El Parque Natural de Los Alcornocales sirve de unión entre las provincias de Málaga y Cádiz y es fuente del 16% del corcho que se extrae en todo el mundo. De hecho, es el mayor alcornocal de Europa y está para entrar "en la UCI", debatiendo cómo sobrevivirá a los tres grandes males que le acechan: su envejecimiento, la voraz plaga de la lagarta peluda y la pertinaz sequía.
Con una extensión de 168.000 hectáreas, el parque natural tiene más de la mitad de sus 80.000 hectáreas de alcornoques (55.000, exactamente) afectado por la plaga de lymantria Dispar, una oruga que devora sus hojas, provocando un gran estrés a unos árboles muy débiles por su envejecimiento -"son un geriátrico", describe el ecologista Javier Gil-, y en el peor momento, cuando llega la época del descorche y en plena sequía.
La lymantria dispar es una plaga endémica. Hay referencias de su presencia en España desde el XIX. Visita el alcornocal cíclicamente, cada nueve o diez años, pero en esta ocasión lo ha hecho de forma descontrolada. "Se ha convertido en un grave problema medioambiental, pero también económico para la industria del corcho y social, porque se pueden perder centenares de jornales si este año no se puede practicar el descorche", dice a Oscar Curtido, delegado en Cádiz de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul.
Fumigar la plaga
La plaga está a punto de causar un nuevo enfrentamiento entre la Junta de Andalucía, con competencias en la gestión del parque, y el Gobierno central. La Junta insiste en reclamar al Gobierno que autorice el uso excepcional del activo Diflubenzurón, un insecticida químico prohibido por la UE desde 2020, para fumigar el parque.
La Junta - y los propietarios de las fincas - arguyen que este químico fue empleado en la zona "sin incidentes" y que dada la "emergencia" se podría pedir la autorización excepcional, ya que el activo biológico (Bacillus Thuringiensis) que se ha usado para fumigar en 2021 y 2022 este año no está siendo eficaz.
El Ministerio de Agricultura ha denegado esta solicitud porque existen "dos productos alternativos autorizados" que se pueden aplicar en tratamientos aéreos y "un numeroso listado de productos autorizados para tratamiento terrestre en encinas y alcornoques", según explican fuentes del departamento.
"Consideramos que no se dan las condiciones necesarias establecidas en la legislación comunitaria para dar curso a la concesión de la autorización excepcional solicitada" del uso de Dimilin, el producto con Diflubenzurón, en cuyo prospecto se puede leer: "Muy Tóxico para los organismos acuáticos, con efectos duraderos. Evitar su liberación al medio ambiente. Recoger el vertido...".
El consejero Ramón Fernández Pacheco al preguntarse "por qué" el Gobierno no solicitaba a la UE esta autorización, se ha respondido: "Quizá porque (Los Alcornocales) no le da tantos votos como otros parques, por eso el Gobierno de Pedro Sánchez habla de unos parques y no de otros".
Ecologistas en Acción cree que usar Dimilin para fumigar "una joya natural de incalculable valor ecológico y cultural, cuya conservación es fundamental para garantizar la supervivencia de numerosas especies animales y vegetales", sería "matar moscas a cañonazos"."El Bacillus thuringiensis, inocuo al medio ambiente, ha tenido escasa eficacia debido a su mala administración, ni bien ni a tiempo", asegura a EFE Javier Gil, de Ecologistas en Acción.
Alcornoques sin relevo
"La Almoraima", con 10.000 hectáreas y propiedad del Estado, es la mayor de las fincas privadas de este parque. Su director, Emilio Romero, cree que la situación es "realmente dramática". "Estamos en un punto de tomar medidas y de que alguien centre la vista". Y es que esta plaga afecta a un alcornocal viejo y débil, afectado desde hace años por "la seca", un proceso con un impacto ya destacable.
"En La Almoraima se saca menos de la mitad del corcho que se sacaba hace 70 años", dice. Este mal tiene su origen en un hongo oportunista que se aprovecha de la debilidad de los árboles por su envejecimiento.
"A lo largo de los últimos 40 años el monte se ha ido despoblando. Cuando el hombre vivía en él mantenía los árboles muy cuidados", cuenta, mientras explica que hoy no es así, y otros usos, como la caza, han conducido a una densidad de hervíboros que devora los brotes de árboles, impidiendo el relevo generacional. "Las asociaciones ecologistas venimos advirtiendo que el manejo del alcornocal en las últimas décadas, convirtiendo a estos bosques en corrales con alta densidad de ciervos, gamos, muflones y cerdos cruzados con jabalíes, iba a tener consecuencias nefastas a medio y largo plazo", explica Ecologistas en Acción.
Y la sequía y el descorche
El debate está también entre si se descorcha o no este año, cuando empieza ahora la época de hacerlo en una zona de la que se extrae el 30% de corcho nacional. "Si descorchamos someteríamos al alcornoque a un estrés más, podríamos precipitar la muerte del alcornocal", dice el director de La Almoraima.
"Las pérdidas económicas serían enormes y esa actividad, además de ser un pulmón financiero para los pueblos de la zona, financia el mantenimiento del parque", explica el director del parque natural, Juanma Fornell.
El año pasado se extrajeron de este parque 5.993.000 kilos de corcho. Se dejó sin sacar 3.292.334, equivalentes a 5,7 millones de euros. Mientras la Junta de Andalucía ha anunciado un adelanto de la autorización para el descorche, solicitada por los propietarios de las fincas, los ecologistas creen que esta medida prioriza los intereses económicos sobre los de los árboles: es "pan para hoy y hambre para mañana".