Por más que las playas de Málaga puedan no ser consideradas entre las mejores de España, la provincia esconde arenales de indudable atractivo. Espacios del litoral que con la subida de las temperaturas empiezan a ser especialmente apetecibles, tanto para visitantes como para oriundos, y que, a la espera de la llegada del verano, permiten su disfrute en condiciones más que adecuadas.
En el extremo más oriental de la geografía malagueña hay una localidad que se ha hecho famosa por la serie Verano Azul, con el barco de Chanquete y El Piraña como señas de identidad, que puede presumir de aguas cristalinas y de calas de escasa dimensión. Detalles a los que sumar una oferta gastronómica de nivel.
Nerja es un punto en el mapa que une el interior de la comarca de la Axarquía con el mar Mediterráneo. A poco más de 50 kilómetros de la capital, es desde hace años una cita ineludible para miles de turistas que recorren de punta a punta la provincia.
A pocos metros del Balcón de Europa y de la pintoresca iglesia de El Salvador, hay tres calas que bien podrían ubicarse en cualquier isla recóndita de un paraíso lejano. Eso sí, llegar a ellas no es fácil; están reservadas para poco aventureros privilegiados.
Cala del Pino
Se encuentra situada a solo seis kilómetros de Nerja, en dirección Almuñécar/ Motril. Está entre la Playa de las Alberquillas y la Torre del Pino, en pleno corazón del Parque Natural de los Acantilados de Maro. Se trata de una playa virgen de aguas cristalinas, perfecta para la práctica de esnórquel o buceo. Debido al difícil acceso, suele tener un grado de ocupación bajo incluso en verano.
Está rodeada de pinos y tuneras. Y el recorrido hasta la playa va por un camino empinado de aproximadamente 1 kilómetros pero, sin ninguna duda, merece la pena. en los que, sin embargo, no es fácil encontrar mucho revuelo.
El lugar se divide en dos pequeñas calas arenosas separadas por un conjunto de rocas desprendidas que se pueden atravesar, eso sí, sin mayor dificultad y entre los que se suele practicar nudismo.
La Caleta
Es también conocida como la Caleta de Maro, es la famosa Calachica de la que los protagonistas de Verano Azul hablaban. Varias décadas después del rodaje, este lugar se mantiene casi igual que como aparecía en la televisión entonces.
Tiene todas las características de la vecina playa de Maro, pero una ocupación mucho menor, sobre todo, por su complicado acceso y por estar escondida entre unos acantilados que le otorgan un carácter paradisíaco.
Tiene unos 400 metros de longitud y unos 15 de anchura, pero pocas veces se encuentran en ella numerosos visitantes. Para llegar, hay que tomar un desvío antes de acceder a la playa de Maro y, a través de un pequeño carril de tierra, encontrar unas escaleras de madera que llevan directamente al mar.
Al igual que la anterior, es un lugar ideal para realizar esnórquel o submarinismo y descubrir la fauna marina en sus aguas cristalinas. Si esto suena poco, cuenta además con una pequeña cascada de agua dulce que cae directamente al mar.
Cala del Cañuelo
Esta cala marca el límite oriental de la provincia de Málaga con Granada. Está situada en pleno paraje natural Acantilados de Maro-Cerro Gordo y es la máxima expresión de los abruptos y característicos acantilados de la zona.
Cuenta con buena señalización y varias opciones de llegar, por la N-340 dirección Almuñécar o por la autopista en dirección a Almería. El coche solo llega a la parte superior del acantilado, desde donde se puede tomar un autobús para bajar o llegar a pie.
Dispone de unos 400 metros de longitud y 70 de anchura y algún chiringuito y kiosco cerca, pero sigue siendo un enclave aislado donde no es muy habitual encontrar a mucha gente. Es una cala de arena y grava y aguas totalmente cristalinas. Bajo ellas, es posible encontrar coral naranja, una especie Catalogada como Vulnerable a la Extinción.