Nadie sabe con exactitud en qué fecha nació el Niño Dios. Algunos estudiosos afirman que no nació un 25 de diciembre e, incluso, ponen en duda que en Belén nevara en aquella época o que la localidad estuviera atravesada por un río de papel Albal. Es por ello que el hecho de que el próximo sábado 20 de agosto el Barrio Santana de Mijas Pueblo acoja, con todo el calorazo, un encuentro de pastorales para cantar la buena nueva del nacimiento de Dios no puede ser tildado de insensatez absurda, sino que tiene que ser clasificado como un bendito dislate.
Si el granadino pueblo de Bérchules celebra desde 1995 la Nochevieja en verano, ¿por qué los chichilargos no iban a combatir el calor inhumano que algunos vienen padeciendo este 2022 a ritmo de zambomba y pandereta?
De hecho, el calor es el origen de este encuentro, el segundo que se celebrará Dios mediante, ya que el primero tuvo lugar en agosto de 2019, y que no se ha repetido por culpa de la Pandemia Que No Puede Ser Nombra. Más que el calor, la razón de que surgiera esta cita tan especial la encontramos en su ausencia, tal y como relata Francisco Alarcón, el encargado "junto a Miguel de la Pastoral Santo Domingo y Juan de Raíces de Colmenarejo" de reunir a seis pastorales para que pasen calor dándole a la zambomba en el Barrio Santana: "en la Navidad de 2019, durante la celebración de la 34 edición del encuentro de pastorales Villa de Mijas, algunos de los asistentes comentaron que hacía demasiado frío para disfrutar al máximo del zambombeo. Y esa frase se quedó flotando en el aire".
Al parecer, aquel día el cambio climático no estaba haciendo bien su trabajo. Pero la mecha ya estaba prendida: como surgen casi todas las grandes ideas, un inocente comentario se agarró como una garrapata al cerebro de Francisco, Corro para todo aquel que lo conoce; un bicho que le picó y le llevó a organizar el primer encuentro de 'Pastorales al fresquito'. ¿El resultado?
¿Pues cuál va a ser, alma de cántaro? ¡Un éxito rotundo y sin paliativos!
Y eso que cada cosa tiene su momento y que las pastorales están íntimamente ligadas al periodo navideño. Y aunque los villancicos de las pastorales se disfrutan como las venganzas, en frío, el primer encuentro de pastores en el verano de Mijas fue una promesa de continuidad. "El zambombeo es parte de nuestra cultura y la verdad es que llevaba años dándole vueltas a cómo recuperar este festejo durante una época que no fuera la propia, también porque algunas pastorales tenían ganas de tocar no sólo en Navidad", rememora Corro.
Así, los villancicos resonarán otra vez en la blanca plaza de los Siete Caños en el histórico Barrio Santana gracias a esta iniciativa que reunirá a varias pastorales de diferentes puntos de la geografía malagueña: Pastoral Las Lagunas, Pastoral La Ilusión, Pastoral Los Amarillos, Pastoral Santo Domingo, Pastoral Pastores del Puerto y Belén Río Granaillas. Unas agrupaciones a las que no ha sido muy difícil convencer para que participen en este encuentro organizado por los Amigos del Zambombeo y con la colaboración del consistorio mijeño, y que tendrá lugar a las nueve y media de la noche, para que el calor no sea demasiado elevado (una cosa es hacerlo en agosto y otra hacerlo en pleno día).
"Esperamos repetir el éxito del primer encuentro", afirma Corro, "porque esa tarde de 2019 la plazilla estaba a reventar. La verdad es que hacía mucho que no se veía el Barrio tan animado, de gente de aquí y de gente de fuera que no quiso perderse esta bendita locura”. Además, "este tipo de actos garantiza que las pastorales se involucren y se mantengan unidas durante todo el año con un encuentro a mediados del año... '¿en agosto?', dicen muchos con cara de extrañeza; 'y ¿por qué no?', les respondemos nosotros".
Como novedad este año, se repite el pasacalle de los pastores, sobre las ocho y media de la tarde, pero en esta ocasión salen de dos puntos diferentes y se encuentran frente a la Casa Museo de Mijas, y de ahí se recorren las calles hasta llegar al Barrio Santana.
Desde luego, el mundo es en ocasiones un lugar maravilloso: ante un recital tan sorprendente como desubicado sólo podemos desear que ningún vecino crea, al ser despertado de sopetón por el soniquete de las panderetas, que ha echado una siesta un poco más larga de lo normal, ni que nadie se ponga el plumón para bajar a disfrutar de este encuentro. Porque si no el agua de las zambombas la van a tener que emplear para reanimar a los pobres despistados.