Analizar, explorar e interpretar el pasado, presente y futuro de Andalucía. Es el objetivo de los Premios de Creación Documental Imagenera, unos galardones que se otorgan cada año a los mejores trabajos audiovisuales. Uno de sus formatos es el de la fotografía: el último premio otorgado en 2023 fue para Eduardo Nave, con una imagen que alberga mucha historia.

Su secuencia de fotografías, titulada Solo vol. V Río Tinto, le ha valido el galardón Imagenera 2023 a la mejor imagen, con un premio de 3.000 euros. Es parte de estos premios, que han convocado este 2024 su decimoctava edición y se entregarán a final de año.

En ellos se recogen documentales históricos, antropológicos, docudramas y testimonios, así como trabajos de carácter más experimental que demuestran el buen estado de salud de la producción audiovisual andaluza.

En esta imagen del río Tinto, en Huelva, Nave evoca la historia de un lugar bajo la apariencia de ruina. "Su mirada transfiere a la obra un sentido melancólico como expresión de la ausencia. Los lugares revelan la impermanencia de una actividad, el paso del tiempo y la finitud de las cosas", desgrana el jurado que le otorga el premio.

"Los lugares desiertos de Río Tinto están habitados por fantasmas que son los deseos, los miedos e inquietudes del autor proyectados sobre los vestigios de un pasado", aseguran.

La fotografía refleja el paisaje de la localidad de Minas de Riotinto, en Huelva, concretamente el cráter de Corta Atalaya, una de las explotaciones mineras a cielo abierto más grandes de Europa. 1.200 metros de diámetro en su parte más ancha y 345 metros de profundidad con un característico color en sus aguas.

El paisaje protegido de Río Tinto, que abarca los tramos alto y medio del río, es único en el mundo, tanto por su belleza cromática como por sus excepcionales condiciones ambientales e históricas. 

Este pueblo es conocido por sus minas de hierro, plata y cobre, que han sido explotadas desde hace unos cinco mil años. Tartesios y fenicios se beneficiaron de las riquezas de estas tierras. 

En la época romana, la explotación de las minas alcanzó su mayor auge, igualmente quedó bastante paralizada desde la caí­da del Imperio Romano hasta el siglo XVII, según explican desde Turismo Andalucía.

Ya en el siglo XIX llegó la revitalización con la llegada de los ingleses, y en 1954 las minas pasaron otra vez a manos españolas. 

Estas tonalidades rojizas se deben al alto contenido en sales ferruginosas y sulfato férrico que, junto a la escasez de oxígeno, otorgan un pH muy ácido. Actualmente, el pueblo cuenta con una iniciativa muy interesante: el Tren Minero, que recorre la ruta que seguí­a el mineral.