Decía Coco Chanel que solo tomaba champán en dos ocasiones: cuando estaba enamorada, y cuando no. Con estos condiciones, no hay duda de que la cena de Nochevieja encaja dentro de los parámetros establecidos por la icónica diseñadora. Despedir el año 2021, con todo lo que ha supuesto, requiere de una compañía especial en la que el espumoso actúe como aquel Centro di gravita que cantaba Battiato.
Maite Geijo, una de las mayores conocedoras de todo lo que engloba al mundo del vino, trae a la mesa su propuesta de maridaje para este 31 de diciembre. Aunque su bodega Acontia lleve el sello indiscutible de las tierras castellanas, su vinculación indisoluble con Málaga, latente en más de un centenar de restaurantes, hace que sea una persona idónea para invitarnos a brindar por este 2022.
"La idea que nosotros tenemos del vino es que es un impulsor y un catalizador de momentos. En muchas ocasiones, no se trata de que una botella sea mejor o peor que otra, sino que las circunstancias hagan que lo puedas disfrutar más o menos. Te voy a poner un ejemplo, puedes estar un día en agosto, en la playa, a 40 grados, tomándote un vino muy bueno en un vaso de plástico, que seguro que se convierte en una experiencia horrible. Sin embargo, en otro contexto, puede ser milagroso", explica.
Es por ello por lo que su filosofía reside en crear vinos que, además de maridar comida, mariden momentos. La propuesta que Maite Geijo hace para esta noche nace con unas bebidas que abracen la gastronomía malagueña, con componentes festivos que invitan al brindis y al disfrute, dos características que residen en esta provincia.
Para ello, la velada arrancaría con Acontia Mar de Seda: "La suavidad, el frescor y esa sensación envolvente que ofrece este blanco puede asemejarse a los momentos en los que estamos relajados". Se trata de una bebida que no requiere una reflexión profunda, "sino compartir la compañía": "Es ideal para recibir a los invitados, momento en el que no estás pendiente de algo denso o inmerso en una conversación muy intensa. Pura seda".
¿Con qué plato combinaría este Mar? Geijo opta por un tartar de salchichón elaborado con cochinos de la provincia de Málaga: "Es un plato muy rico y muy graso, por lo que con este blanco vamos a conseguir limpiar el paladar".
Una vez terminada la primera parte de la cena, llega el momento más íntimo de la ceremonia. Ese ambiente distendido ha dejado paso a la concentración que supone tener presidiendo en la mesa la botella y el plato principal: Flor y nata. "Es un vino tino de crianza larga, procedente de una uva muy generosa con la que conseguimos mucha profundidad. Estamos concentrados en una conversación interesante, o en un plato rico y contundente, por lo que conseguimos impulsar estos estímulos".
El acompañante, en este caso, no puede ser otro que un chivo asado que ha mantenido todos los aromas durante la cocción: "El resultado es espectacular", subraya.
Además de esta versión más clásica y tradicional del maridaje, desde Acontia proponen una forma distinta de vivir la celebración, en la que el cava es el hilo conductor de los diferentes platos: "Es un vino maravilloso que empieza con los aperitivos y continúa durante y después de la comida. El gran todoterreno, La vie en rose. Momentos en los que una burbuja es esencial porque expresa alegría, frescura, inocencia... Puede parecer cursi, pero todo esto es lo que sientes cuando estás enamorado".
Sin embargo, este espumoso es también la joya de la corona a una cena que culmina con el dulce: "Le puede pegar muy bien un mango de la tierra, una fruta con un gran sabor. Aunque, en estas fechas, optaría por los mantecados de Málaga. Sin duda, sería genial".