La Sierra de las Nieves, en el corazón de la provincia de Málaga, es un paraíso de contrastes donde encontrar la sima más profunda de Andalucía (GESM) o una de las cimas más elevadas (La Torrecilla), donde esconderse del frío entre sus castaños o huir del calor en sus cañones.
Este último es un plan que para muchos malagueños, entre ola y ola de calor, puede resultar apetecible: algunos lo llaman barranquismo, otros canyoning o, directamente, descenso de cañones.
En concreto, se trata de un deporte extremo que sirve la excusa perfecta para unir actividad física con naturaleza, especialmente cuando los termómetros van hacia arriba y solo hay cabida para planes refrescantes.
El barranquismo permite descubrir parajes recónditos y desprenderse de cierta dosis de adrenalina mientras bajas el cauce de un río, trepas las paredes de un cañón o nadas entre rocas.
Este deporte es apto para casi todo el mundo que cuente con una cierta forma física y habilidades para desenvolverse en el terreno, aunque, eso sí, tiene diferentes niveles según la orografía del lugar y el riesgo que entraña.
Estas son dos opciones en Málaga para probarlo:
Cañón de las Buitreras
Es uno de los cañones más importante de Andalucía y se encuentra anclado en la localidad de Cortes de la Frontera.
Discurre en paralelo al río Guadiario, en un largo camino bañado de agua con tramos muy estrechos e incluso algún sifón, pero también con grandes y amplias pozas.
El descenso dura unas cinco horas y cuenta con cuatro rápeles, el más largo de ellos de 10 metros. El recorrido es de aproximadamente unos 1.600 metros con un desnivel de unos 80 metros.
El verano y otoño, antes de las lluvias, son las épocas más recomendables para vivir esta experiencia ya que entonces el caudal del río se encuentra en niveles apropiados. Con más agua de la cuenta, la actividad puede resultar extremadamente peligroso.
Zarzalones
El Barranco de Zarzalones se encuentra en el municipio de Yunquera y, en su nivel inferior, es uno de los más interesantes para aquellos que quiera probar el barranquismo por primera vez o quienes todavía no tenga mucha práctica.
El descenso dura unas tres horas y cuenta con tres rápeles, el más largo de unos 27 metros, aunque se puede evitar optando por el pasamano. El recorrido se extiende por aproximadamente unos 1.000 metros con un desnivel de unos 50.
La orografía de este barranco ofrece varias cascadas donde rapelar, pozas a las que saltar y donde refrescarse tranquilamente, toboganes y hasta un sifón.
La parte superior no cuenta con agua durante todo el año, por lo que su tránsito está solo al alcance de personas con un nivel importante de experiencia.