28 años de cárcel. Esa es la pena que la Fiscalía de Málaga solicita para Marco Gaio, el hombre acusado de maltratar a su expareja, Paula, a lo largo de su relación, y de matarla en mayo de 2023 en la vivienda que ambos compartían en La Carihuela. Acabó con su vida a puñaladas.
Apenas un día después de la muerte de Paula, el 18 de mayo, este periódico publicaba que Marco tenía una expareja, Sibora Gagani, que llevaba nueve años desaparecida, y a la que se le perdió la pista en Torremolinos. El 7 de junio, tras una ardua investigación por parte de las autoridades, el cuerpo sin vida de Sibora era localizado emparedado en una vivienda donde ambos habían convivido durante meses, en la barriada de El Calvario. El caso de Gagani sigue en instrucción, pero guarda mucha relación con el de Paula.
Ambas mujeres tuvieron un mismo final y sus nombres estarán por siempre unidos ya que la muerte de una resolvió la de la otra. Según se recoge en el escrito de la Fiscalía, Marco llegó a amenazar a Paula mencionando a su expareja desaparecida. "Te voy a hacer lo mismo que a Sibora", le llegó a decir antes de matarla a puñaladas.
La relación entre Paula y el acusado comenzó en 2020 y tuvieron un hijo en común, residiendo en Benalmádena (Málaga) los tres y dos hijos anteriores de la mujer. Vivían en un pequeño apartamento de un bloque en los que la mayoría estaban destinados al alquiler vacacional. Sus vecinos confirmaron a EL ESPAÑOL de Málaga que ya escuchaban peleas durante su tiempo residiendo allí.
Antes de esto, ella ya había sido víctima de malos tratos y su consumo de sustancias se incrementó a raíz de conocer al investigado, que "no le permitía trabajar ni tampoco trabajaba", según señala el fiscal, quien apunta que durante el tiempo que estuvieron juntos, Marco intentaba aislar a Paula, a la que no permitió ir al ginecólogo durante su embarazo y a la que ponía impedimentos incluso para ir a trabajar. Sin embargo, lo que ella mostraba fuera de las puertas de su casa es que estaba sufriendo una grave depresión.
Los tres hijos de la mujer fueron declarados en desamparo en 2022 tras un expediente en el que intervino el acusado, señalando a las autoridades que la madre "no cuidaba bien de los niños", todo ello "con intención de desacreditar a su pareja", según el ministerio fiscal, quien señala que la mujer solo tenía el objetivo de recuperar la custodia de sus hijos.
La Fiscalía relata en su escrito cómo era la relación entre ambos, en la que "era común que Paula presentara lesiones externas evidentes, pero siempre decía que se había caído, que era muy torpe"; y en la que no se podía maquillar por celos del acusado, que le controlaba las tarjetas de crédito y las conversaciones con la familia; además de que le decía: "sin mí no eres nadie".
El hombre comenzó en marzo de 2023 a trabajar en un bar en Torremolinos y alquiló un apartamento encima del local, donde se instaló con Paula, en la calle San Ginés. Allí fue donde apenas dos meses después se halló el cadáver de la joven. Tras unos días trabajando, pidió a su jefe que contratara a Paula. Tras una sola semana de trabajo llegó a reventar la puerta del baño a golpes porque ella estaba dentro y creía que estaba acompañada de alguien.
Al parecer, en mayo de 2023, la mujer había comenzado una relación en secreto con un compañero de trabajo, pero seguía residiendo con el acusado, quien le había dicho que cuando cobrara se iría. El día antes de los hechos, dice la acusación, vio que se iba en un taxi, realizó averiguaciones y la llamó por teléfono, momento en el que "sabía perfectamente que estaba en casa de su compañero de trabajo".
Entonces, sostiene el fiscal, le dijo que ya había abandonado la casa, lo que era mentira, ya que con eso quería tenderle una "trampa" para que ella volviera "y poder ejecutar el ataque y posterior muerte de Paula, la cual tendría lugar a la mañana siguiente", el 17 de mayo. Ese día, los trabajadores del bar situado debajo de la casa comenzaron a escuchar gritos de auxilio de Paula.
"Durante una discusión, le asestó varias cuchilladas con el cuchillo profesional de cocina que días antes había sustraído del bar hasta causarle la muerte. Ella llevaba puesta una mochila en la espalda, pues estaba intentado huir del lugar cuando le asestó la última puñalada, mortal, por la espalda", dice el fiscal, apuntando que el hombre dijo al dueño del bar y a un empleado que acudieron a ayudarla que había sido "una discusión de pareja".
Cuando llegaron a la puerta de la vivienda, ya solo respondía Marco. Apenas escucharon unos leves quejidos de la joven. Marco les aseguró que no pasaba nada y que "todo estaba bien". El silencio de Paula y la forma de hablar del hombre, que evitaba, a su vez, que estos accedieran a la casa, les causó desconfianza, por lo que decidieron ir a por una copia de las llaves de la casa que disponían, pues el dueño del bar era, a su vez, el casero y jefe de Paula; y un teléfono móvil para llamar a la Policía Nacional.
Marco aprovechó que ambos se ausentaron unos minutos para salir de la casa, aunque fue detenido seis horas después de supuestamente cometer el crimen tras una gran persecución por las calles de Torremolinos.
Gracias a la foto que los compañeros de Paula y la Policía difundieron en redes sociales y comercios de la zona, una vecina reconoció a Marco a unos 500 metros de la vivienda donde se produjo el crimen. Gracias a este aviso, los agentes dieron con él en la calle Los Perros, donde lograron darle caza. La detención generó una gran expectación entre el vecindario.
Los informes realizados al acusado, apunta el ministerio público, determinaron que tiene sus capacidades intelectivas y volitivas "conservadas" y por tanto, "sabía lo que hacía y quería hacerlo"; además de que concluye que "desvalora a sus parejas, su único valor es ser las madres de sus hijos".
Esos estudios también reflejan "celos, impulsividad y dependencia emocional de sus pareja, pero baja empatía y frialdad emocional, fuerte control de sus parejas, sesgos cognitivos respecto a roles de género, y factores de riesgo compatibles con violencia física y psíquica, aunque no sea posible establecer un perfil invariable de maltratador".
Para el fiscal, se trata de un delito de asesinato en el ámbito de la violencia de género, por el que pide que se le imponga al acusado la pena de 25 años de cárcel, y de otro de malos tratos habituales en el ámbito de la violencia de género, por el que solicita una pena de tres años de prisión. Considera que concurre la circunstancia que agrava de parentesco y de género.
Insta a que se le retire la patria potestad respecto al hijo con la víctima y que se indemnice a cada uno de los tres menores, a través de la representación que ostenta el Servicio de Protección de Menores de la Junta de Andalucía, con 139.878 euros; así como a cada uno de los progenitores de la fallecida en 108.932 euros y a los hermanos, a una con 23.828 euros y a otro con 31.565 euros.
La acusación particular en representación de los padres y hermanos de la víctima, dirigida por el letrado Guillermo Smerdou, se ha adherido a la calificación del fiscal. El juicio se celebrará por el procedimiento del Tribunal del Jurado.
En una carta manuscrita remitida al Juzgado de Instrucción número 3 de Torremolinos, que instruye ambas causas, el hombre reconoció parte de culpa en lo ocurrido con Paula y se mostró "totalmente arrepentido", apuntando, según su versión, que ella le habría atacado con un cuchillo por celos, hubo un forcejeo y en algún momento de la pelea la agarró por el cuello, aunque no recuerda todo lo que pasó. También negó haberla maltratado.
Respecto a Sibora, causa que aún se está instruyendo, dijo que no es el responsable de su muerte, que solo ocultó el cuerpo, aludiendo en una declaración ante el juzgado a la supuesta vinculación en los hechos de un grupo de personas (mafia albanesa) que le habrían dejado dinero a la víctima y que la habían amenazado.