Un reportaje sobre qué hacer en el centro durante la celebración de la Magna que no sea acudir a la Magna... Cuando el ínclito F. J. Cristòfol sugirió este tema para un artículo, gotas de sudor frío cayeron. «¡¿Bajar al centro este sábado?! ¡¿Estamos locos?! ¡No habrá calle sin trono, inconsciente!» Ahora que nos enfrentamos a su escritura, lo que caen son lagrimones gordos como soles mañaneros.
Pero trataremos de sacar algunos planes de nuestras figuradas mangas. Figuradas porque todavía vamos con las cortas. El clima, que parecía que se la iba a jugar a los cofrades, se mantiene caluroso a pesar de la fecha en la que estamos (pero, vamos, aunque hubiera diluviado la Magna sale sí o sí).
Es por ello que esperamos que la advertencia quede clara: venir al centro de la capital malagueña hoy sábado 30 de octubre, Día de la Magna, para no ser testigos de la belleza de las figuras procesionales, será imposible a no ser que llevemos promesa de ir con los ojos vendados.
Aunque se acuda para cualquier otra cosa, al final, se verá pasar un trono. O dos y tres, si no se afina a la perfección el itinerario para llegar a donde se quiera llegar. Porque la Magna, es mucha Magna. Y es normal, los cofrades, como en el anuncio del turrón Suchard, llevan más de un año esperando las procesiones. Como ha quedado demostrado durante los traslados, las cogen con ganas.
Así que si quieres jugártela, porque eres muy fan de ‘El juego del calamar’, y buscas pasar un día esquivando a personas, porque tú también echas de menos el ambientillo de las procesiones sin ser nada cofrade, adelante, prueba a hacer alguna de las cosas que desde EL ESPAÑOL de Málaga te proponemos. ¡Que Dios te pille confesado!
Date una vuelta por el Muelle Uno
Y no salgas de ahí. Pasea, una y otra vez, por el entorno del Muelle Uno y el Palmeral de las Sorpresas. Arriba y abajo, arriba y abajo. Visita sus tiendas, almuerza en alguno de sus bares y restaurantes, y luego tómate una copa por el entorno.
Maravíllate de los yates y barcos que lleguen, o súbete incluso a una de las embarcaciones turísticas que te muestran el puerto y sus dársenas, y hasta sus fondos, desde unas perspectivas diferentes.
En el Muelle Uno, sólo la brisa podrá transportar hasta tus oídos el clamor de las trompetas procesionales. Te parecerá estar en una Málaga alternativa en la que la Magna no está teniendo lugar.
Sube al monte Gibralfaro
Reciclar elementos que ya se han empleado es uno de los trucos más viejos del joven periodismo de clickbait (por ejemplo, te podríamos recomendar que uses el día de hoy para hacerte con un disfraz para Halloween que es mañana y como siempre te ha pillado el toro… Mira, una idea para un traje terrorífico: torero zombi.
Pero en esta ocasión está más que justificado: ascender a las alturas subiendo al monte Gibralfaro para escapar de la Magna es una opción muy respetable que nos ayudará a contemplar la ciudad de un modo distinto. Además, si estamos en el Muelle Uno nos permite bordear el centro y llevar a cabo dos planes de esta agenda casi sin despeinarnos.
Y, si nos encontramos retozones y con ganas de jarana, siempre nos podemos dejar caer a los jardines de Puerta Oscura a ver cómo está el oreo por allí...
Métete en un museo
Que Málaga tiene museos a espuertas lo saben ya hasta en Corea del Norte. Por eso no es mala opción pasar el día contemplando las numerosas exposiciones que se suceden alrededor del resto de puntos de interés turístico de la ciudad.
Eso sí, el truco es saber escoger qué muestra visitamos: no es lo mismo llegar al Museo de Málaga, que trasponer hasta el Museo Picasso o hasta el Carmen Thyssen, que está justo en el epicentro alrededor del cual giran las procesiones de la Magna. Si de normal es difícil pasar por esta plaza (a la imagen nos remitimos) hoy será, pues eso, complicadillo.
Lo suyo es irse al Museo Ruso, claro, pero es que Cristòfol quiere los planes en el casco histórico. ¡Qué suyo es el tío!
En cualquier caso, si nunca has visitado el Thyssen y crees que hoy es el día adecuado en el que dar punto y final a semejante falta, adelante, machote: te vas a hartar de ver arte. Ya puestos, trata de aparcar en el parking de Camas.
Echa una pachanga con los colegas en el Guadalmedina
Mientras que para muchos el cauce del Guadalmedina es una herida abierta en mitad de la ciudad, para otros es un lugar donde dedicarse a pegarle patadas a un balón, echar un voley o dar saltos con un monopatín, llamados en la actualidad skate.
Y si nunca lo has hecho, ¿qué mejor día que hoy, el Día de las megaprocesiones? Reúne a tus amigos, los valientes, mete en una mochila agua y unos bocadillos y, hala, a hacer el ‘pescaera’ o de portero-delantero, mientras a tu alrededor miles de personas disfrutan de la Magna.
La última bala en la recámara
Llegados a este punto, lo mejor que nos queda por recomendar es que nos metamos en un bar, nos apalanquemos en una silla y no nos levantemos de ella hasta bien entrada la madrugada. Porque la Magna es larga como un día sin pan y dura todo este sábado y parte del domingo de mañana.
La estrategia está clara: hay que buscar un bar donde nos pongan de almorzar, café, copa (y puro, si es lo que nos mola) y donde seamos capaces de montar un campamento base en el que también cenemos y, bueno, sigamos con las copas.
La meta: aguantar más que la Magna para que, cuando salgamos de allí, no nos encontremos con ningún trono en la calle. ¡Un plan infalible! ¡Sin fisuras!
Y ahora, para todos aquellos que se aventuren en el centro de Málaga para hacer otra cosa que no sea disfrutar de la Magna: ánimo y al toro.