La artista estadounidense Sheila Hicks, que considera los hilos "un lenguaje internacional" que cualquiera entiende, protagoniza la nueva exposición temporal del Centro Pompidou de Málaga, que ha quedado invadido con el arte textil del que fue una pionera.
A sus 88 años, Hicks ha hecho gala este miércoles de toda su jovialidad al juguetear con algunas de las piezas expuestas, descalzarse para poder aproximarse a una obra o invitar a los asistentes a la presentación a tocar a su vecino en el auditorio del Pompidou para comprobar si vestía una prenda de algodón o de otro material.
"Viajo mucho por el mundo, pero no soy una turista. Cada vez que me desplacé fue para resolver algún problema", ha señalado la artista, cuya obra ha resultado influida por sus viajes a Sudamérica, México, la India o Marruecos.
La exposición está compuesta de "pequeños ejemplos de cosas hechas en diferentes países durante 50, 60 o 70 años", según Hicks, que desconoce si sus creaciones "tienen un mensaje, como la gente dice de la pintura".
"Ayer fui al Museo Picasso de Málaga y me quedé encantada de ver la producción de este maestro, que estaba trabajando cada día, que también ponía emoción, extravagancia y la exuberancia de crear y que encontró su propio modo de comunicar", ha asegurado Hicks.
En su visita al Museo Picasso le impresionaron también los restos fenicios del siglo VII antes de Cristo que se conservan en su sótano. A Hicks le parecieron "increíbles" los muros de piedra, cuya textura le recordó a su obra "Córdoba", que se muestra en el Pompidou y que expuso por primera vez en 1969, en una exposición colectiva en Nueva York que se tituló "Tapices murales".
En el recorrido por la exposición se ha detenido también en la obra "Prayer Rug", que creó en un taller de Marruecos donde también se tejían las alfombras sobre las que los creyentes se arrodillaban para rezar, por lo que la artista las define como "una puerta hacia el paraíso".
Entre todas las piezas destaca, por su tamaño, la monumental "Lianas de Beauvais", que se ha instalado en el centro de la sala para poder ser admirada por los dos lados, y que Hicks presentó en la Bienal de Sao Paulo.
El comisario de la exposición, Michel Gauthier, ha resaltado que "el tema del viaje es central" en el trabajo de Hicks, "desde un primer viaje inicial desde su universidad americana hasta la Tierra del Fuego".
"Ese viaje tuvo un papel muy importante, porque se fue como pintora y, después de sus estancias en Latinoamérica a finales de los años 50 y principios de los 60, decidió dedicarse al material textil, que fue el predilecto para ella", añade el comisario.
Fue un viaje geográfico, pero también "un viaje de la pintura a lo textil", según Gauthier, que ha destacado que el nombre de Hicks "se asocia con un reconocimiento creciente del arte textil, porque hace cincuenta años estas obras se dejaban confinadas en ciertos departamentos de los museos, y ahora se consideran una escultura".
Gauthier ha hecho hincapié en el carácter abierto de las obras, porque en cada exposición se montan de forma distinta y las sombras también forman parte de ellas, por lo que al comisario corresponde "interpretar las obras como si fuera una pieza musical".
Sheila Hicks, que ha seguido atentamente las explicaciones de Gauthier sobre sus obras durante el paseo por la exposición, ha destacado la importancia del trabajo de un comisario porque, asegura, para ella "todo es inconsciente".