Laura Baena: "Las madres también quieren huir o encerrarse en el baño para no oír los gritos de sus hijos"
La malagueña fundó hace siete años el Club de Malasmadres con mucho sueño, poco tiempo libre y alergia a la ñoñería. Con su proyecto lucha por la conciliación real y desmitificar de una vez la maternidad perfecta.
13 septiembre, 2021 07:41¿Recuerdan alguna ficción de cine o televisión donde la madre no sea una comprensiva superwoman preparada para todo lo que la vida le pone por delante? ¿O al contrario, ejerza su papel de progenitora de forma autoritaria porque el padre quiere ser el colega de sus hijos (véase Malcolm in the Middle)? Laura Baena (Málaga, 1981) fundó hace siete años el Club de Malamadres para romper muchos de estos mitos.
Esta comunidad 3.0 de madres con mucho sueño, poco tiempo libre y ganas de cambiar el mundo nació en 2014 con el objetivo de desmitificar la maternidad, romper con ese mito de la madre perfecta. La creativa publicitaria y diseñadora gráfica malagueña sintió la necesidad de compartir su visión de una maternidad real, con el fin de reivindicar un nuevo modelo social de madre.
"Madres que luchamos por no perder nuestra identidad como mujer y que nos reímos de nuestros intentos fallidos por ser perfectas. De un sentimiento individual a conectar con una necesidad social y convertirnos en un movimiento tendencia que, con mucho sentido del humor, rompe estereotipos", explica en la página web de la comunidad con un millón de madres, que a su vez se ha convertido en "altavoz de una generación".
La licenciada en Publicidad por la UMA se ha convertido en una de las voces más autorizadas para hablar sobre la conciliación. "Somos madres que no queremos renunciar a nuestra carrera profesional, ni tampoco a ver crecer a nuestros hijos", señala. Bajo el lema 'Yo no renuncio' creó en 2015 una asociación
En primer lugar, ¿cómo ha pasado este año y medio de pandemia?
Han sido muchos altibajos: una fase de shock en la que no te crees lo que está pasando y ves peligrar todo lo que quieres. También una fase de duelo, que me sirvió para darme cuenta que esta crisis era una oportunidad. De esa reflexión me llevé la mejor decisión que era volver a mi Málaga querida y estar cerca del mar y de los míos, teletrabajar en equipo y cambiar el modelo de proyecto en muchos sentidos. La pandemia nos ha puesto a prueba en todos los sentidos. Yo la viví con un bebé de 15 días en brazos. El mundo se paró y tenía una responsabilidad de sacar un gran aprendizaje.
La crisis sanitaria ha hecho reflexionar a muchos sobre su ritmo de vida. Básicamente porque hemos parado de golpe y porrazo. ¿Hay que cambiar por completo la cultura laboral de este país? ¿Por dónde empezamos?
En una primera fase pensábamos que todo esto iba a marcar un antes y un después, pero poco a poco estamos volviendo a la antigua normalidad y, con ella, el ritmo frenético y el presencialismo. Hay que cambiar esta cultura laboral, aprovechando todo lo que nos ha enseñado estos meses: escuchar las necesidades de las personas para trabajar de forma más flexible, atendiendo no tanto a las horas que trabajas, sino a los objetivos que cumples. Por otro lado, el teletrabajo ha permitido ahorrar los tiempos de desplazamiento, facilitando la conciliación y la organización familiar, así que sería bueno apostar por esta medida de forma híbrida para ahorrar tiempo y poder usarlo para otras cosas como el cuidado, el ocio, la formación y el asociacionismo.
La Asociación Yo No Renuncio, impulsada desde el Club de Malasmadres, nace para reivindicar la conciliación de la vida familiar con la laboral y personal. ¿A qué situaciones de estrés y vulnerabilidad se han enfrentado las madres trabajadoras esta pandemia?
Habéis creado el teléfono amarillo de conciliación, el primer servicio legal y gratuito sobre conciliación familiar. ¿Cuál ha sido el caso más espeluznante que os ha llegado? ¿Y el más frecuente?
Llevamos desde 2019 ofreciendo asesoramiento legal gratuito sobre conciliación. Porque la información sobre las medidas que podemos coger y utilizar para conciliar no se conocen bien. Lo que sí nos hemos dado cuenta es que muchas mujeres utilizan este servicio para contrastar la información que le están dando en las organizaciones para ver si es cierta, lo que nos lleva a reflexionar sobre la falta de transparencia y confianza entre la empresa y persona trabajadora.
Los casos que más nos llegan tienen que ver con la reducción de jornada, las excelencias y la lactancia, pero es cierto que este año los casos más frecuentes han sido relacionados con el derecho a solicitar el teletrabajo o la baja para poder cuidar a niños y niñas en cuarentenas preventivas.
España ha aprobado una ley del teletrabajo a raíz del coronavirus. Se habla mucho de conciliación, corresponsabilidad e incluso desconexión laboral. ¿Qué ventajas y desventajas le ve al teletrabajo?
El teletrabajo solo tiene ventajas si lo entendemos como una medida de flexibilidad. Por eso, tanto el ahorro de tiempo en desplazamientos como la posibilidad de organizarte la jornada según tus necesidades es la principal ventaja de esta medida. Sin embargo, para conseguirlo hay que fijar con la empresa unos horarios mínimos de conexión en la que se puedan fijar reuniones, etc. así como avisar de los horarios de desconexión.
Sólo el 8% de los hombres se reducen la jornada mientras que las mujeres ven frustrados sus horizontes laborales. ¿Cómo invertimos la balanza?
En primer lugar, encontramos las barreras externas, que es la pérdida salarial que supone una reducción de jornada. Las mujeres asumen esta pérdida, pero los hombres no están tan dispuestos a poner en riesgo su puesto o trayectoria laboral. Pero también existen las barreras internas, que son los valores y creencias que hace que, independientemente del salario que aportes en tu hogar, la mujer es la que asume la responsabilidad de los cuidados en mayor medida que los hombres. Según nuestro segundo informe Somos Equipo, en el 45% de las parejas heterosexuales en el que los dos miembros están aportando los mismos ingresos al hogar, sigue siendo la mujer la responsable principal de las tareas domésticas familiares. Así que para revertir esta situación necesitamos: por un lado, medidas de flexibilización y adaptación de jornada que no penalicen nuestro salario y, por otro lado, educar en nuevos roles de género en el que los hombres se corresponsabilicen de las tareas domésticas igual que las mujeres.
En muchas entrevistas de trabajo nos preguntan si somos madres o si tenemos pensado hacerlo. Incluso recuerdo que la Inspección de Trabajo multó con 25.000 euros a Iberia por exigir test de embarazo a las candidatas. ¿Os llegan casos de estas prácticas discriminatorias? ¿Qué opina?
Nos llegan mensajes de muchas mujeres que se han encontrado en esta situación en entrevistas de trabajo, por supuesto. Y también muchas mujeres que tienen miedo a comunicar que están embarazadas por temor a las consecuencias que puede tener en su puesto de trabajo. Según nuestro informe de 'las invisibles' el 37% de las mujeres ha vivido alguna situación de discriminación en la empresa al convertirse en madre. En la mayoría de los casos ha sido no crecer profesionalmente, algo que preocupa a una generación de mujeres que hemos estudiado igual (o más) que nuestros compañeros hombres y no queremos que nuestra maternidad sea lo que frene nuestra trayectoria.
Hablemos del club de las Malasmadres. ¿Hay algo más penalizado por esta sociedad que no ser la madre perfecta?
Gracias al Club de Malasmadres, cada vez somos más las mujeres que alzamos el grito de Soy Malamadre para dejar claro que no somos perfectas ni queremos serlo. El Club ayuda a diario a muchas mujeres a no sentirse juzgadas y tratamos de dar herramientas para vivir la maternidad con libertad, algo que generaciones anteriores no han podido hacer.
Recuerdo con cariño madres de ficciones como la de Malcolm in the Middle. ¿Cuánto daño han hecho las ficciones respecto al mito de la madre perfecta?
Mucho. Antes de ser madre pensaba que aprendería a cocinar por ciencia infusa o que recibiría a mis hijas con una sonrisa cada día. La ficción que hemos visto en series o en el cine es eso: ficción. Las madres reales (las Malasmadres) son las que aman a sus buenoshijos/as pero también quieren huir o encerrarse en el baño para no oír los gritos de "mamaaaa".
En las películas, según la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales, las mujeres pasan de ser el objeto de deseo a la madre del objeto de deseo. ¿Por qué se habla siempre del sexo y el embarazo, o el sexo y las madres, desde el tabú, el mito y la precaución?
¿Un mito de la maternidad del que esté hasta las narices de escuchar?
Las mujeres "sois superwoman"... ¡Ja! No lo somos ni queremos serlo. Esta es una de nuestras frases preferidas porque nuestra principal reivindicación es que no nos hagan creer que somos nosotras las que podemos y debemos poder con todo. Es una de las fuentes de estrés y frustración más importantes que vivimos las mujeres y que está perjudicando a nuestra salud mental. En nuestros estudios recientes constatábamos que 5 de cada 10 mujeres ha sentido estrés y ansiedad en el último año y los motivos principales han sido por no poder llegar a todo. Entonces, ¿somos de verdad superwoman o es algo que nos han hecho creer?
¿Qué opina de lo ocurrido con el cartel de la nueva película de Almodóvar donde aparece un pezón? ¿Y de la polémica del cartel de la gira Puta de Zahara?
El cartel de la película Madres Paralelas es una maravilla. Como diseñadora gráfica y creativa es arte con concepto porque visibiliza una parte de la maternidad que no se respeta y reconoce socialmente. He dado el pecho a mi tercera hija 16 meses y me he cansado de escuchar: "hasta cuándo vas a darle. Eso ya es vicio". Necesitamos más información. Necesitamos menos juicios absurdos para vivir la maternidad, nuestra maternidad con libertad, eligiendo lo que quieres por ti misma.