De director de circo a hombre-orquesta: Di Stephano recorre España para pagar una obra de arte
El jubilado ha parado en Málaga en el marco de su tour a bordo de una autocaravana. En cada ciudad trata de embelesar al público a cambio de unas monedas.
21 marzo, 2023 05:00Noticias relacionadas
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Once de la mañana de un lunes cualquiera en el Centro de Málaga. Algunos británicos ya toman cervezas en la terraza del bar del Mercado de Atarazanas mientras que los malagueños desayunan un café y pitufo en El Cid. Mientras tanto, en el cruce de calle Sagasta con Guillén de Castro, un alegre y sonriente señor con coleta canosa y ojos azulados ponía el toque musical a la mañana, pero no con micrófono y altavoz: es un hombre-orquesta --aunque parezca algo extinto, aún quedan algunos como él en el mundo--.
Se hace llamar Di Stephano, según pone en el maletín que tiene colocado en el suelo para que quien guste pueda ofrecerle la voluntad, pero se llama realmente Hans Rutjes. A sus 67 años, habla muy poco español, algo lógico por su origen neerlandés y porque está "de paso" por este país.
En la espalda lleva un bombo, toca el saxofón y moviendo sus pies aporta a su música el tintineo de los cascabeles. Di Stephano viaja por las calles del mundo mostrando su particular arte. "Toco completamente sin baterías ni enchufes", indica orgulloso en su página web, distephano.nl, que lleva anunciada en el bombo para que todo aquel que lo desee pueda localizarle allí.
Nos asalta la curiosidad e intentamos saber más de qué le lleva a ser hombre-orquesta en pleno 2023. Con un inglés algo entrecortado, explica que un día compró una obra de una artista multidisciplinar holandesa y afincada en Málaga, Nanon Morsink, que le fascina. "Pagué la mitad de la obra y ahora tengo que seguir recorriendo España con mi tour para pagar la otra mitad, pero también lo hago por diversión, lo reconozco. Me encanta ver cómo la gente flipa cuando se dan cuenta de que yo hago toda la música", cuenta entre risas.
Di Stephano no es un artista callejero cualquiera. En el año 1987 fundó el Circo Tijdgeest en su país, un circo "social", donde da su sitio a grupos de niños con necesidades especiales, que sabe que requieren "muchísima más atención". En Internet aún queda rastro de aquella etapa en la que vestía sombreros de copa y americanas rodeado de trapecistas y otros payasos haciendo felices a los niños en el interior de una carpa. En julio de 2022 acabó aquella etapa de su vida y se centró solo en llenar las calles de Europa "con el virus del circo".
Ganó la Rosa Dorada Roosendaal en el año 2019 y además de ser hombre-orquesta sigue dando shows como payaso y malabarista. De hecho, durante la conversación, algún bebé se queda mirándolo y no puede evitar hacerle gestos simpáticos, asegura que vive "para hacer reír al mundo" que le rodea.
"Creo que conozco todas las ciudades de Europa, he conocido cada una de ellas desde la calle porque ser hombre-orquesta es sin duda lo que más me gusta pese a que también hago algo de clown", cuenta el holandés a este periódico. Detrás de su show callejero, los viandantes se fijan en una bicicleta muy curiosa por lo alargada que es. Está adaptada para llevar su equipaje cómodamente. "Ahora solo estoy haciendo esto hasta que vuelva a Holanda, donde tengo más trabajo. Viajo a bordo de mi autocaravana y cuando estoy en la ciudad voy siempre en mi bici", cuenta al respecto.
En el rato que le observamos, hace bailar a varios niños con su marcha y decenas de personas se acercan a grabarle en vídeo para, previsiblemente, compartir luego estas tomas en redes sociales. Málaga es hogar para decenas de artistas callejeros ya sea de manera temporal o fija, de hecho, hay quien dice que es la cuna de los grandes mimos callejeros.
"Empecé en A Coruña, bajé por Portugal y ahora estoy aquí. Acabaré en Holanda mientras que voy por la costa; he hecho tours por España varias veces", detalla. Para él, ser hombre-orquesta es una profesión como otra cualquiera y es bastante autoexigente. Hace pases de veinte minutos y el tiempo de descanso lo utiliza para localizar una nueva ubicación. "Me cambio de calle a cada rato para variar y ver a diferentes personas. Si no me tomo esto con seriedad, me quedo a dos velas, puesto que estoy jubilado y este es mi sustento", cuenta Hans, quien asegura que espera tener esta forma de vida hasta el día que fallezca, porque le hace muy feliz.
También aclara en un cartel situado dentro del maletín donde guarda sus monedas que "hoy o mañana" puede estar "tocando en tu fiesta" si así lo quieres. Así, también indica que está disponible siempre en su correo info@distephano.nl.
Según la web del Centro de Conocimiento del Patrimonio Inmaterial de los Países Bajos, Di Stephano aprendió a tocar copiando a Koperen Ko de Almelo, "un artista legendario que me explicó cómo armar las cosas y también compró mi primer tambor. Después de eso fue práctica y más práctica para realmente aprender a tocar". ¿Cuál será la próxima ciudad de Di Stephano? El tiempo lo dirá, pero seguro que vuelve otra vez, pues los malagueños le han dado el amor que merece por devolverles la magia del hombre-orquesta en la época en la que muchos mueren por el autotune.