Quedamos con él en la Plaza Félix Sáenz del Centro de Málaga. No duda donde es pese a que lleva en Málaga desde hace algo más de un año. Se considera un malagueño más, aunque sus rasgos y sobre todo su acento digan lo contrario.
"¿Starbucks?", le digo. "Puede estar bien, pero prefiero un sitio al solecito", me responde. Sin duda es un malagueño más y poco queda de aquel chico que salió de Estados Unidos tras enamorarse de un idioma, el español, que ya domina mejor que yo.
En busca de la terraza perfecta, son varios los malagueños que le miran de reojo. Otros le dicen: "¿Eres el de Tik Tok?" o "¡Ay, el guiri!". Es su pan de cada día, pero no le molesta en absoluto. El paseo demuestra que de los más de 31.500 seguidores que tiene, la gran parte son malagueños tras hacerse viral con un vídeo en el que se adentra en el distrito de Palma-Palmilla haciendo caso omiso a todos aquellos que le recomendaban no entrar. "Yo soy un tío muy aventurero. Me encanta explorar y en Málaga no iba a ser menos. Quiero conocer su parte 'guapa', pero también su parte más profunda, quizá abandonada", explica.
Elliot tiene 29 años y es de Wisconsin, en sus propias palabras, "una zona donde solo hay granjeros y vacas, nadie más". Mientras estudiaba el Grado de Geografía, Informática y Español en una universidad "mediana" de Eau Claire, descubrió una clase de español que le encantó y que le permitió vivir una experiencia de intercambio en Costa Rica, el país que le hizo enamorarse del castellano como idioma y de la comunidad hispana en general. Desde que finalizó su intercambio, llegó a viajar al país hasta en cinco ocasiones enamorado de su cultura y su gente. "Si no llego a ir a Costa Rica creo que no me habría contagiado de eso que tiene el habla hispana. Fue lo que me impulsó a irme al extranjero", confiesa.
Tres años más tarde de aquella vivencia, Elliot encontró trabajo en España como auxiliar de conversación de inglés (conversation assistant). Gracias a ello, pasó un año íntegro en Madrid. Después vino la pandemia. "Pensé que perdí mi experiencia estudiando español o conociendo España durante el 2020, así que cuando la cosa se puso mejor decidí que tenía que comprarme una cámara para hacer vídeos y empecé con mi canal de vídeos en inglés en YouTube, Adventure Elliot", relata.
La realidad es que el youtuber se dio cuenta de que algo fallaba con el paso del tiempo. No terminaba de conectar con su público. Los anglosajones no se interesaban especialmente por "la España profunda" y los españoles que se interesaban no entendían el inglés. "Sentía que a los que estaban fuera de España solo les interesaba Benidorm y Fuengirola... nada más", lamenta.
Tras los dos años que pasó en Madrid, lo máximo que podía alargar su estancia, decidió solicitar un traslado a Andalucía para continuar trabajando. "Tuve la gran suerte de que me asignaran Málaga, un cole en Puerto de la Torre, el Salvador Allende. Era el mejor momento, porque mi canal no iba bien", comenta.
Fue en Málaga donde, para conocer mejor España y mejorar su idioma, decidió empezar a hacer vídeos en español en un canal aparte que al fin le hizo despegar en la plataforma audiovisual. "Conecté al fin con el público español. Hace un año empecé a ofrecerle a los hispanos cómo soy yo, cómo son mis viajes y mis experiencias por España, un conjunto de todo ello. Un poco más tarde, el verano pasado, comencé a meterme en barrios peligrosos o chungos después de que Zazza El Italiano me mostrara que eso era posible", recuerda.
Su primer barrio "chungo" en Málaga, en sus propias palabras, fue La Palmilla, donde entró el verano pasado para mostrar "lo guapo y lo feo" de Málaga. "En Málaga se invierte mucho dinero en cosas alucinantes, pero también hay barrios marginales y personas con circunstancias difíciles. Hay edificios destruidos... Quiero mostrar todo además del Centro de Málaga porque eso, al final, también es Málaga. Es como si vas a Roma y solo ves el Coliseo... hay otra Roma que te estás perdiendo y que sigue siendo Roma", matiza.
Estos vídeos son los que generan más tráfico en su canal. Él mismo los define como "explosiones" en Internet. Ha sido a raíz de ellos que la mayoría de sus seguidores lo conozcan como 'Elliot El Guiri', algo que le encanta, lejos de creer que esta palabra puede sonar de manera despectiva. "Al final son vídeos únicos. Hay quien se mete en estos barrios, pero yo soy un 'guiri' que entra a barrios peligrosos", bromea.
Su 'cole'
En el Salvador Allende le han acogido muy bien. Cuando llegó el primer día, le recibieron con un cartel de bienvenida y un regalo. Está viviendo una experiencia "muy bonita y feliz allí". Los profes le han acogido como uno más, llegando incluso a querer celebrar el Día de Acción de Gracias junto a él para que se sintiera, por así decirlo, como en casa.
Se ríe recordando cómo en su estancia en Madrid agradeció al resto de profesores su hospitalidad con un regalo al final de curso. "Me miraron raro al darle el detalle, no les hacía ilusión... yo solo quería mostrarles mi agradecimiento. En Málaga todo es diferente. Aquí, por ejemplo, cuando entras a un lado y hay desconocidos, te miran mal si no saludas. Si lo haces, es lo normal, incluso te devuelven una sonrisa", opina.
Sus alumnos saben que trabaja en TikTok y YouTube, pero en cuanto supo que conocían su canal les dejó claro que él en clase es el "teacher" y fuera de clase "youtuber". "Trato de llevarles un buen mensaje a través de mis vídeos por si los ven. Tampoco me meto en peores lugares por ellos, tengo que ser un buen ejemplo para todos", dice. No teme en "censurar" determinados contenidos cuando se topa con algunas escenas no recomendables para niños. "No muestro peleas de gallos, pese a que las grabé en Los Asperones porque así me lo pidieron los responsables aunque yo les reproché que era ilegal y delito de abuso animal. Tampoco muestro drogas. No quiero que los niños vean esto, con mostrar lo demás es suficiente. Si enseño todo lo que veo, es muy malo", sostiene.
Si uno le echa un vistazo a los comentarios de los vídeos de Elliot en barrios peligrosos, la mayoría de seguidores le escriben que su inocencia y su acento le salvan de robos o palizas. Sin embargo, él lo tiene claro: "Yo no soy tonto ni tan inocente. Sé lo que está pasando. Lo único es que doy esa impresión porque estoy hablando de manera espontánea e improvisada en mi segundo idioma, es lógico, pero sé perfectamente lo que está pasando, he visto mucho mundo, estudio y leo mucho".
Estudio
A Elliot no le hubiese importado estudiar Periodismo. Adora leer, estudiar y divulgar e informar sobre determinados asuntos en sus vídeos. Cuando entró a Los Asperones llegó incluso a entrevistar a José, el único joven del barrio que se ha graduado en la Universidad, tras conocer que el Día de los Gitanos en la barriada celebraron un evento especial para él También conocía que Los Asperones tienen más de treinta años y muchos aspectos relacionados con su historia que trata en el vídeo, que preparó con esmero leyendo noticias de la zona en los últimos cinco años.
Sueña con contar con historiadores en sus vídeos, con lugareños que tengan presencia en cámara y les apetezca contar la verdad de un barrio, sea este más marginal o no. Por ejemplo, tiene ganas de entrar a La Trinidad y contar su historia, hablar del Astoria y de la gente que vivió en la zona en su día. También está deseando coger un coche y marcharse a descubrir Extremadura y sus pequeños pueblos, tan desconectados de las capitales de provincia, para conocer desde adentro cómo es la vida de sus habitantes.
Le sale una gran sonrisa cuando habla de Manuel, uno de los niños que le hizo de guía por Los Asperones. "Es un gran chico, me hizo mucha gracia cuando explicó cuál era su comida favorita: '¡Elliot, mi comida favorita es el gazpachuelo y el arroz amarillo!'; es superauténtico y muy bueno, como sus padres, a quienes pude conocer", expresa. Fue tanta la ayuda de su "chupipandi" en aquel vídeo, que quiere volver a invitarles a una barbacoa y llevarlos a ver las luces de Navidad del Centro de Málaga, un sitio al que van a veces, pero no con la misma frecuencia que un niño que reside en otra zona de la ciudad.
Reconoce que le chocan bastante estos contrastes en la ciudad que sueña con acoger la Expo de 2027. "Yo lo digo claro siempre, Málaga tiene playa, buena comida, la gente más amable de España, pero no es la más bonita de España pese a que cada año intentan ponerla más bonita. Hay barrios feos, zonas donde la limpieza escasea y donde muchas cosas no se cuidan. Si me dices qué es lo mejor de Málaga te digo su gente y su hospitalidad, es lo que hace a Málaga diferente", reflexiona.
Hace poco paseando por Miraflores llegó a La Corta, un barrio del que le han hablado muchísimo. "Me di cuenta de que era muy pequeño. Iremos, pero no ahora mismo. En Málaga, durante el verano hay mucha más vida en las calles. En invierno es difícil grabar contenido, básicamente, porque la gente que te encuentras es la que te da el vídeo. Muchas veces me he venido resignado de algunos sitios porque no ha surgido", explica.
¿Y Twitch? No de momento. Pese a que cree que el live streaming le permitiría hacer un contenido más real y puro, no termina de hacerse con las nuevas tecnologías y eso le frena. Sobre todo porque en esta plataforma tendría que grabar de una manera más llamativa, lo que requeriría a su vez una importante inversión. "Además, yo no publico en YouTube todo lo que grabo como te decía, me encuentro de todo, y creo que no quiero violar las normas de la plataforma", apunta. Pese a ello, no descarta que si en el futuro localiza a un streamer malagueño que quiera echarle una mano para introducirse poco a poco en Twitch, lo acabará haciendo, aunque sea para probar.
Haters
A los que critican el trabajo del youtuber, les responde claro: "Ellos no saben la cantidad de hora que paso editando, grabando ni gastando dinero en alquilar coches o viajar. Paso la mañana currando en el cole y luego me tiro seis horas dedicándome a YouTube, sumando a todo ello que tengo novia -a la que conoció tras charlar con ella en Mercadona, haciendo la compra- y estoy apuntado al gimnasio. Me apasiona tanto este trabajo que para mí es como un hobby con el que me gano un dinero extra, pero también un sueño cumplido, no me pesa y me dan igual las críticas", comenta.
Estuvo dos años trabajando a destajo sin ganar dinero. Ha sido hace apenas unos meses cuando ha logrado monetizar su contenido. Los haters no van a hundirle después de tanto esfuerzo. "Hay quien me dice estúpido, que hablo mal español... pero no me afecta, estos comentarios están al fondo de la sección de comentarios en cada vídeo. Me ha costado mucho aprender español, puesto que una cosa es saber español y otra manejar la jerga, hablar malagueño. Estamos en ello. Además, en YouTube hablo de manera improvisada, sin guiones, eso lo hace más difícil. Soy muy perfeccionista con ello y repito a veces las tomas hasta perder al máximo mi acento", zanja.