Los gitanos llegaron al sur de la Península Ibérica en los años 1400. Concretamente, según recoge la documentación de la épica, Miguel Lucas de Iranzo, gobernador de Jaén en aquel entonces, el 22 de noviembre de 1462, fue el primer andaluz en acoger a miembros del Pueblo Gitano.

El 30 de octubre de 1996, el Parlamento de Andalucía aprobó una Declaración Institucional donde nombraron al 22 de noviembre como el Día de los Gitanos y Gitanas andaluces causando este hecho que año tras año en esta efeméride se celebren actos que abordan temas que atañen a este pueblo.

Desde 1462, la presencia gitana ha permanecido con el paso del tiempo, concretamente, en esta zona de España, y su acervo cultural ha ido dejando huella en el pueblo andaluz. Tanto es así, que en ocasiones no se sabe dónde está el límite entre lo gitano y andaluz.

Partiendo de estas fechas históricas, para la escritora y maestra gitana Lola Cabrillana, “Andalucía no sería igual sin el pueblo gitano”, pues cree que los gitanos aportan muchísimo a Andalucía y no solo en materia cultural, como con el flamenco. “Hay muchas palabras que usamos habitualmente que son de origen gitano”, apunta. Currar, chaval o apoquinar, tres términos muy usados en la actualidad, sobre todo en el ámbito más coloquial, vienen de sus raíces.

¿Y el pueblo gitano sería igual sin Andalucía? Para Cabrillana, “para nada”. “Creo que los gitanos andaluces estamos impregnados de una forma de ver la vida distinta, con los matices que da vivir en una tierra alegre, diversa y acogedora. Andalucía es el lugar perfecto para vivir, independientemente de que seas gitano o no”, afirma.

Misma sensación tiene José Francisco Gómez, educador social que fue homenajeado por la Universidad de Málaga hace justo un año por haberse convertido en la primera persona en conseguir un título universitario en la barriada de Los Asperones, una de las más marginales de toda Málaga. Gómez cree que es siempre primordial que se celebren días como el 22-N: "Reivindicar la hospitalidad y la interculturalidad debería hacerse todos los días del año, realmente, pero en un día como hoy es primordial enseñar la realidad en primera persona. Sobre todo en una sociedad tan polarizada y llena de extremos como la de ahora".

Racismo

En este sentido, Gómez defiende que en un mundo tan intercultural, estrechar lazos entre todos es clave para avanzar. Sin embargo, lamenta, "el racismo sigue existiendo". Concretamente, pone el foco sobre los microrracismos, ese tipo de gestos que salen "inconscientemente" sin saber el daño que causan. Uno de sus amigos gitanos tuvo un accidente de coche hace unos días. Un conductor le pegó un golpe a su coche. Pues bien, según relata Gómez, "el chaval, al ver que era gitano, reconoció que tenía miedo, porque pensaba que todos los gitanos eran violentos".

Sin embargo, también pone sobre la mesa el otro extremo del racismo, el intencional y el dañino. Para ello, menciona como a Lola Cabrillana, hace apenas unas semanas, también le llegó un vídeo muy duro a su cuenta de X, antes Twitter, donde es muy activa. En el documento audiovisual se podía ver cómo un hater quemaba uno de sus libros mientras que la insultaba por el simple hecho de ser gitana. 

Al respecto, Lola reconoce que de las cosas más difíciles con las que tiene que lidiar en su día a día en redes es gestionar el odio que recibe por el simple hecho de su color de piel. "Pero por otro lado, es el indicativo de que voy por el buen camino. Si mi trabajo resuena y mis éxitos molestan a personas racistas, es porque queda mucho trabajo por hacer", cuenta.

De hecho, su primer libro, Voces de canela, habla, precisamente, de cómo el color de la piel puede condicionarte la vida. En su segunda novela, La maestra gitana, Mara, una 'seño' muy luchadora, trabaja duro desde el aula para poner en valor la cultura y la historia de su pueblo. Lola utiliza la escritura como altavoz para divulgar sobre su cultura, al igual que en X, donde acumula casi 40.000 seguidores.

Lola, además de ser maestra y escribir, trabaja, siempre que su apretada agenda se lo permite, junto a su hermana en el mercadillo. "Rara es la mañana que no se va alguien de mi puesto del mercadillo pensando que le he engañado y que el libro que hay en la estantería no lo he escrito yo. Algunas personas siguen sin creerlo incluso viendo mi foto en la contraportada", confiesa.

José cree que el sistema capitalista favorece que la sociedad sea racista. "Siempre digo que hay que apelar a la responsabilidad individual, pero también hay que señalar a la responsabilidad del sistema, que hace que ninguno nos libremos de ser racistas, por ejemplo, dando mensajes como que los migrantes vienen a quitarte el trabajo  que los gitanos no trabajan y reciben solo ayudas", manifiesta. 

Machismo

Según Cabrillana, el machismo es una lacra en todo el mundo, pero, como José, cree que quizá, en este sentido, el pueblo gitano avanza, pero a pasos más lentos. Ambos coinciden en que es importante reseñar que las mujeres son las que están liderando los cambios en el mundo gitano. "Ellas están asumiendo su educación y su rol de una forma muy diferente", reconoce Lola. 

Así, el educador social añade que, desgraciadamente, "la sociedad actual da a pensar que las minorías étnicas como los gitanos o los musulmanes son más machistas que la sociedad mayoritaria aunque no sea así; esto realza la superioridad étnica". Cree que un paso fundamental es entender que dentro del feminismo hay varias tipologías: "La lucha de las feministas gitanas es diferente a la del feminismo hegemónico. Basta con mirar los datos de educación de personas gitanas, las mujeres que están liderando el cambio educativo son ellas. Eso dice mucho del feminismo gitano y de las mujeres, pero también de los maridos y hombres gitanos".

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Infancia y juventud

Gómez ha marcado un antes y un después en un barrio como Los Asperones. Es honesto y reconoce que él tuvo la suerte de tener una estabilidad en casa, tanto a nivel económico como familiar, que le permitió estudiar en un colegio fuera de la barriada y a crecer en sus estudios, pero lamenta que no todo el mundo tiene esa suerte.

"No hay igualdad de oportunidades en estos momentos", reconoce. Y prueba de ello es que la desigualdad educativa en el colectivo gitano en la última década ha aumentado, según un estudio de la Fundación Secretariado Gitano. "Urge analizar la realidad y buscar soluciones, sobre todo en los barrios donde la pobreza es extrema", solicita Lola Cabrillana.

La maestra cree que la mayoría de la población gitana que se concentra en los colegios están dentro de barrios con un alto grado de pobreza. "Tampoco los niños y niñas gitanas sienten que estén en la historia que se cuenta y que aprenden en los colegios. La historia del pueblo gitano está borrada, anulada de esos temarios. Además, todo esto se complica más cuando las familias no valoran la educación como una herramienta de cambio", denuncia.

Si tuviera que proponer una idea a la ministra de Educación, Pilar Alegría, o a la nueva cartera de Juventud e Infancia, Lola Cabrillana apostaría por una escuela acogedora para niños y niñas gitanas que incluya en su currículum, "como establece la ley", "la historia y la cultura del pueblo gitano". Tanto ella como José defienden la visualización de unos referentes para estos pequeños para comenzar a construir una escuela verdaderamente inclusiva. 

Orgullo

Aunque en estos momentos está en paro, José asegura que trabaja cada día en un colectivo llamado Gazpachuelo+Kaló donde, junto a otros compañeros, trata de dar protagonismo al pueblo gitano, dándole visibilidad y derribando las barreras o muros que impone la sociedad. "Esa será mi lucha siempre, nunca va a acabar, porque siempre seré gitano. Ojalá llegue el día en el que gitanos de diferentes sectores dejen de ocultar que son gitanos porque les da vergüenza. Hay muchos gitanos en todo el mundo y no se sabe", lamenta.

Para la escritora, ser gitana es tener una identidad llena de valores que compartir con el mundo. Misma idea sostiene Gómez, para el que ser gitano es sinónimo de los valores de colaboración, cooperación y "estar juntos". Sobre todo, habla a título personal, desde su barrio. A los que, por los prejuicios y estereotipos critican a su barrio, José Francisco responde con gracia: "Acercaos, venid a mi casa a comer un arroz para chuparse los dedos. Vais a saber lo que es sentirse en casa sin estar en tu casa. Sentirse familia sin ser familia. Vais a recibir el doble de lo que des".

GITANIZANDO LA UNIVERSIDAD

Este miércoles 22 de noviembre a las 16.00 horas se celebrará en el aula E4 de la Facultad de Educación un encuentro abierto a todo el mundo llamado 'Gitanizando la Universidad'.

Lo organiza José Francisco junto al colectivo que ha organizado con otros compañeros gitanos, el Colectivo Gazpachuelo+Kaló. En el acto, colabora también el grupo de investigación Procie de la Facultad de Ciencias de la Educación de Málaga. 

Su idea es que acudan estudiantes y docentes, gitanos y payos, jóvenes y mayores... pero también políticos, periodistas, maestros o trabajadores sociales. Será un espacio abierto a todo el mundo.

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