Entre el 1 de enero de 2023 y el 30 de junio, en Málaga murió ahogada una persona. Entre el miércoles 5 de julio y el jueves 13, fallecieron por la misma causa en distintas playas y piscinas cuatro. En apenas una semana, se han registrado en la provincia más de la mitad de los ahogamientos que tuvieron lugar el pasado mes de junio en toda Andalucía (7), unas cifras que activan todas las alarmas porque los momentos más críticos del verano aún están por llegar.
En el conjunto del país, los números no son positivos. El pasado mayo fue el segundo mes en el que más personas perdieron la vida en las playas, piscinas y ríos desde que se tienen registros y la suma del primer trimestre constata ya un incremento de un 55% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Hasta el 30 de junio, la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) tiene contabilizado 169 muertes, 28 de ellas en Andalucía, la comunidad con más fallecidos solo por detrás de las Islas Canarias (29).
En la provincial, el único caso que había contabilizado antes de esta semana negra era el de un niño de cuatro años que perdió la vida el pasado mes de marzo en una piscina de Estepona. De hecho, los datos de Málaga eran el contrapeso a la trágica evolución que se iba registrando durante el año en el conjunto de España ya que en 2022 por las mismas fechas ya habían fallecido seis personas.
La realidad se empezó a torcer el pasado 5 de julio. Un hombre de 60 años perdió la vida mientras se bañaba a primera hora de la mañana “en una zona poco profunda” de la playa de Faro, en Marbella. Dos días después, pasado el mediodía, otro hombre de 70 años murió en una piscina ubicada en una instalación privada de Benalmádena.
El domingo 10 de julio, al anochecer, un joven de apenas 30 años falleció ahogado en la playa de La Malagueta, en la capital, y, cuatro días más tarde, en una playa de Torre del Mar, hallaron al amanecer el cadáver de un hombre con aparentes signos de ahogamiento.
A estos cuatro ahogamientos, algunos a la espera de confirmar si se produjeron repentinamente por algún problema de salud, se suma otro incidente en Cártama. Este pasado miércoles, los sanitarios auxiliaron a un niño de cuatro años que se había caído a la piscina municipal y presentaba claros síntomas de ahogamiento. Tras ser reanimado en el mismo lugar, el menor fue trasladado a un centro hospitalario, donde el pasado viernes continuaba ingresado en la UCI con evolución favorable.
Desde hace ocho años, las muertes por en España no han bajado de las 400. El portavoz de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, Francisco Cano, lo achaca, “entre otros motivos, a una falta de concienciación previa a la llegada del verano”.
A su juicio, impulsar una campaña de prevención en verano llega tarde, sobre todo, porque como en el caso del menor fallecido en marzo en Estepona, cada vez más gente se baña por primera vez en el año antes de que comience el periodo estival.
Otro motivo es que “de nada sirve” una campaña de concienciación si no logra su efecto y “los propios ciudadanos no ponen en práctica las medidas de prevención”. Algunos de los últimos fallecidos en Cataluña, por ejemplo, perdieron la vida mientras se daban un baño en una playa que en ese momento tenía bandera amarilla, que limita el baño hasta una altura donde el agua cubra únicamente la cintura.
Esta falta de concienciación, a juicio del portavoz de la RFESS, parte de los mensajes que se trasladan erróneamente desde la infancia: "De pequeño nos decían que con la bandera verde te puedes bañar sin problema y, en realidad, es que no hay un riesgo evidente. El riesgo en el mar siempre lo va a haber".
Varios de los fallecimientos en los últimos días en Málaga, además, tuvieron lugar a primera o a última hora del día, momentos en los que es posible que no haya en la zona un servicio de socorrismo. Esta situación es inevitable ya que “tampoco puedes poner un servicio durante las 24 horas del día”. Entonces, toda la responsabilidad recae exclusivamente en el ciudadano. “Si me baño a las siete de la mañana o a altas horas de la noche, estoy incurriendo en una pequeña temeridad porque no hay ningún profesional que pueda atender el ahogamiento”, valora Cano.
Pese a ello, los datos apuntan a que la mayoría de los ahogamientos se produjeron entre las 12:00 y las 13:59 horas, una franja horaria en la que suele haber una mayor afluencia de gente en las playas y piscinas. También señalan que se concentran en un grupo de edad avanzada. De los cuatro fallecidos en la última semana en Málaga, solo uno tenía menos de 60 años.
La alarma está activada, no obstante, entre los mayores de 65 años, que suponen el 28% de las muertes en 2022. "A esta edad una persona con una mínima destreza en el medio acuático posee una falsa sensación de seguridad con la que no podrá salir de una situación de peligro", apunta Cano.
El informe de la RFESS señala además que la mayoría de fallecimientos por ahogamientos se produjeron en la playa (217 frente a los 52 que se dieron en las piscinas). Esto, según el portavoz de la entidad, se puede deber “a una mayor seguridad”, ya que las piscinas sólo se abren si hay un servicio de socorrismo. Pese a ello, hay otros escollos que dejan el camino libre a que se produzcan casos como los de los dos menores de Estepona y Cártama ya que, por ejemplo, no existe la obligación de poner ningún mecanismo que evite el acceso a los más pequeños.