarse a Felipe, a Carlos o Paco de la Torre sentados en ese andén, lo cierto es que todos lo han hecho, uno de Ericsson a Fujitsu y al PTA, otro en la Diputación, y el Ayuntamiento, otro en las distintas empresas por las que fue el primer directivo. Ahora intento aprender de Carlos como emprendedor y CEO de su nuevo proyecto Halo Space, una experiencia para ascender a niveles suficientemente altos como para ver la tierra esférica y empezar a capturar esa sensación única que los astronautas de la estación espacial internacional tienen cuando desde la inmensidad ven ahí abajo, lo pequeño, frágil y bello de nuestro planeta.
“De lo que se trata es de difuminarse. De manera permanente y obsesiva. De olvidarse de uno mismo y de buscar a los mejores en todas las áreas de la empresa. De perder protagonismo, individual y ganarlo en colectivo. De dejar que los demás tomen decisiones, pero no porque las hayamos delegado, sino porque están mejor formados e informados que nosotros, y además tienen criterio. En un equipo de alto rendimiento donde ocurre esto, el resto de los aspectos fluye mejor, especialmente en tres áreas: la comunicación interpersonal, la resolución de conflictos, (…) y los procesos multidisciplinares. (…) . Ahora, llegado el momento de dar un paso al lado, el proceso seguido durante el camino recorrido me permite contemplar el futuro con el convencimiento de que lo mejor está por llegar.” El gran vasco Roquero dixit.