El voraz incendio en Málaga arrasó casi 10.000 hectáreas haciendo desaparecer valiosos ecosistemas, lo que supone un daño irreparable. El fuego estuvo a las puertas del Monte del Duque, una preciosa finca privada en la falda de Sierra Bermeja, cuando se puso a llover. El padre de Lorca adquirió en 1928, junto a otros socios, este terreno lleno de alcornocales dentro del término municipal de Casares.
Algunos nos enteramos de la curiosa historia escuchando uno de los últimos programas de Cowboys de medianoche, un espacio dedicado al cine donde Luis Herrero, José Luis Garci, Eduardo Torres-Dulce y Luis Alberto de Cuenca exprimen sus memorias. "Todo eso que ha ardido lo he sentido en el corazón porque muy cerca de Casares había una gran finca que fue propiedad, entre otros, de mi abuelo y del padre de Lorca", reconoció el exfiscal del Estado en antena.
Torres-Dulce también desveló que Federico García Rodríguez era íntimo amigo de su bisabuelo Miguel Carbona. "Siempre hacían negocio juntos. Tenían el Monte del Duque, que es de una belleza extraordinaria", destacó el profesor de Derecho Penal. Explotaban los terrenos para obtener madera y corcho, y dedicaban un espacio a la ganadería (realizaban la montanera, la última fase de la cría del cerdo ibérico).
Javier Martos, un gran aficionado a la historia muy unido al municipio de Casares, explica que el Monte del Duque es "un alcornocal quejigal en muy buen estado de conservación". La "preciosa" finca siempre se ha mantenido. "Este latifundio fue motivo de conflictos sociales, de los cuales derivaron parte de la historia de Casares asociada a la Guerra Civil", señala en una entrevista por teléfono con EL ESPAÑOL de Málaga.
La abolición del señorío de Casares en 1812 y la desamortización de Madoz en 1855 dieron lugar en Casares a dos grandes latifundios: las tierras de Casares cercanas a las vegas del Genal y Guadiaro, propiedad de la familia Larios, y el Monte del Duque, que fue vendido a principios del siglo XX, siendo ya propiedad municipal y durante la alcaldía de José Molina Gil, a Antonio Martínez Pinillos, propietario de la naviera Pinillos de Cádiz, fundada en 1840 y todavía en activo.
Martínez de Pinillos vendió la finca a una sociedad en la que estaba metido el padre de Lorca. "La familia del poeta estaba relativamente bien situada", recuerda el fundador de la empresa Acaire, dedicada al desarrollo de proyectos relacionados con el patrimonio natural y cultural y encargada de nutrir de contenido la web de Turismo de Casares donde cuentan la historia del solar.
Martos admite que la finca de grandes dimensiones ha dado siempre los mismos beneficios económicos: "No es una terreno que genere muchas riquezas, pero entonces la gente de allí vivía exclusivamente del monte. En ella se explotaba el corcho, la madera y la ganadería (si hay alcornoques que dan bellotas puedes tener cerdos)", detalla.
Martos señala que "hay que tener en cuenta que en la mitad del siglo XX los montes funcionaban de una forma distinta". "A partir de la segunda mitad es cuando se abandonan los montes y entra en escena el negocio del turismo. Resulta más rentable irse de camarero a la Costa del Sol o trabajar en la construcción", resume.
Un negocio ruinoso
En la posguerra, los entonces dueños andaban cortos de dinero y le propusieron al abuelo de Torres-Dulce y a sus socios tener acciones en la sociedad del Monte del Duque, y cederles de paso una franja del importante terreno. "Corrían los años 40. Ellos dijeron: "Te ayudamos, pero ¿qué hacemos con estos terrenos llenos de arenales?", contó el crítico de cine durante la emisión del programa de radio donde aclaró que su abuelo tenía "muy buena visión para los negocios" y "no vieron las posibilidades".
En la década de 1970 finaliza un proceso judicial que determina como único propietario de la finca a la familia Capella. Una década después, "hay un empresario, Jean Carlo Bonomi, que compra esa finca siguiendo una dinámica de los años 70 que anima a muchos extranjeros europeos a venir a esta zona de Manilva, Estepona y Casares y a comprar terrenos", precisa el amante de la historia nacido en Estepona.
Coto de caza
En la actualidad, el Monte del Duque sigue teniendo el mismo dueño, que ha ido anexionando otras fincas colindantes dentro del término municipal de Casares. El terreno funciona como coto de caza mayor. "El propietario la explota fundamentalmente para mantenerla. Allí caza especies que ha metido él como los muflones. O jabalíes, que sin son naturales de la zona", desvela.
La finca esta atravesada por distintos caminos que lindan con rutas de senderismo bastante famosas en la provincia. "Casares tiene unos baños muy famosos. Los Baños de la Hedionda y los Baños del Duque. En el siglo XVIII se hace popular esta forma de turismo de baño. La clase burguesa malagueña iba a los balnearios", relata Martos.
Lorca y Sierra Bermeja
"¡Árboles! ¿Conocerán vuestras raíces toscas mi corazón en tierra?". Estas palabras pertenecen a un poema que Federico dedicó a los pinsapos. En el magnífico pinsapar de los Reales de Sierra Bermeja hay hoy un lugar recoleto al que le han dado el nombre del escritor, según se indica en un panel cerámico colocado allí: Plazoleta de García Lorca.
Este hermoso paraje se encuentra en Genalguacil, en un cruce de senderos, dentro del Parque Natural de los Reales de Sierra Bermeja, único lugar donde el pinsapar se confunde con el rojo de las rocas peridotitas. Sierra Bermeja se deja ver, con su oscuro e intenso color, a la espalda de Estepona, interponiéndose, como una gran mole, entre la costa y la Serranía de Ronda.
Esta no es la única relación de Lorca con Málaga. El poeta siempre pasaba los veranos alejado del calor granadino: se refugiaba en la fresquita Huerta de San Vicente o se iba a la Alpujarra. También llegó a pasar unos días de ensueño en Nerja, entre casitas blancas y la brisa marina del Mediterráneo, en una espléndida casa con vistas al mar situada en la céntrica calle Hernando de Carabeo.
La familia del poeta puso a la venta la vivienda con vistas al Balcón de Europa el año pasado por tres millones de euros. Una pareja de extranjeros amantes de Lorca está pendiente de cerrar un acuerdo con las tres sobrinas de Lorca para hacerse con la propiedad de 300 metros cuadrados.
No solamente están probadas las estancias veraniegas de Lorca en Málaga capital, en el Hotel Hernán Cortés, algo ya conocido. Sino que, además, en Nerja (de momento dos fotos en la Biblioteca Nacional lo atestiguan), lo hizo en agosto de 1931.