Se llamaba Sibora Gagani y desapareció en Torremolinos hace nueve años, durante el verano de 2014. En ese momento, Gagani tenía 22 años y trabajaba como camarera en la citada localidad costasoleña. La chica era de origen albanés y, pese a que siempre residió en Italia junto al resto de su familia, cuatro años antes de que la tierra se la tragara, decidió dar el paso de mudarse a Torremolinos con su novio, Marco, con el que llevaba apenas un año de relación en aquel momento. Este hombre era Marco Gaio, el mismo hombre que este miércoles resultaba detenido por la Policía Nacional después de matar presuntamente a la que era su actual pareja sentimental, Paula, de 28 años, en la vivienda que ambos compartían en La Carihuela. Le asestó catorce puñaladas mientras ella se preparaba para ir a trabajar.
La familia de Sibora, con la que ha podido hablar este periódico, ha tenido conocimiento de la detención de Marco y reconoce no tener palabras al respecto. Están conmocionados y sospechan que Marco tenga que ver con la desaparición de Sibora. Su hermana Kseva, que ahora tiene la edad que tenía Sibora cuando desapareció, asegura a este periódico que no piensan descansar hasta dar respuesta a las preguntas que llevan nueve años rondando sus cabezas.
Sibora tendría ahora 31 años. Cuando desapareció, hace nueve años, no era más que una cría que trabajaba como camarera y que trataba de encontrar nuevas oportunidades en un país como España, donde comunicó a los suyos que quería casarse con su pareja, aunque parte de su familia cree que realmente se marchó influenciada por Marco.
Durante su estancia en Torremolinos, utilizaba documentación italiana falsa y todos la conocían por Simona Faraone. El motivo de usar esta documentación, según relata otro de sus hermanos, Etlis, es que su permiso de residencia en Italia caducó y era clave para poder marcharse. "Si no me equivoco, el propio Marco también tenía esa documentación falsa", explica, aún sin palabras por el crimen de Paula.
"Creo que mi hermana está muerta en algún sitio", lamenta Etlis, conocedor de los antecedentes por violencia machista de Marco. "Yo no lo sabía en su momento, pero después he podido saber que mi madre sí sabía que Marco y mi hermana habían peleado alguna vez", añade.
Nueve años
La desaparición de Sibora dio la vuelta a Italia y su familia trató de que su imagen saliera en todos los telediarios y portadas de los principales periódicos del país. Sin embargo, no se habló tanto de ella en España, pese a que fue aquí donde fue vista por última vez en Torremolinos, donde su familia asegura que todo el mundo la conocía.
Según relata Kseva, Marco llamó a Elisabetta, la madre de Sibora, en julio de 2014. En la llamada, Marco le aseguraba que su hija de había marchado sin decir nada al respecto y dejando todas sus pertenencias, algo que les extrañó mucho, puesto que Sibora nunca había sido una chica rebelde y solía mantener el contacto con la familia casi a diario ya fuese a través de su teléfono o por Internet.
El 7 de julio su teléfono se apagó. Daba la sensación de que a Sibora se la había tragado la tierra, según recuerdan sus familiares. "Su número de teléfono y sus redes sociales como Facebook desaparecieron con ella", relata Etlis, quien asegura que Marco les dijo entre lágrimas, tras la desaparición de Sibora, que no podía creer que le hubiese dejado y se hubiese marchado sin dar explicaciones. "Yo lo vi meses después de que ella desapareciera y me aseguró que no tenía ni idea de que había ocurrido", prosigue el hermano de Sibora.
Una madre desquiciada
La madre de Sibora, Elisabetta, reconoce a EL ESPAÑOL de Málaga que la noticia del asesinato de Paula a manos de Marco le ha sentado como un jarro de agua fría, "muy mal". De hecho, este jueves por la mañana acudió a comisaría para tratar de ver si podía hacer algo al respecto, pero la visita no resultó fructífera. Según su versión, los agentes le dijeron que había poco que hacer.
Angustiada, confiesa que su hija le había expresado antes de desaparecer que "Marco la había tratado mal" y que llegó incluso a decirle que "si daba el paso de romper la relación se iba a ver obligada a marcharse". De hecho, la joven, según cuenta la familia, llegó a trasladarse a otro domicilio para vivir sola. Es por ello por lo que cuando Sibora desaparece, Elisabetta no teme en hablar con Marco para conocer de primera mano si había ocurrido algo. "Le dije que aunque hubiese ocurrido algo, aunque fuese sin mala intención, me lo dijera. Yo no veía a Marco como una persona que fuese por ahí matando a nadie", lamenta Elisabetta.
De hecho, el propio Marco le indicó días después de la desaparición, según sus propias palabras, que creía que la propia Sibora había vuelto a Italia. Al oír la negativa de Elisabetta, este le insistió en que él no sabía nada sobre ella.
La única alegría para Elisabetta en estos últimos años ha sido que su hijo le hiciera abuela. El padre de la desaparecida falleció enfermo con la eterna duda de qué le pasó a su hija. Ahora solo desean con los dedos cruzados que este macabro suceso pueda arrojar luz sobre el caso de Sibora.