Este lunes por la noche las redes sociales se llenaron de imágenes del cielo de Málaga. La luna llena brillaba prácticamente en todo su esplendor (99,79%) y jugaba con las nubes pintando un paisaje digno de calificarse como una obra de arte.
Pero técnicamente hablando, ¿qué hizo que en Málaga tuviéramos ese cielo tan bonito? Según informan desde el Centro Meteorológico de Málaga (Aemet) se tratan de "altocúmulos lenticulares". Aunque pareciera muy curioso, los avistamientos de las nubes lenticulares son habituales en los ecosistemas montañosos durante la temporada de otoño
Pero yendo al detalle, el motivo por el que suelen darse cuando hay viento en altura. Las nubes lenticulares se forman principalmente cuando una masa de aire se desplaza hacia una montaña a unos 30 kilómetros por hora, encontrándose con una inversión térmica cerca de la cima que alcanza los 6 kilómetros de altura.
El viento, al soplar, genera una corriente ascendente que da forma a estas nubes. Cuando esta corriente de aire choca de manera perpendicular con la cordillera, se crea una nube que tiene una apariencia similar a un platillo volante. En ausencia de inversión térmica, el flujo de aire descendería y la nube se disiparía.
Las nubes lenticulares son del tipo estacionario, lo que significa que una vez que se forman, permanecen estáticas en el mismo lugar durante un periodo prolongado.
Estas bonitas nubes pueden ser un problema para los pilotos de avión, pues aunque son ideales para tomarles fotografías, no son tan útiles para volar. El viento asociado a estas nubes puede desestabilizar a los aviones creándose, por tanto, las clásicas turbulencias.