José Pablo García (Málaga, 1982) se ha convertido en uno de los autores de cómic español más interesantes y relevantes de los últimos tiempos. El dibujante saltó a la fama tras ilustrar los hazañas y desventuras del cantante Joselito en 2015. Un año después, al artista le llegó la oportunidad de su vida: adaptar a viñetas el ensayo La Guerra Civil Española de Paul Preston.
La editorial Debate volvió a contar con él en 2017 para ilustrar otro ensayo del ilustre hispanista: La muerte de Guernica. Desde entonces, a García le han llovido tentadoras ofertas y las ha aceptado: desde llevar al cómic el tercero de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós (El 2 de mayo) a la adaptación de la famosa novela de Javier Cercas, Soldados de Salamina, que fue llevada al cine.
El licenciado en Publicidad por la Universidad de Málaga y técnico de grado superior en Ilustración por la Escuela de Arte San Telmo tiene ahora varios encargos, pero saca tiempo para contestar a nuestras 12 uvas malaguitas. Uno de ellos, encargo de Norma, tiene como objetivo ilustrar El hijo del chófer donde Jordi Amat cuenta la historia del periodista y abogado Alfons Quintà en la Cataluña de Jordi Pujol.
¿Bajar a ver las luces de Málaga le provoca mucho agobio o no le falta ni el paseo por los puestos del Parque? ¿Qué le ha parecido el alumbrado este año?
Vivo en el centro e inevitablemente las veo. La aglomeración de lámparas de araña de calle San Juan es lo que más me ha sorprendido, es una propuesta estética loquísima.
¿Málaga o Vigo? ¿Qué opina sobre esta competición navideña?
No querrás que escriba lo que opino sobre eso, créeme.
¿Una tradición familiar que nunca faltará en estas fechas?
Reunirme a comer con ellos. Tengo unos cuñados maravillosos, sorprendentemente.
La Lotería de Navidad… ¿Es de echarla por si toca algo o es de los que opina que es 'el impuesto de los tontos'?
Mi padre me regala todos los años un décimo, y rara vez he participado con otro. Sólo he comprado dos en mi vida, y con uno me tocó una pedrea.
¿Qué prefiere: Nochevieja, Nochebuena o Reyes?
Nochebuena, que es la celebración más entrañable. La Nochevieja me parece un poco hortera y los Reyes siempre me han dado bajón, porque era el final de las vacaciones.
¿Es de los que se atraganta con las uvas? Háblenos sobre su Nochevieja… ¿Macrofiesta de etiqueta, fiesta con los amigos o quedada familiar?
Sólo he ido a dos macrofiestas en mi vida, con catastróficas consecuencias. He sido más de salir al centro a hacer botellón, hasta que, con buen criterio, prohibieron esa mamarrachada. Ahora soy un señor mayor y prefiero quedarme en casa, ya que las resacas me duran un par de días.
¿Cuál es el plato que nunca faltará en estos días?
La sopa de picadillo de mi madre es, para mí, el sabor de la Navidad.
¿Y ese villancico que es imperdonable pasar de largo?
Dime niño porque es malrollero sin necesidad. Lleva dos espóilers: uno el que hace el propio Jesús sobre sí mismo ('soy amor en el pesebre y sufrimiento en la cruz') y otro el del estribillo, para que se te termine de atragantar el turrón ('y nosotros nos iremos, y no volveremos más').
¿Era de ir a ver la Cabalgata de Reyes? ¿Por qué zona solía verla? Si tiene alguna anécdota de recuerdo en ella, cuéntenosla.
Sí, por la plaza del General Torrijos. Recuerdo más bien poco, pero muy bien a los mequetrefes que ponían el paraguas del revés para llevarse todos los caramelos. Que Dios los confunda.
¿Cuál fue el mejor regalo de Reyes de su infancia? ¿Por qué?
Yo escribía a máquina con seis años y recuerdo pedir un bote de Tipp-Ex para corregir erratas. De las cosas que más ilusión me han hecho.
¿Y ese que se dejaron por el camino y nunca llegó?
Es que yo no era muy de pedir juguetes. Lo que más me ha divertido siempre ha sido dibujar.
De niño… ¿Los Reyes le traían carbón o chucherías? ¿Era usted buen estudiante y un niño responsable?
Chucherías, naturalmente. Mi abuela Pilar era partidaria de que me metiesen en una urna, como a los santos, de puro bueno que era.