Los pueblos de Málaga que mantienen viva la producción artesana de miel: una nueva generación de apicultores
- En el Valle del Genal se trabaja con un tipo de abeja autóctona que está "perfectamente adaptada" a las condiciones de la zona.
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La producción artesanal es parte de la historia de los pequeños pueblos. Cada zona aporta su granito de arena y se especializa en diferentes ámbitos. Si hablamos de miel, una comarca de Málaga destaca por su tradición.
En los pueblos del Valle del Genal, parte de la Serranía de Ronda, la apicultura es una actividad que se ha practicado durante generaciones, ya que la riqueza medioambiental de la zona favorece la producción de miel de alta calidad.
Lejos de quedar en segundo plano, este tipo de actividad sigue estando muy presente en los pueblos del interior de Málaga gracias a la nueva generación de apicultores. Así ha nacido la etiqueta 'Miel del Valle del Genal', una marca para reivindicar la producción local.
Es obra de José María García, un apicultor de Benalauría que comenzó su labor hace cuatro años. En este tiempo ha pasado de tener cinco a 80 colmenas en la sierra de su pueblo, una ubicación privilegiada por su tipo de floración.
Ésta no se produce exclusivamente durante la primavera, ya que hay floraciones de distintas plantas a lo largo del año, lo que aprovechan las abejas para recolectar su polen.
Gracias a estas condiciones climáticas, la miel que produce este apicultor es multifloral, con prevalencia de castaño, aunque también se detectan notas de encina, almendro, pino y flores aromáticas, según explica.
¿Cuál es el secreto para conseguir esta calidad? El tipo de abeja, una especie autóctona que está "perfectamente adaptada" a las condiciones de la zona.
No obstante, también tiene amenazas: el tabarro y un ácaro conocido como ‘varroa’, aunque preocupa cada vez más la avispa asiática.
Las colmenas requieren una labor de mantenimiento muy concreta durante todo el año, para que así la población de abejas se mantenga activa. Tras el verano, llega el momento de las labores de limpieza de los panales y la retirada de las colmenas que no han superado la época estival.
Según explica el apicultor, el siguiente paso es aplicar tratamientos a sus abejas con el fin de minimizar amenazas y evitar posibles enfermedades en los insectos. Durante el otoño y el invierno, José María ayuda a los enjambres a superar las épocas más duras del año con un complemento alimenticio natural.
En primavera, es el momento de preparar las colmenas existentes y se crean nuevas, para aprovechar la época de mayor actividad de las abejas. Es en esta época del año, también con la cría de reinas, cuando el colmenar requiere mayor atención por parte del apicultor.
Recogida de la miel
La esperada 'castra' o recogida de la miel se realiza el primer fin de semana de agosto, teniendo en cuenta que no se puede extraer toda la producción, ya que es fundamental dejar reservas para facilitar la supervivencia de las abejas. "En una buena temporada, de cada colmena se pueden extraer entre 8 y 9 kilos de miel", detalla José María, para el que la apicultura es "una afición".
A través de la etiqueta 'Miel Valle del Genal', este apicultor de Benalauría vende el excedente en su pueblo y en San Pablo de Buceite.
Además de miel, las abejas producen otros manjares: polen fresco, la meloja o el propóleo, "un excelente antibiótico natural".