Jeison tiene 22 años, es natural de Venezuela y trabaja como repartidor de Glovo en Marbella. Se gana la vida llevando pizzas, camperos o hamburguesas de un lado a otro a bordo de su bicicleta. Sin embargo, el pasado 16 de febrero, cuando estaba recogiendo un pedido en el Mc Donald's de San Pedro de Alcántara, se encontró que alguien le había robado su vehículo. No estaba perdiendo una simple bicicleta. Estaba perdiendo su trabajo. Sin ella le era imposible poder trasladarse rápido por la localidad.
Así que hundido ante este suceso, decidió escribir a una cuenta de Instagram llamada Marbella se queja, donde muchos usuarios envían, como bien indica su nombre, problemas en la ciudad, pero también solicitudes de ayuda. Hay quien pide, por ejemplo, ayuda para encontrar unas llaves o un peluche de un niño, pero también quien pide un carrito de bebé o una bicicleta ante la falta de recursos. Es por ello por lo que Jeison le mandó un mensaje a Diego Escalona, que coordina la plataforma, y este publicó un post contando la historia del venezolano.
En apenas unas horas, la publicación se llenó de mensajes que cedían bicicletas. Algunos incluso se ofrecían a hacer colectas para comprarle una nueva. Sin embargo, muchas de ellas quedaron en nada. El mensaje de una marbellí, Sara, y sus hijos caló primero. Asegura que cuando vio el post se le "rompió el corazón" ante semejante injusticia. Así que pensó que tenía una bici en casa que era grande y que nadie usaba, porque la guardaba para cuando sus pequeños fueran mayores, y que podía venirle bien al chaval para su puesto de trabajo.
Sara lo llamó y le preguntó por qué zona vivía y este le respondió que en Nueva Andalucía, una zona muy cercana a su vivienda, así que quedaron en que iría a recogerla el sábado a su garaje, donde la tenía guardada.
Le hizo tanta ilusión poder ayudar a este chico que se le saltaron las lágrimas en presencia de su hijo menor, de apenas siete años. Este le preguntó qué le pasaba y ella le contó la situación. "Karim me dijo que le regalara su bicicleta, que no se preocupara, pero le dije que la suya era muy pequeña. Que tenía que ser la de su hermano, porque se la íbamos a dar a un niño grande como su hermano", relata con una sonrisa la mamá orgullosa.
Su hijo Cayetano, el mayor, de 11, no dudó ni un segundo al oír la petición de su madre y su hermano pequeño. "Me dijo que por supuesto, que claro que sí, que era suya. Al día siguiente, Karim estaba superemocionado. Se pasó veinte minutos saltando hasta que llegó el muchacho. Me decía 'por favor, mami, qué alegría'", cuenta. Jeison al fin llegó y Sara no podía estar más contenta de haberle ayudado. "Encima tenía una cara de bueno que no podía con él, no te la imaginas. Me decía 'Dios la bendiga, señora'", expresa.
EL ESPAÑOL de Málaga ha podido hablar con Jeison, que manifiesta lo mismo que cuenta la propia Sara. "Estoy muy agradecido con Sara y su hijo, por la voluntad que tuvieron de regalarme la bici. Además, también hay que tener buenas palabras para Diego, que sin él no hubiera obtenido nada", cuenta.
"Yo no paraba de llorar. Me dijo que esta bicicleta era mucho mejor que la que él tenía, así que el dije que no hay mal que por bien no venga. Al final se la han robado porque le iba a llegar una mejor todavía para trabajar más", dice Sara, que añade que siempre le dice a sus hijos que el mejor valor en este mundo es "el amor y dar sin esperar nada a cambio". "Mi hijo siempre me dice que es rico porque tiene mucho amor. El amor vale más que cualquier tipo de dinero", zanja.