El ser humano sigue declarando la guerra a la Tierra. A pesar de las numerosas iniciativas en derecho ambiental y sostenibilidad, la realidad es que continúan existiendo tres crisis a las que la humanidad se enfrenta: la contaminación global, la del cambio climático y la crisis de la pérdida de biodiversidad.
Este viernes, 22 de abril, se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra, una jornada creada con la intención de concienciar a la población de la importancia de preservar el planeta. Y es que el desarrollo, cada vez más desigual, y el alto consumo de recursos está provocando un gran deterioro del medioambiente global.
Según datos de las Nacionales Unidas, el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques al año. Es sólo una muestra del deterioro y la pérdida de todos los ecosistemas del planeta. Una extensión comparable al tamaño de Islandia. Pero ¿cómo afecta esta pérdida a la vida animal?
Actualmente, alrededor de un millón de especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción. La caza, el tráfico ilegal, la pérdida de sus ecosistemas y el aumento de la presión de una población humana en imparable crecimiento tienen como resultado esta extinción masiva.
Bioparc Fuengirola participa con éxito en programas de conservación animal
El próximo Día Internacional de la Madre Tierra, tiene como lema 'Invertir en nuestro planeta". Es esencial que instituciones, organizaciones y la sociedad en general actúen contra el cambio climático, la sobreexplotación y la degradación de la naturaleza.
Desde Bioparc Fuengirola se trabaja para mantener la biodiversidad formando parte de programas de reproducción de especies amenazadas. Desafortunadamente, es la única forma de evitar la extinción de muchas de ellas.
En los últimos cinco años, Bioparc Fuengirola ha participado con éxito en estos programas de conservación con el nacimiento 84 animales. En ellos se trabaja de forma constante para cubrir sus necesidades biológicas y emocionales, con cuidados que garanticen un alto nivel de bienestar y propicien su reproducción.
Además de la participación en programas conservacionistas de cría en cautividad, Bioparc Fuengirola y la Fundación Bioparc participan en programas de conservación del hábitat en el que viven estos mismos animales como, por ejemplo, el programa de restauración del bosque de Sabangau en Borneo, que sufría una creciente degradación por la tala de madera tropical y ahora, gracias a este proyecto, se está recuperando.
En Senegal, Bioparc participa en la creación de un corredor de bosque en medio de un territorio degradado por la agricultura y ganadería que permitirá a las pocas poblaciones de chimpancé occidental comunicarse entre ellas. También es destacable el proyecto del bosque de Ebo en Camerun, donde la Fundación Bioparc lucha para frenar el crecimiento de plantaciones de aceite de palma en esta zona donde conviven gorilas con otras especies únicas.
El parque malagueño se ha consolidado como una referencia a nivel europeo donde contemplar la vida salvaje de las selvas tropicales más asombrosas del mundo: la isla de Madagascar, África Ecuatorial, Sudeste Asiático e islas de Indo Pacífico. Su arquitectura basada en el concepto de zooinmersión, lleva a los visitantes a experimentar un recorrido por las selvas del mundo mientras pueden observar de cerca las especies más amenazadas que las habitan sin barreras visuales.
Una jornada que se remonta a 1970
A principios del siglo XX, surgían los primeros lobbies que luchaban a favor del medioambiente y los derechos animales. Comenzaban a coger forma organizaciones no gubernamentales como WWF o Greenpeace. Pero el movimiento de concienciación no daría el salto a la política hasta 1970, año en el que el senador estadounidense Gaylord Nelson puso en marcha una manifestación con el fin de despertar la conciencia global de los problemas y consecuencias de la superpoblación, la producción, la contaminación y otras preocupaciones necesarias para abordar la protección del planeta Tierra.
El 22 de abril de ese año, Nelson llamó a salir a las calles a ciudadanos del mundo entero. Esta jornada se convertía en la primera de muchas en las que se celebraría el Día Mundial de la Madre Tierra, aunque hasta 2009 la Asamblea General de las Naciones Unidas no declararía oficialmente como tal a ese día.