En el momento en el que las temperaturas empiezan a ser agradables en Málaga, da comienzo para muchos el verano. Esto hace que esos tres meses que siempre se han catalogado como la temporada estival, ahora se han multiplicado y en vez de comenzar en junio, en la provincia puede llegar a empezar en abril. Por lo que los turistas llegan antes a la Costa del Sol.
En esas fechas fue cuando empezó el verano para los propietarios de la urbanización Azahar en Torremolinos. Al mismo tiempo que también comenzaba su odisea, ya que de las 16 viviendas que allí hay, cinco son pisos turísticos que cambian de viajeros cada semana.
Las familias llegaron a esta urbanización con viviendas de dos o tres habitaciones y áticos hace algo más de un año. Todos buscaban lo mismo: un nuevo comienzo y vivir sus vidas en paz y tranquilidad alejados del bullicio de la gran ciudad. El sueño parecía ir bien, hasta que se escucharon las ruedas de las maletas de los primeros turistas.
En un encuentro mantenido con EL ESPAÑOL de Málaga, representantes de la Junta de Vecinos de la comunidad y algunos propietarios explicaron cómo de repente de vivir tranquilos pasaron a tener que ver cómo diferentes grupos de turistas bebían alcohol en zonas comunes, utilizan la piscina fuera del horario establecido y ponían música a todo volumen a horas indebidas.
“Todo empezó en abril cuando nos dimos cuenta de que se ocupaban plazas de garaje de manera indebida”, explica Alejandro, vecino que se llama de otra manera, pero que solicita que no se utilice su nombre real. Asimismo añade que por más que se les explicó cuál era la plaza que les correspondía, “hicieron caso omiso”.
Tras este suceso, los encuentros desafortunados con algunos de los viajeros se han ido sucediendo uno detrás de otro. “A partir de ahí empieza todo el follón”, señala otra vecina que también quiere mantener su anonimato y añade que no importa la nacionalidad, “el problema es la actitud”.
“Hubo una vez que un grupo de turistas llegaron bien 'alegres' una tarde, sobre las 18.30 horas, cogieron un extintor y empezaron a jugar con él”, explican. Por más que les llamaron la atención, no hicieron caso y se vieron obligados a llamar a la Policía.
Así, uno tras otro, los vecinos de Azahar han tenido que ir conviviendo con situaciones similares los últimos meses. Los turistas han estado bebiendo alcohol y fumando dentro de la piscina, saltando la valla de la misma a primera hora de la mañana para bañarse cuando no abre hasta las 10.00 horas e incluso saltando el muro de la entrada porque no tienen llave, estropeando así los jardines.
“Hemos llegado a sentir miedo”, expresan los vecinos que también remarcan que este verano han tenido que dejar de bajar a la piscina porque la situación era insostenible. Además, añaden que el siguiente paso, si la situación no cambia, es vender.
En este sentido, hacen hincapié en que no le tienen fobia a los turistas y remarcan que si la convivencia hubiera funcionado bien, todos habrían convivido estupendamente. “Hubo un matrimonio danés con el que bajábamos a la playa e incluso fuimos a cenar”, exponen.
Ahora, están a la espera de reunirse con la alcaldesa de Torremolinos, Margarita del Cid, para exponerles su situación y solicitarle una solución urgente. “No podemos más, esto es una pesadilla”, concluyen los propietarios.