El enorme vacío físico y simbólico dejado tras el fracaso del proyecto de construcción de un gran hotel 5 estrellas en Torremolinos está en vías de ser llenado. Después de que a finales del año pasado se sentaran las bases para impulsar la ejecución de viviendas en el solar que en los años 60 albergó el Meliá Tres Carabelas, símbolo de la industria turística de la Costa del Sol del momento, ahora esta importante operación inmobiliaria queda despejada después de que la Junta de Andalucía haya dado luz verde.
Y ello después de que la Consejería de Sostenibilidad Ambiental haya avalado el estudio de ordenación de la parcela, situada en la Avenida Carlota Alessandri, sobre la que se plantea la construcción de 360 viviendas. A ojos de los técnicos regionales, este desarrollo, que supone el cambio de uso hotelero a residencial, "no tendrá efectos significativos sobre el medio ambiente".
El valor de la actuación es enorme, por cuanto permitirá intervenir sobre un terreno que se encuentra abandonado y sin uso desde hace más de quince años el antiguo Meliá fue derribado. El hueco dejado llegó a ser llamado en el municipio como el "boquete del Meliá". La pretensión de los entonces propietarios era la de levantar otro establecimiento de máxima categoría, con 22 plantas de altura.
Sin embargo, el edificio prácticamente se quedó en los planos. De los reparos impuestos por la Administración regional se pasó a la quiebra de la promotora, afectada de lleno por la crisis del ladrillo. Y si bien los trabajos llegaron a arrancar, quedaron paralizados poco tiempo después.
Tras años de espera, el camino para la recuperación de este espacio en una zona estratégica de Torremolinos avanza. De hecho, la operación ha sido objeto incluso de un convenio entre el Ayuntamiento y los actuales propietarios, que tendrán que compensar al municipio con el 15% del aprovechamiento urbanístico.
El plan establecido busca ejecutar una gran promoción residencial con 360 viviendas, aplicando la ordenanza de manzana cerrada. A ojos de los técnicos, es la opción "más sostenible y considerada con el medioambiente, además de permitir la regeneración y renovación urbana de este ámbito de la ciudad".
"Con la ordenación propuesta se libera una gran superficie del suelo de la parcela, con una edificabilidad más ajustada al entorno de 40.000 metros cuadrados de techo, proponiendo un gran patio interior que promueve un modelo de ciudad más sostenible, que favorece que se construya comunidad", se indica en el informe autonómico.
A ello se añade que dotará a la parcela de espacios libres y zonas verdes comunes, preservando y potenciando la calidad del paisaje en el que se enclava y su percepción visual.
Del mismo modo, la alternativa finalmente seleccionada propone grandes espacios donde se lleva a cabo la plantación de arbolado y creación de zonas verdes que contribuyen a la mitigación y reversión del cambio climático. La altura máxima prevista del futuro complejo residencial no pasará de los 24 metros, estando previstas edificaciones de planta baja más seis niveles.