Málaga ha recibido esta semana a uno de sus artistas más reconocidos, Pablo Alborán, quien ha vuelto a casa por Navidad. Este lunes, 23 de diciembre, el malagueño se dejó caer por el concierto que la Orquesta Filarmónica de Málaga había organizado en la Catedral, una cita a la que como buen amante de la música no dudó en asistir.
El cantante, que siempre que puede regresa a sus raíces, ha compartido parte de su paseo por el Centro de Málaga en sus redes sociales. En concreto, ha compartido una imagen del Teatro Romano de noche y otras instantáneas y vídeos dentro de la Santa Iglesia Catedral Basílica. "Málaga infinita", ha escrito.
El que no ha faltado en su visita a Málaga ha sido su perro, que tiene un nombre muy malagueño: Terral. Este labrador de color negro le suele acompañar siempre en sus momentos de descanso y desde que llegó a su casa hace ya bastantes años. Pese a todo, Alborán lo define como "el eterno cachorro".
Aunque su presencia nunca pasa desapercibida, pues en cuanto alguien le reconoce siempre le piden fotos, el malagueño aprovechó el lunes, con menos público en la calle, para dar un paseo por las calles de su ciudad, una tarea que a menudo resulta complicada para él.
El regreso de Pablo Alborán a Málaga no solo marca el inicio de unas merecidas vacaciones navideñas en familia, sino también un respiro antes del arranque de una bonita etapa en su vida profesional. Hace tan solo unos días se conocía que el malagueño formará parte de la segunda temporada de Respira, la serie de médicos de Netflix, lo que supone su primera entrada al mundo de la interpretación a nivel profesional.
El pasado mes de abril, el malagueño contó que iba a darse un respiro de los escenarios y ahora se conoce en qué ha estado trabajando todos estos meses. De igual forma, en los últimos días ha estado publicando fotografías en el estudio, con sus compañeros. Unos posts que acompañaba con frases profundas que, muy probablemente, formarán parte de las estrofas de sus próximas canciones.